La entrada de la Cueva de la Pileta
Los niños esperando para la visita de las cinco
Los niños esperando para la visita de las cinco
Por Esperanza Cabello
Fotografías: Luis Eduardo Rubio
Seguro que todos nos preguntaremos qué tendrán que ver las petaquerías de Ubrique y la Cueva de la Pileta, dos realidades tan alejadas, aparentemente.
En realidad la Cueva de la Pileta y nuestro pueblo han estado muy relacionadas desde hace muchísimos años, no sólo por la cercanía física, sino por las personas que las han relacionado.
Ayer tuvimos la ocasión de visitar esta maravilla de la naturaleza con tanta riqueza arqueológica, y de nuevo estamos impresionados; por muchas veces que hayamos ido a visitarla, por muchas veces que hayamos cogido los "petromanes", por muchas veces que hayamos oído la historia de la familia Bullón no dejamos de sorprendernos y admirarnos.
La Cruz de la Pileta
Para ir a la Cueva de la Pileta lo mejor es coger la carretera de Cortes, un paseo diferente por el parque de los Alcornocales con un paisaje magnífico, ahora todo lleno de almendros en flor. Benaoján está muy cerquita de Cortes, justo al otro lado de nuestra montaña, se diría que si subimos desde Ubrique por la sierra lo tenemos al otro lado.
Hay cinco pases de visitas diarios, podemos informarnos en su página web o llamando por teléfono, el último es a las cinco de la tarde. Es mejor llegar antes de la hora, se coge turno y se espera un poco para entrar.
La cueva había sido descubierta en 1905 por José Bullón Lobato, quien desde el principio tuvo la certeza de que era un hallazgo extraordinario, y dedicó toda su vida a trabajar por esta maravilla.
Tanto él como su familia la han cuidado, mimado y preservado para mantenerla apartada de cualquier peligro que pudiera afectarle. Sus hijos y sus nietos siguen dedicándose con primor al cuidado y las visitas (muy controladas), para que todo siga igual que siempre y ni la naturaleza ni el arte se vean afectados por el paso de las personas.
Interior de la Cueva
José Bullón encendiendo las lámparas
Nosotros llegamos poco después de las cuatro, para poder entrar en el turno de las cinco. Después de un ratito de espera, tuvimos la ocasión de ver el comienzo del espectáculo.
José Bullón Giménez, hijo del descubridor de este Monumento Nacional (la cueva está así catalogada desde 1924), entraba en la cueva y empezaba a encender los "petromanes".
Un Petromax encendido
para la visita de la cueva
Y aquí viene nuestra historia, se sitúa a principio de los años cincuenta en Ubrique. Un grupo de jóvenes, muy aficionados a las montañas, a las cuevas, a los paseos y a los restos antiguos crea una sociedad de montaña: "El grupo Espeleopantológico" de Ubrique. Por supuesto que Manuel Cabello era uno de los fundadores. Los miembros de esta sociedad montañera se dedicaban a recorrer nuestra sierra, subir a las cimas, atravesar los puertos y buscar nuevas rutas.
Primer documento del grupo de montaña
Espeleopantológico de Ubrique
La merecida fama de la Cueva de la Pileta llegó, por supuesto, a sus oidos, y no dejaba pasar ninguna ocasión de ir a la cueva a visitarla y a explorarla. Manuel Cabello hizo muchísima amistad con la familia Bullón, convirtiéndose en muy amigo de José.
Saluda del Grupo de Montaña de Ubrique
Sociedad Particular, años cincuenta
La iluminación de la cueva era entonces un problema que había que solucionar, en la antigüedad se iluminaban con grasa, con teas, con candiles y más tarde con quinqués y lámparas de aceite, así que era complicado iluminar las partes altas de la cueva y había que ir rellenando siempre los depósitos.
En Ubrique, por otro lado, había electricidad desde los años veinte, pero bastante deficiente. Las casas y las empresas que iban pudiendo iban colocando luz eléctrica en las casas pero la energía era de escasa calidad, la luz se iba y venía constantemente y eso causaba grandes problemas en las petaquerías.
En las fábricas de nuestros abuelos se utilizaban los "petromanes" para poder iluminar a los trabajadores durante los constante apagones. Al decir "petromanes" nos referimos a las lámparas que funcionaban quemando petróleo, unas lámparas inventadas por el alemás Max Graetz en 1910, que empezó a llegar a los hogares en 1920 y fue considerada la más luminosa de su época: el Petromax.
