Manuel Heliodoro García
Feliz disfrutando de sus nietos
Por Esperanza Cabello
Hoy será un día muy triste para la familia. Suponemos que en otros tiempos el día de San Joaquín y Santa Ana fue, para la familia Cabello Janeiro, un día de celebraciones y felicidad. La onomástica de abuela Joaquina, de la madrina (la tía Ana), de nuestras tías Joaquina y Ana María...
Pero las efemérides, como la muerte, son traicioneras, y hoy será, al mismo tiempo, el aniversario de la muerte de nuestra tía Joaquina y el día del entierro de nuestro tío Manuel Heliodoro.
A las once será enterrado en el cementerio de Ubrique, reposará para siempre junto a su madre, doña Irene Serrano, acompañado de toda la familia y los seres queridos.
Hace un tiempo que Manuel fue víctima de una terrible enfermedad, el Alzheimer, al principio de una forma suave, desde hace un añotodo ha sido mucho más difícil y duro.
La situación en la casa de un enfermo de Alzheimer puede ser terrible si la enfermedad se empeña en atacar cruelmente, y la calidad de vida tanto del enfermo como de sus familiares se deteriora ostensiblemente.
A pesar de las circunstancias, de la tristeza y de los momentos tan penosos que están pasando, nuestra tía Ana María y nuestras primas han puesto mucho empeño en un encargo que nos han hecho:
Hace casi un año que nuestro tío era atendido en el Centro Residencial Alzheimer "Dolores Castañeda" de San Fernando. Allí los han ayudado a rehacer sus vidas tras el zarpazo de la enfermedad, Manuel ha sido feliz, ha recuperado la sonrisa y las risas, a pesar de su situación.
Todo el personal se ha desvivido, por encima de su deber profesional, para complacerlos, ayudarlos, apoyarlos, estar a su lado. En los momentos difíciles se han encargado de facilitarlo todo, y cuanto más complicada era la situación, más han trabajado por ayudarlos.
Desde Mari Pepa, la encargada, siempre atenta y solícita, con uns grandísima fuerza interior, hasta el último empleado, pasando por todos y cada uno de los que los han atendido este año, han demostrado una humanidad y una comprensión exquisitas.
Esta entrada es, finalmente, eso: un agradecimiento a todos los que han hecho posible que este año Manuel, y su familia hayan recuperado su calidad de vida y su sonrisa. Muchas gracias.
Heliodoro y Ana María con sus nietos en la Residencia "Dolores Castañeda"
Mirando la vida con una sonrisa.
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Sin ningun tipo de parangon una persona escepcional,amigo de sus amigos,y aunque de nacimiento extremeño,de alma ubriqueño y Serrano.Descansa en paz amigo.
ResponderEliminarBellísimas personas...aunque solo hayais estado un año escaso, jamás podremos olvidarnos de vosotros, de la sonrisa de Manuel, de esa ceja que levantaba, de sus demostraciones de cómo mover las orejas para hacer reir......en fin.....entrañables....y Ana Maria.....pufff...qué decir de ella...la dulzura personificada, sólo pido que Dios le de fuerzas para poder enfrentarse a la vida sin él, y que con el paso del tiempo recupere esa sonrisa para poder nuevamente ser féliz, se lo merece todo....Un beso enorme para todos y mi más sentido pésame a toda la familia.
ResponderEliminarCada fotografía es un momento, un segundo que si no se captura se pierde, y es un momento que nos recuerda ese día, ese gesto, ese sentimiento, y se hace eterno...
ResponderEliminarA pesar de la distancia, Manolo y Ana María han estado y estarán cerca de mi corazón. Él era mi primo, ese primo maestro que empezó muy joven a enseñar, del que yo seguí el ejemplo, pero cuando conocí a Ana María lo quise aún más, porque ella es un ser excepcional, llena de bondad, toda corazón, y que siempre estaba ahí, a nuestro lado.
Al ver las fotografías mis ojos se han llenado de lágrimas, lágrimas de pena por lo que fue y no volverá, lágrimas de alegría por los momentos vividos, por los recuerdos del pasado.
De nacimiento extremeño, acehucheño, pero ubriqueño de corazón, descansa en paz, junto a la tía Irene, y arropado por tu familia, pero has de saber ( si me escuchas), que yo, en la distancia, sigo recordándote.