La candela de la Plaza de la Verdura
3 de mayo de 2011
Poe Esperanza CabelloAyer parecía que este día de los gamones iba a ser un poco deslucido, pero nada más lejos de la realidad. El tiempo ha acompañado, ha hecho muy buena temperatura y no ha llovido. La leña estaba junto a las candelas esperando a que se encendieran. Los niños, y los menos niños, habían cogido sus gamones el fin de semana anterior y, aunque faltaba mucha gente (nosotros hemos echado en falta especialmente a nuestra sobrina Ester, la mejor crujidora de gamones de la Plaza de la Verdura, y a Julia, que también aprendió a crujirlos en esta candela) ha sido estupendo estar "como en familia".
Esperanza y Laura con los
mejores gamones de la zona
Nuestro hermano Leandro había cogido unos magníficos gamones este fin de semana, los mejores que hemos visto en mucho tiempo, y Laura los compartió con su prima.
Las candelas habían empezado a encenderse a las siete de la tarde. La casualidad quiso que vinieran las cámaras de España Directo a grabar la fiesta cuando una parte de la familia estaba precisamente allí, así que Leandro y Manolo (junto a otros ubriqueños) actuaron como improvisados figurantes en la grabación para el programa.
Después un recorrido por todas las candelas punteras del casco antiguo, algunas, como la del Rodezno, son preciosas.
Nosotros llegamos más tarde, y, aprovechando que había aún poca gente, nos fuimos a la Plaza de la Verdura.
Dispuestas a crujir los gamones
¡Y lo consiguieron!
Las niñas iban tan cargadas con los gamones que apenas podían con los haces, pero rápidamente se dispusieron a calentar los gamones para poder crujirlos. A las dos se unió el primo Marcos Romero, dispuesto también a crujir todos los gamones "del Cañajoso" que pudiera.
Realmente esta es, ahora, una fiesta en la que los niños son protagonistas, aunque más tarde los protagonistas sean los padres y madres, que quieren sentirse como niños.
Metiendo los gamones en la candela
Para crujir bien un gamón, hay que meterlo en las brasas, esperar a que la savia se caliente (si te lo acercas al oido oyes cómo hierve) y después, sin dejar que se enfríe, hay que golpearlo con todas sus fuerzas contra una piedra. A los niños les costó un poco empezar, pero pronto estuvieron los tres crujiendo gamones como los profesionales.
Laura y Leandro en
El columpio del callejón de Janeiro
Y antes de volver a casa (que mañana hay escuela) los niños pudieron disfrutar de un poquito de columpio, y cómo no, unas de las antiguas canciones de columpio que todos hemos ido aprendiendo a tararear..."María tú le quitaste, a la sandía el color, a la nieve la blancura y a la luna el resplandor..."
El columpio antes se usaba para que los muchachos y muchachas se conocieran, ellas se columpiaban y cantaban mientras ellos las miraban, y a esta fiesta venían los que estaban en los campos. Actualmente son sobre todo los niños quienes se montan.
Hoy un amigo, extrañado de no haber oído nunca hablar de los gamones, nos preguntaba si era una fiesta antigua y si era especialmente nuestra. Esta fiesta es, efectivamente, única en su género, aunque en ella veamos matices de muchas otras fiesta populares o religiosas, y es muy nuestra, porque se pierde en la memoria de los que nos precedieron, además, estamos muy orgullosos de ella.
Hace un par de años consegimos colocarla entre las cincuenta mejores fiestas de España, y actualmente podemos encontrar alusiones a esta fiesta en cualquier medio de comunicación.
Hace un par de años consegimos colocarla entre las cincuenta mejores fiestas de España, y actualmente podemos encontrar alusiones a esta fiesta en cualquier medio de comunicación.
Nos quedamos, como ejemplo, con la entrada de nuestro amigo José Manuel Benítez Ariza sobre nuestro Asphodelus y nuestra fiesta.
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