Portada del libro "Grazalema, drama histórico en tres actos"
De don Luis de Eguilaz , Madrid, 1857
Por Esperanza
Cabello
Hoy ha llegado a nuestras manos una obra extraordinaria, de la que no habíamos ni siquiera oido hablar, a pesar de nuestra pasión por los libros, la literatura y nuestra sierra.
Se trata de un drama escrito por Luis de Eguilaz, escritor de Sanlúcar de Barrameda (1830-1874) que cursó estudios en Jerez de la Frontera (le dedica la obra a la memoria de su maestro, el sacerdote Juan María Capitán). Al morir su padre la familia se trasladó a Madrid, ciudad en la que llegó a dirigir el Archivo histórico Nacional.
En este enlace podemos leer algo más sobre su biografía y su trayectoria literaria.
"Grazalema" es un drama histórico en tres actos, en verso, que se representó por primera vez en el Teatro del Príncipe, en Madrid, el 30 de mayo de 1857, se sitúa en nuestra sierra el año 461 de la Hégira, o sea, en el 1069 de nuestra cultura. Hemos estado hojeando el libro y nos han llamado realmente la atención su expresión, los decorados, los personajes, el ambiente...
En el momento de escribirlo ya se conocían tanto los actores como las personas encargadas de la música, la puesta en escena, el vestuario y todos los detalles:
Puesta en escena por don Diego Luque
La música de don Luis Cepeda
Las decoraciones de don Manuel Dardalla
Los figurines de don Manuel Castellano
Del mismo modo nos ha llamado la atención el decorado, absolutamente tópico, y con poco que ver con la realidad de Grazalema. Hemos transcrito los detalles del decorado del primer acto:
Sitio agreste y pintoresco en las inmediaciones de Ronda. La
escena está rodeada de altas y negruzcas peñas, que a manera de anfiteatro
ciñen el escenario, dejando solo en el centro una calle tajada en las rocas; la
cual da paso y vista á un estenso y ameno valle, en medio del cual se verá una
aldea árabe. En primer término, a la izquierda, una fachada de fortaleza árabe
primitiva, colocada casi frente al público: á la derecha dos veredas abiertas
en las rocas, que conducen a la parte superior de las peñas que circundan por
aquel lado. En el centro una senda que baja al valle. Varios grupos de palmeras
en los primeros términos: en algunas de estas está sujeta una rica tela
oriental en forma de dosel, y debajo algunos almohadones, también de ricas telas
listadas de vivísimos colores. Un arroyo cruza la escena: sus orillas están
cubiertas de adelfas, lilas y lirios silvestres. Empieza á salir el sol
iluminando el valle, al que comunica un tinte rosado y vaporoso, que contrasta
con el oscuro de los primeros términos: el piso cubierto de tomillo, palmitos y
madroñeras.
Eso si, constantemente hablan de Grazalema, de sus virtudes, de su belleza, de sus bondades, a veces incluso como si fuera una mujer. Muhamad por ejemplo dice...
Grazalema hurí de huríes,
Mi esperanza mi consuelo,
Estrella del quinto cielo,
Blando aroma de alhelíes
Sé fiel, torna a tu señor
Mi tierna plegaria acoge
Y la verdad es que Grazalema es en realidad el nombre que Taira, la hija de Muhamad, ha adoptado, para contagiarse del esplendor y del renombre de la ciudad. En una conversación entre Muhamad y Abdalah conocemos los detalles:
Muhamad: Di a mi arquitecto Aben-Azar
Que hemos de hacer un alcázar
En el solar del castillo.
Que ponga al trabajo manos
Y cuente con lo que olvida,
Que Taira, mi hija querida,
Ha de aprobarle los planos;
Y ya sabe que es el lema
De esa flor de Andalucía,
Que en artes y en poesía
Reina Taira Grazalema.
Abdalah: ¿Tú también le vas a dar
De Grazalema el renombre?
Muhamad: De la ciudad tomó el nombre
Este encantado alijar
Donde entre fuentes y flores,
De la corte retirado
Vive ese fruto preciado
Del vergel de mis amores.
Tal nombre llevó hasta el día
Que se lo robó por lindo
Ese gentil tamarindo
Que tengo por hija mía.
Agradecemos a nuestro amigo José Luis Sánchez que nos haya descubierto el nombre de la hurí.
Pero lo mejor es que cada uno pueda conocer el libro, leer sus versos y entretenerse con sus personajes y sus decorados. Pinchando en este enlace podremos incluso descargarlo y conservar esta rara joya bibliográfica.
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