Ubrique, Convento de Capuchinos.
Al fondo, la Sierra del Benalfi (Benafí para muchos ubriqueños)
Empezando la "cabeza del elefante" el Salto de la Mora
Fotografías: Manuel Cabello Izquierdo
Hace casi un año nuestro hermano Leandro hizo un recorrido por la sierra del Benalfi, explicándonos cómo la silueta de esta sierra se parece tanto a la silueta de un elefante tumbado. Algunas personas de la familia apuntaban a que el nombre ben (hijo de) y alfil (elefante) podría ser de origen árabe... ¿Por qué no?
Pues este año nuestro hermano Manolo ha iniciado un recorrido por la trompa del elefante, buscando varios puntos carismáticos de nuestra orografía y nuestros recuerdos: el Rano, las Arenitas, la Cueva del Chiriguay, los pilones, las murallas de Ocurris, el Salto de la Mora, el Pico del Águila y, finalmente, la Ventanita del Cuco.
La entrada de nuestro camino empieza en el Rano, por la Calzada Romana Ubrique-Benaocaz
Su recorrido hacia el Salto de la Mora es por la parte trasera de la montaña, en vez de entrar por Santa Lucía comienza en el Rano, la vereda hasta "las Arenitas" está perfecta, porque se sigue utilizando desde siempre, después se ha ido poniendo cada vez más intrincada y difícil, por lo que ha tenido que ir "abriendo vereda".
Las Arenitas
Una vez atravesado el Rano y el Arroyo Seco (con un poquito de agua en esta época), se llega a las Arenitas, una zona de tierra muy suelta que nos servía a los ubriqueños y ubriqueñas de resbalandeta cuando éramos pequeños. Nos íbamos allí con unos cartones, subíamos a la parte superior de la tierra suelta y nos dejábamos caer tranquilamente, como si fuera algo muy normal. Los cartones duraban muy poco, porque se rompían con el roce, y los pantalones solían correr una suerte muy parecida, así que ir a las Arenitas era arriesgado no sólo porque podías hacerte daño, sino porque ¡Ay de ti! si rompías la ropa.
Lo más curioso es que, hablando con nuestro tío Pepe Cabello, nos ha contado que cuando eran chicos, nuestro padre y él ya se iban a las Arenitas a dejarse caer una y otra vez, seguramente esa ha sido una diversión de todos los niños ubriqueños desde siempre.
Lo más curioso es que, hablando con nuestro tío Pepe Cabello, nos ha contado que cuando eran chicos, nuestro padre y él ya se iban a las Arenitas a dejarse caer una y otra vez, seguramente esa ha sido una diversión de todos los niños ubriqueños desde siempre.
El Salto de la Mora desde las Arenitas
Desde allí abajo, y antes de empezar el camino de subida, que está sobre la izquierda, miramos hacia arriba, buscando el cortado que da nombre a toda la zona: "El Salto de la Mora". Hay varios "saltos" (= cortados) muy famosos en nuestra sierra: "El salto Del Pollo", "El Salto del Cabrero" y "El Salto de la Mora". Quizás este último sea el de menor altura, pero no por ello el menos famoso, porque da nombre a la zona en la que nuestros antepasados se asentaron: el oppidum ibero-romano de Ocurris.
La Cueva del Chiriguay
Y allí, bajo el Salto de la Mora, en la falda del monte, está la cueva del Chiriguay. El Chiriguay fue un personaje ubriqueño (llegó a Ubrique en los años treinta, procedente, según creemos, de Cuevas del Becerro) que pasó los últimos años de su vida en esta cueva. Dedicaremos a José del Valle (ese era su nombre) un lugar especial en nuestro blog más adelante.
Ubrique desde la cueva del Chiriguay
Continando la subida el camino empieza a emboscarse, y hay que ir cortando ramas y apartando zarzas para poder continuar. Va tanto hacia la izquierda que, de pronto, se ve Ubrique con una perspectiva magnífica y espectacular: el convento, el San Antonio, la Plaza, el Calvario, la Cruz del Tajo, la de la Viñuela...
Atravesando la diaclasa
Desde la diaclasa siguiente también hay una panorámica espectacular de nuestro pueblo. La subida se va complicando un poquito más, y eso que, de vez en cuando, se ven restos del antiguo camino que hubo en la zona para subir. Existía una entrada desde la calzada, y seguramente sería la entrada principal, pero se ha ido perdiendo el camino con el paso de los años.
La muralla de Ocurris
Por fin vamos subiendo y llegando a lo que parecen ser restos de la muralla que rodeaba Ocurris, hay varios tramos de muralla en este recorrido, muy deteriorada y en pésimas condiciones, aunque sin lugar a dudas en su día sirvió bien de guardia para nuestros antepasados ocurritanos.
La piedra caliza tallada, aún se ven los cortes
Atravesada la muralla encontramos una zona muuy curiosa. La piedra está tallada, y parece que ha servido para recoger agua. Podría tratarse de unos pilones gigantescos, quizás una especie de aljibe. Pero también podría ser una cantera, quizás sea la cuna de piedras de molino. Al pie de la montaña existía una cantera, con su calera e incluso con piedras de molina inacabadas.
Aquí solo está la piedra tallada.
Otra imagen de la "cantera" o del "aljibe"
Llegando arriba nos acercamos a la Cruz del Benalfi, una de las tres cruces de Ubrique colocadas en 1700 por Fray Buenaventura de Ubrique y repuestas varias veces, en los años 70, o en los 90.(Pinchar aqui para leer la historia). Ahora solo podemos ver un trozo de mástil, aunque también la acompaña un mástil de antena, recuerdo de los primeros tiempos de la televisión.
El mástil de antena acompaña a la Cruz del Benalfi
Llegados a esta zona lo más importante es pararse a disfrutar del paisaje, se nos ofrece una magnífica panorámica de todo Ubrique y las sierras que lo rodean. También podemos ver perfectamente el triángulo que forman las tres cruces en su emplazamiento. En la siguiente fotografía la vemos justo sobre la Cruz del Tajo, quedando la Cruz de la Viñuela a la derecha, por encima del Calvario.
La base de la Cruz del Benalfi, a sus pies se extiende Ubrique
Ya estamos llegando al final de la primera parte de este recorrido por la Trompa del Elefante, justo después de la Cruz del Benalfi se encuentra el Salto de la Mora, lugar muy destacado e importante en nuestro pueblo. Se trata, como hemos dicho, del cortado que da nombre a toda la zona.
Desde aquí podemos entrar perfectamente en la ciudad romana, pero nuestra ruta será un poco diferente, buscaremos otros lugares de los que hemos oido siempre hablar pero que se han ido escondiendo entre la vegetación, el olvido y la falta de costumbre de subir a la sierra a dar un paseito de vez en cuando.
Agradecemos a nuestro hermano Manuel que nos haya abierto nuevos caminos y recordado estos lugares tantísimas veces recorridos en la infancia y ahora casi olvidados.
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El padre de Ester dice que donde pone tobogán(en las arenitas) debería de poner resbalandeta, palabra designada por el alicantino Aitor como vocablo del año.
ResponderEliminarDespués de unos minutos pensando quién sería el padre de Ester y otros cuantos pensando cómo se designa el vocablo del año y qué le pasa a la palabra resbalandeta (que a mi, por usual, no me llama la atención) he decidido que el padre de Ester tiene mucha razón, así que pondremos rápidamente resbalandeta.
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