Dos tabas: una taba de cabra y una taba de vaca
Fotografía: Luis Eduardo Rubio
Por Esperanza Cabello
Fotografías: Luis Eduardo Rubio
Aprovechando el puente local hemos ido a dar un paseíto por la sierra
y hemos tenido la suerte de encontrar dos tabas, una de cabra y otra de
vaca. La taba es uno de los huesecillos que están en las articulaciones
de las patas de algunos animales (en realidad se llama astrágalo) que ha servido desde la antigüedad para jugar.
Se utilizaba para juegos fundamentalmente de
niñas, porque es un hueso especial, tiene seis caras diferentes, casi
como un dado, y las de cabras u ovejas son lo suficientemente pequeñas
para caber bien en las manos de las niñas.
La taba de cabra, ya muy gastada por estar a la intemperie
Nuestra madre nos cuenta que pasaba horas y horas jugando a las
tabas. Su madre, abuela Natalia, ponía especial cuidado en limpiar este
hueso cada vez que comían pata de cordero o de cabrito en la casa. Lo
limpiaba bien y después, en un cazo en la cocina de carbón, lo teñía con
anilina. Le preparaba las tabas de muchos colores.
Cuando fue nuestro turno también tuvimos tabas, íbamos al mercado que
estaba junto al San Pedro a pedirle las tabas al carnicero, que siempre
nos daba alguna. Necesitabas tener cinco tabas para jugar.
Había varios tipos de juego, y casi siempre se jugaba entre dos o entre tres. Nuestra madre nos ha explicado cómo jugaban ellas.
Se lanzaban las cinco tabas al suelo, después había que ir recogiendo
una a una de una determinada forma. Al ser lanzadas caían de cuatro
formas posibles: de panza, de hoyo, de pico y plana. Se decidía cómo
había que ir cogiéndolas, por ejemplo, de panza (con la parte abombada
hacia arriba), entonces se lanzaban, se cogía una de ellas, y lanzándola
hacia arriba había que ir recogiendo una a una las que estaban de
panza; las que habían caído de otra forma había que volverlas también
una a una mientras se lanzaba la primera hacia arriba.
Les osselets, un juego de tabas francés que compramos hace muchos años
en Saint Jean Pied de Port, en el Camino de Santiago
Se seguía jugando hasta recogerlas todas de las cuatro formas
posibles (se perdía el turno si se te caía la que lanzabas o si no
recogías ninguna en un lanzamiento), y después, para ser la ganadora,
había que lanzar las cinco con mucho cuidado e intentar recogerlas con
el dorso de la mano. Ese último paso es realmente muy difícil, nosotros
hemos intentado hacerlo con las tabas francesas y no lo hemos conseguido
en ninguna ocasión. Pero nuestra madre dice que sí, que siempre
terminaban todas el juego.
Las tabas francesas son más pequeñas que las de cabra
pero también más pesadas
Cuando nosotros jugábamos a las tabas el juego era mucho menos
complicado. Lanzábamos las cinco tabas, la contrincante te señalaba cuál
sería la que tirabas hacia arriba, y después había que recogerlas. En
la primera tanda, cuatro de una en una mientras lanzabas la quinta hacia
arriba (eso era fácil); después de dos en dos; después recogías tres y
una, y finalmente las cuatro a la vez, sin que se te cayera ninguna.
La taba de cabra es más grande que las metálicas
Nosotros también pintábamos las tabas, pero no con anilina, sino con
pintura de uñas, estábamos siempre esperando a que alguno de los botes
de nuestras madres o nuestras abuelas estuviera casi terminado para
pedírselo y pintar las tabas. Nuestra tía Teresita nos hizo unas
bolsitas de tela (suponemos que haría una a cada niña: Antonia María,
María Teresa, Carmen y Esperanza) para guardar las tabas ¿dónde habrán
ido a parar?
Colección de tabas
Después de tantos recuerdos y tantos juegos, lo único que nos queda
claro es que vamos a intentar conseguir diez tabas y las vamos a
preparar para jugar, quizás enseñando a algunos niños estos juegos tan
antiguos consigamos que no se pierdan para siempre.
.
Había oído de este juego pero creía que se había perdido la tradición hacía muchos años, tantos como para no poderlo contar nadie hoy en día.
ResponderEliminarEste juego es antiquísimo, posiblemente se remonte a la Grecia clásica (siglo V a.C.) donde se practicaba la astragalomancia, es decir la adivinación del futuro por medio de las tabas.
Si buscas “taba” en la wikipedia, podrás ver una preciosa estatua romana de una niña jugando a este juego.
Creo que este tipo de tradiciones no debían de perderse, te felicito y animo a seguir enseñándonos desde tu blog, tradiciones y cosas de nuestro acervo popular.
Gracias por tu comentario, Lolillo. Supongo que en los pueblos de la Sierra las tradiciones se conservan un poco más, quizás por estar más aislados. La verdad es que yo jugaba mucho a las tabas, y en el 73, que me fui a Ronda a estudiar porque aqui no había instituto, también jugué a las tabas con niñas de otros pueblos. Pero ya se ha perdido del todo. Esas tabas francesas las compré en una tienda un poquito "retro".
ResponderEliminarMuy interesante tu exposición sobre las tabas, la verdad que me ha gustado mucho y ofreces algunas variantes del juego. Algunos maestros, sobre todo en Primaria, seguimos jugando con nuestros alumnos a este y muchos otros juegos antiguos con esa misma intención, que no se pierdan, yo en mi caso tengo 34 años y he jugado a estos juegos de pequeño, no me creo tan antiguo aún, jejeje. Es realmente increíble lo bien que se lo pasan con ellos, sin necesidad de hacer desembolsos importantes.
ResponderEliminarEL JUEGO DE LAS TABAS
ResponderEliminarLas cinco tabas en juego
con las cuatro posiciones
y distintas situaciones
que se desarrollan luego.
Hoyo, carne, tripa y culo
a la tabla la conforman,
y su validez informan
desde Josito a Pirulo.
Jugábamos sobre el suelo
del firme de la Plazuela,
mas sombra alada se cuela
pajaril rielando el cielo.
Por ser un juego de azar
con apuestas se jugaba,
y así en cuanto comenzaba
no se paraba de hablar.
Apostábamos las chapas
y soltando cada bola:
"Vamos, hombre, vaya trola,
que ni sujetas con grapas".
Podíamos estar horas
la taba sobre la mano,
en el foro ciudadano
de las coruchas auroras.
Sin cortapisas ni trabas,
ni para ni tontos ni listos
ni de lances imprevistos
era el juego de las tabas.
¿Mas a que se juega ahora
por los muchachos coruchos?
Si en las calles veo a muchos
y ya no sé si algo aflora.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL JUEGO DEL MOCHO
ResponderEliminarIban el mocho y manilla
inmersos en cada mano,
aproximado el verano
en vísperas de la trilla.
¡Qué diversión tan sencilla,
visto el juego en la distancia,
sin nadar en la abundancia,
metódico aprendizaje,
pertrechados de un bagaje
sin lujos en nuestra infancia!
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho