Nuestro tío-abuelo Ángel Janeiro Rubiales fue el menor de los hijos de Manuel Janeiro Córdoba y Julia Rubiales Coveñas. Nacido el 5 de junio de 1905, fue uno de los más avispados y trabajadores de todos los hermanos. Esta historia nos ha sido relatada por Julia Janeiro Pérez, su hija mayor.
Desde muy pequeño ayudaba en el café a sus padres, lo recuerdan aún tostando los granos de café en la Plaza de la Verdura dando vueltas a la tostadora y haciendo que toda la calle se impregnara del aroma a café recién tostado.
Muy pronto empezó a trabajar en el taller de Juan Villalobos Luque, cuyo agente era Emilio Santamaría, curiosamente podemos verlo en esta fotografía junto a nuestro abuelo Leandro.
Poco a poco fué haciéndose un sitio en el mundo de la marroquinería, pero él estaba interesado también por la curtición.
A los 25 años se casó con Dolores Valle Valenzuela, con la que tuvo cuatro hijos (Julia, Manuel, Ángel y Francisco Javier)compraron a la madre de Dolores, Quiteria Valenzula Valle (oriunda de Benaocaz) la finca del Castillo de Fátima, que se convirtió en la finca familiar.
Él seguía muy interesado por la curtición, así que alquiló una tenería junto al depósito que está al final de la calle San Francisco. Las cosas iban bien, por lo que decidió comprar una tenería que fuera de su propiedad. Como necesitaba dinero, vendió la finca de Fátima al tío de su mujer, José Pérez, y con el dinero pudo hacer su sueño relidad: compró una tenería en el Rodezno, y la dotó de los más avanzados sistemas de curtición.
Ángel quería una fábrica de curtidos moderna y eficaz, y no escatimó medios, consiguió adecuarse a los nuevos tiempos y logró montar un próspero negocio.Al principio todo iba bien, hasta que llegó la guerra.
En 1936 las tenerías se militarizaron y las pieles estaban muy vigiladas por la fiscalía. Constantemente había inspecciones, lo que dió lugar al "contrabando"; de las pocas tenerías que quedaban en Ubrique todas habían sido militarizadas, y, como no podían curtirse pieles para otros usos que no fueran los militares, los fabricantes curtían pieles de becerro a escondidas, teniendo que sacarlas de los noques cuando venían las inspecciones.
Curiosamente, desde la misma fiscalía avisaban a Ubrique del día que se harían las inspecciones, porque no podían permitirse el lujo de quedarse sin pieles.
Al tiempo de terminar la guerra, Ángel tuvo que vender la tenería al Ayuntamiento, porque ya no era en absoluto rentable. Fue una de las últimas tenerías de Ubrique que, a pesar de los intentos de modernización, de la compra de maquinaria y del empeño, desapareció.
Después de tanto trabajo y tanto esfuerzo, Ángel decidió comprar otra vez una finca, en esta ocasión en los Llanos de Mesines, cerca de Prado del Rey. En el Rancho Mesines pudo de nuevo disfrutar de la tranquilidad de sus hijos y nietos.
De todos los hermanos de nuestra abuela Julia, nosotros sólo recordamos a Humberto, siempre tan cariñoso y muy viejecito, y a Ángel, que se parecía mucho a nuestro abuelo Paco, alto y grande a pesar de la edad y jugando siempre con sus nietos.
Agradecemos a nuestros tíos Julia y a Javier haber contribuido a que conozcamos mejor la historia de nuestra familia.
Desde muy pequeño ayudaba en el café a sus padres, lo recuerdan aún tostando los granos de café en la Plaza de la Verdura dando vueltas a la tostadora y haciendo que toda la calle se impregnara del aroma a café recién tostado.
Muy pronto empezó a trabajar en el taller de Juan Villalobos Luque, cuyo agente era Emilio Santamaría, curiosamente podemos verlo en esta fotografía junto a nuestro abuelo Leandro.
Poco a poco fué haciéndose un sitio en el mundo de la marroquinería, pero él estaba interesado también por la curtición.
A los 25 años se casó con Dolores Valle Valenzuela, con la que tuvo cuatro hijos (Julia, Manuel, Ángel y Francisco Javier)compraron a la madre de Dolores, Quiteria Valenzula Valle (oriunda de Benaocaz) la finca del Castillo de Fátima, que se convirtió en la finca familiar.
Ángel y Lola con sus hijos
Ubrique, agosto de 1954
Fotografía recuperada por Francisco Javier Janeiro
Ubrique, agosto de 1954
Fotografía recuperada por Francisco Javier Janeiro
Él seguía muy interesado por la curtición, así que alquiló una tenería junto al depósito que está al final de la calle San Francisco. Las cosas iban bien, por lo que decidió comprar una tenería que fuera de su propiedad. Como necesitaba dinero, vendió la finca de Fátima al tío de su mujer, José Pérez, y con el dinero pudo hacer su sueño relidad: compró una tenería en el Rodezno, y la dotó de los más avanzados sistemas de curtición.
Ángel quería una fábrica de curtidos moderna y eficaz, y no escatimó medios, consiguió adecuarse a los nuevos tiempos y logró montar un próspero negocio.Al principio todo iba bien, hasta que llegó la guerra.
En 1936 las tenerías se militarizaron y las pieles estaban muy vigiladas por la fiscalía. Constantemente había inspecciones, lo que dió lugar al "contrabando"; de las pocas tenerías que quedaban en Ubrique todas habían sido militarizadas, y, como no podían curtirse pieles para otros usos que no fueran los militares, los fabricantes curtían pieles de becerro a escondidas, teniendo que sacarlas de los noques cuando venían las inspecciones.
Curiosamente, desde la misma fiscalía avisaban a Ubrique del día que se harían las inspecciones, porque no podían permitirse el lujo de quedarse sin pieles.
Al tiempo de terminar la guerra, Ángel tuvo que vender la tenería al Ayuntamiento, porque ya no era en absoluto rentable. Fue una de las últimas tenerías de Ubrique que, a pesar de los intentos de modernización, de la compra de maquinaria y del empeño, desapareció.
Después de tanto trabajo y tanto esfuerzo, Ángel decidió comprar otra vez una finca, en esta ocasión en los Llanos de Mesines, cerca de Prado del Rey. En el Rancho Mesines pudo de nuevo disfrutar de la tranquilidad de sus hijos y nietos.
Ángel Janeiro jugando con sus nietos Mari Loli,
Ángel José y Juan Antonio Mejías Janeiro
Rancho Mesines, 1965
Fotografía recuperada por Francisco Javier Janeiro
Ángel Janeiro, el último tenerario de la familia, murió el uno de mayo de 1966, habiendo dejado su firma en la historia de los curtidos de Ubrique como uno de los últimos curtidores modernos.Ángel José y Juan Antonio Mejías Janeiro
Rancho Mesines, 1965
Fotografía recuperada por Francisco Javier Janeiro
De todos los hermanos de nuestra abuela Julia, nosotros sólo recordamos a Humberto, siempre tan cariñoso y muy viejecito, y a Ángel, que se parecía mucho a nuestro abuelo Paco, alto y grande a pesar de la edad y jugando siempre con sus nietos.
Agradecemos a nuestros tíos Julia y a Javier haber contribuido a que conozcamos mejor la historia de nuestra familia.
Esperanza Cabello, octubre de 2009
Estimado Sr./a:
ResponderEliminarHe de comunicarle, que me ha sobrecogido el artículo que Vd. ha escrito de Ángel Janeiro Rubiales, pues yo soy uno de sus nietos, mi nombre es Ángel Janeiro Benitez, gracias a Vd. y a mi tio Fco. Javier Janeiro, se un poco más de la historia de mi Abuelo; no obstante comunicarle una errata que he visto, los hijos de Ángel Janeiro Rubiales, son Julia, Manuel, Ángel y Fco. Javier.
Muchas gracias de nuevo.
Saludos,
Interesantisima historia. Que pena que tuviera que dejar algo que le gustaba tantao, pero si le sirvio para poder pasar mas rato con hijos y nietos, supongo que le valio la pena.
ResponderEliminarEstoy segura, Candela, de que disfrutó de su familia hasta el último de sus días, y que como buen Janeiro, era muy familiero. Seguro que le valió la pena.
ResponderEliminarBesos. Esperanza
Hola, Ángel, muchas gracias por tu comentario. Ya está arreglado el error.
ResponderEliminarTuve la suerte de conocer a tu tío Manolo y a Paquita en los muchos "líos" que se inventaron estos Janeiros tan liosos. Se reunían con mis padres y con los otros tíos (Manolo, Mª Ángeles, Bartolo, Ana María, Isabel.....)para organizar reuniones familiares y ultrafamiliares.
Cuando murió sentimos mucho su pérdida, porque se nos van yendo los mejores y los echamos mucho de menos.
Así que gracias por avisarme de la confusión, un pie de foto en el que ponía "Julia y Antonio" me lió y le cambié al tío Manuel su nombre. Ya etá arreglado.
Saludos. Esperanza
Aclarando cuantos hijos tuvieron mis padres, efectivamente en la primera foto es Julia y Antonio, este ultimo falleció a la edad de nueve años, además entre mi hermano Angel y yo, hay una niña Maria Dolores, fallecida con pocos meses, por supuesto solo conocí a tres Julia, Manolo y Angel, y por supuesto los Janeiros somos muy familieros, saludos,
ResponderEliminarQuerida Teresa:
ResponderEliminarNo sabría bien cómo publicar tu comentario. ¿Podrias ponerte en contacto conmigo?
me.cabello@hotmail.com
Saludos,
Esperanza