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martes, 19 de abril de 2011

El fin de la masonería en Ubrique


Certificado de abjuración de un masón ubriqueño
Expedido en Málaga, el 4 de octubre de 1956

Por Esperanza Cabello

Algunas veces llegan a nuestras manos documentos curiosos, interesantes, peculiares, que están normalmente en los cajones del despacho de nuestro padre, o en cualquier cajita encontrada en nuestra casa. Documentos y forografías que van componiendo nuestro archivo familiar y que, cada vez que aparecen, hacen que nos de un vuelco el corazón, no sólo porque descubrimos un trozo de nuestra historia, sino porque nos hace comprender un poco mejor a los que nos precedieron.
Nunca hemos tenido mucho empeño en hablar de nuestra guerra civil, ni en los años que siguieron, no sólo porque es un episodio trágico, sino porque en la misma familia tenemos republicanos, monárquicos, franquistas, de izquierdas, de derechas, falangistas, requetés, comunistas, anarquistas... y de cualquier tipo de pensamiento.
Personalmente nos encanta que nuestro bisabuelo fuera masón, al mismo tiempo que su hija era una monárquica empedernida, y de masones va la entrada de hoy.

Hay un buen amigo que tuvo, la semana pasada, una de esas grandes alegrías al encontrar, en la antigua casa de sus abuelos, un cajón con unos cuantos "tesoros".
El primero, la certificación de abjuración de la "secta masónica" de su abuelo, cuyo nombre reservamos por no molestar a la familia, un ubriqueño que se vió hostigado por sus creencias y que se mantuvo aferrado a ellas hasta que se le hizo necesario, por el bien de la familia, hacer el certificado que mostramos al comienzo, en el que abjuraba de sus creencias y así lo absolvían de la excomunión.
Habrá muchos de estos documentos en las casas de muchos de nosotros. No hace mucho otro buen amigo, cuyo abuelo había sido alcalde republicano, nos contaba que después de tantas vicisitudes, tanto destierro y tanto sufrimiento, su abuelo había muerto a los ochenta y cinco años en "libertad provisional" por sus ideales y sus pensamientos.

En el mismo cajón que el certificado, nuestro amigo encontró tres libros muy curiosos. Los tres de principios del siglo pasado, los tres muy interesantes, y cada uno de los cuales podría haber costado la vida a su propietario, por lo que suponemos que han estado a buen recaudo un buen montón de años.
El primero de ellos es "El abogado del obrero", un libro de José Sánchez Rosa, de 1932, en él hay muchos consejos para solventar problemas burocráticos a los obreros.







El segundo de los libritos es "Geografía general", de Jaime Balmes y Foradada", publicado en 1903, un compendio de geografía en el que España no era aún "una, grande y libre", y cuya posesión podía haber causado problemas a cualquier republicano.








 El tercero de los libros, también de José Sánchez Rosa, es "La Gramática del obrero", un compendio de gramática para aprender a escribir correctamente, una obra también muy curiosa, de 1932, llena de consejos para escribir y expresarse con fluidez.













Realmente  al recuperar los documentos y los libros nuestro amigo ha recuperado una parte de nuestra historia, y seguramente ese certificado podrá servir a los historiadores para definir periodos o recoger datos. Nosotros queremos agradecerle muchísimo que haya contado con nuestro blog para que no se pierda este trocito de nuestra memoria, y al mismo tiempo queremos aprovechar la ocasión para invitar a todo el que quiera compartir sus recuerdos a que nos cuente su historia.


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2 comentarios:

  1. Aurora García Flores19 de abril de 2011, 17:39

    Espe me encanta que recuperéis tesoros como este.

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  2. Y además es apasionante encontrarlos...

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