La decana de nuestra familia contó ayer uno de los relatos más entrañables que hemos podido oir en los últimos tiempos:
"Hace mucho tiempo, cuando yo era chiquitilla, pues no tendría más de ocho años, vivía en la calle Real. Mi mundo entonces empezaba y terminaba allí, desde la Plaza hasta la casa de las Piñeritas (al principio de la calle San Francisco). Ubrique era más grande, llegaba hasta la Pilita Abajo, pero yo sólo me aventuraba en mi calle. Un poco más abajo, en mi misma acera, vivía mi amiga Mercedines Marín Montero; Mercedines era la hija de Maruja, una asturiana que enamoró de un ubriqueño que había ido a hacer el servicio militar a Asturias. Los padres de Mercedines se casaron y se vinieron a vivir a Ubrique, también en la calle Real.
Recuerdo que Maruja tenía una tiendecita como de regalos, en ella había un Rey Mago de cartón piedra que recogía las cartas de los niños por Navidad, y que Mercedines era un poquito mayor que yo, así que estaba más adelantada en la escuela, y era una niña que leía muchos libros.
Un día salimos a jugar, y llegamos hasta la Plaza. Había obras en la casa de la familia Peña (esa tan bonita que tiene azulejos) y nos pusimos a jugar entre los escombros. Yo me caí y me hice una gran herida en la pierna, intenté taparla, para que no la viera mi madre, pero nada más llegar a mi casa mi madre la vio, y como me había hecho la herida en una obra, tuvieron que ponerme la inyección del tétano.
Como yo era muy pequeña, la inyección me pareció enorme, y tuve que pasarme el resto del día metida en la "camita de barandas" (una cuna muy grande), no me sentía nada bien. Al día siguiente, mi amiga Mercedines vino a verme, y me trajo un libro que se llamaba "Heidi" (entonces se pronunciaba /eidi/).
Fue lo más maravilloso que me había pasado nunca. Era una historia incríble, diferente, mágica. Me pareció estupendo poder leer y revivir toda aquella vida, conocer a aquellas niñas, sufrir con aquella institutriz tan malísima, querer a aquel abuelo...
Heidi fue mi primer libro, a partir de entonces no paré de leer. Mercedines me fue trayendo los libros de Celia, que eran estupendos, y poco después su padre murió y ella y su madre volvieron a Asturias.
El pobre Rey Mago de cartón piedra terminó en mi casa, donde lo colocamos en un lugar prioritario; poco después, mi padre compró las obras completas de los hermanos Álvarez Quintero y, como me seguía gustando muchísimo leer, las leí enteritas, a pesar de no tener ni siquiera diez años".
Esta historia tan bonita que contaba una abuela lectora a su nieta lectora, una Esperanza de diez años, nos hizo imaginar aquel Ubrique de hace setenta años, el suelo empedrado, los niños jugando en la calle, el Rey Mago de cartón recogiendo las cartas de los niños del pueblo, las obras de la casa de la familia Peña, los primeros libros...
"Hace mucho tiempo, cuando yo era chiquitilla, pues no tendría más de ocho años, vivía en la calle Real. Mi mundo entonces empezaba y terminaba allí, desde la Plaza hasta la casa de las Piñeritas (al principio de la calle San Francisco). Ubrique era más grande, llegaba hasta la Pilita Abajo, pero yo sólo me aventuraba en mi calle. Un poco más abajo, en mi misma acera, vivía mi amiga Mercedines Marín Montero; Mercedines era la hija de Maruja, una asturiana que enamoró de un ubriqueño que había ido a hacer el servicio militar a Asturias. Los padres de Mercedines se casaron y se vinieron a vivir a Ubrique, también en la calle Real.
Recuerdo que Maruja tenía una tiendecita como de regalos, en ella había un Rey Mago de cartón piedra que recogía las cartas de los niños por Navidad, y que Mercedines era un poquito mayor que yo, así que estaba más adelantada en la escuela, y era una niña que leía muchos libros.
Un día salimos a jugar, y llegamos hasta la Plaza. Había obras en la casa de la familia Peña (esa tan bonita que tiene azulejos) y nos pusimos a jugar entre los escombros. Yo me caí y me hice una gran herida en la pierna, intenté taparla, para que no la viera mi madre, pero nada más llegar a mi casa mi madre la vio, y como me había hecho la herida en una obra, tuvieron que ponerme la inyección del tétano.
Como yo era muy pequeña, la inyección me pareció enorme, y tuve que pasarme el resto del día metida en la "camita de barandas" (una cuna muy grande), no me sentía nada bien. Al día siguiente, mi amiga Mercedines vino a verme, y me trajo un libro que se llamaba "Heidi" (entonces se pronunciaba /eidi/).
Fue lo más maravilloso que me había pasado nunca. Era una historia incríble, diferente, mágica. Me pareció estupendo poder leer y revivir toda aquella vida, conocer a aquellas niñas, sufrir con aquella institutriz tan malísima, querer a aquel abuelo...
Heidi fue mi primer libro, a partir de entonces no paré de leer. Mercedines me fue trayendo los libros de Celia, que eran estupendos, y poco después su padre murió y ella y su madre volvieron a Asturias.
El pobre Rey Mago de cartón piedra terminó en mi casa, donde lo colocamos en un lugar prioritario; poco después, mi padre compró las obras completas de los hermanos Álvarez Quintero y, como me seguía gustando muchísimo leer, las leí enteritas, a pesar de no tener ni siquiera diez años".
Esta historia tan bonita que contaba una abuela lectora a su nieta lectora, una Esperanza de diez años, nos hizo imaginar aquel Ubrique de hace setenta años, el suelo empedrado, los niños jugando en la calle, el Rey Mago de cartón recogiendo las cartas de los niños del pueblo, las obras de la casa de la familia Peña, los primeros libros...
Esperanza Cabello, septiembre 2009
Me encanta el blog! Me parece estupendo esta labor, madre mia, es una pena que tanto recuerdo bonito, tantos escritos y tanta historia se pierda. Y estoy disfrutando leyendolo todo.
ResponderEliminar(Una gaditana en Limerick)
Muchas gracias, Candela, y un saludo desde Ubrique.
ResponderEliminarGracias por el enlace. El mes pasado consegui una copia inglesa del año 56, y naturalmente tengo la version española del Circulo de Lectores. Te dejo aqui el enlace por si no la habias visto. La del circulo de lectores esta en otra entrada dentro de la seccion El Rincon de Lar.
ResponderEliminarhttp://candela123.blogspot.com/2009/08/heidi.html
Besitos nublados...