Un petromax original
"con muchísimos años" según su propietario
Los "petromanes" estuvieron en funcionamiento varias décadas entre nosotros, recordamos cómo nos mandaban a los niños a la ferretería de Maza con una botella de cristal a comprar petróleo para los quinqués y los "petromanes".
Pero en los años cincuenta nuestros abuelos compraron grupos electrógenos potentes para poder seguir trabajando normalmente, a pesar de los problemas con la electricidad, y lo mismo hicieron en otras petaquerías de Ubrique, así que esas lámparas luminosas ya no tenían casi utilidad.
Pero en los años cincuenta nuestros abuelos compraron grupos electrógenos potentes para poder seguir trabajando normalmente, a pesar de los problemas con la electricidad, y lo mismo hicieron en otras petaquerías de Ubrique, así que esas lámparas luminosas ya no tenían casi utilidad.
Entonces nuestro padre pensó que seguramente esos petromanes de Ubrique podrían facilitar las visitas de la Cueva de la Pileta, habló con José Bullón y con los propietarios de las petaquerías y consiguió un buen número de "petromanes" para la Cueva.
(Nos informa un comentarista que el primer Petromax que se utilizó en la cueva lo trajo desde Gibraltar una mujer de Benaojan en los años cuarenta.)
(Nos informa un comentarista que el primer Petromax que se utilizó en la cueva lo trajo desde Gibraltar una mujer de Benaojan en los años cuarenta.)
En cada visita a la Cueva de la Pileta
se utilizan varios Petromax
Ayer, hablando con José Bullón y su hijo, recordaban los primeros "petromanes" que llegaron a la cueva, algunos esmaltados, de colores, otros niquelados... Desde entonces es la única forma de iluminar la cueva. Una luz más potente dañaría las pinturas, y ellos continúan utilizando este tipo de lámparas, aunque ahora utilizan parafina para alimentarlas.
Los petromax, que eran de fabricación alemana, ya no se pueden conseguir, ellos siguen con las lámparas, pero son de otra marca, Tilley, y son inglesas.
Las nuevas lámparas son inglesas
de la marca "Tilley" pero se las sigue
llamando "petromanes"
Nosotros siempre conservaremos el recuerdo de los "petromanes" de la Pileta, que antes habían sido los de las petaquerías de nuestros abuelos.
Queremos agradecer a la familia Bullón la ambilidad que tuvo con nosotros contándonos historias de la cueva y permitiéndonos hacer las fotografías de esta "reliquias".
La puerta de entrada
Es un lujo poder visitar la Cueva de la Pileta
.
Que cosa más alucinante...creo que es uno de los sitios más bonitos que he visto nunca!muchas gracias por llevarme!!
ResponderEliminarVaya historia bonita que enlaza Ubrique y La Pileta. Y buenísimos los documentos del grupo de montaña ubriqueño: Sociedad Montañera de Alpinismo. Un nombre bien buscado y que suena a importante. Y es importante saber que un grupo de serranos llegaron a organizarse tan bien allá por los 50. En Jerez hubo un grupo parecido pero ignoro si existen documentos de la época.
ResponderEliminarUn saludo.
Fue una visita muy emocionante, Juli, y ahora lo has podido apreciar mucho mejor que de tan chica.
ResponderEliminarJosé Manuel, tenemos también un sello del Grupo de Montaña "Aznalmara", de otra asociación montañera de hace un montón de años. La verdad es que mi padre guardaba todo, y seguimos conservando su despacho como cuando estaba.
Saludos
Los primeros petromanes llegaron a la Pileta mediados los años cuarenta del pasado siglo, por una benaojana, cuyo nombre me callo, que los traía de Gibraltar. Hasta entonces se usaba luz de acetileno para iluminar la cueva.
ResponderEliminarPues muchas gracias por la información, Salaman, pasamos el dato de los años cuarenta a la entrada. Gracias
ResponderEliminarLlegará el día en que todos percibamos el patrimonio que se muestra en lugares como La Pileta, con la sensibilidad y respeto que que testimonia en su relato. Ahora se que ese día ya no está tan lejano, gracias por su aportación. José
ResponderEliminarEsa sensibilidad y respeto es la que transmiten los que han cuidado y conservado la cueva desde hace más de cien años. Es a ellos a quienes tenemos que agradecer su trabajo por preservar y valorar nuestro patrimonio.
ResponderEliminarSaludos.
Las lámparas Petromax claro que pueden conseguirse, nunca dejaron de fabricarse, al igual que las Tilley que son Inglesas, o las Vapalux, o las Coleman. Todas siguen fabricándose y se pueden conseguir con bastante facilidad aquí en España.
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