Setenil en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908
Por Esperanza Cabello
Continuando con la serie de entradas dedicadas al Terremoto de Lisboa
en nuestra Sierra, hoy le toca el turno a Setenil de las Bodegas. Y esta es la
copia la copia de una carta que se conserva en el Archivo
Histórico
Nacional y que fue enviada por el alcalde de Setenil, don Laureano Vicente Gamero, en noviembre de
1755
dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido
en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que
causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y
que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el
"Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz.
Ilustrísimo Señor Gobernador del Consejo.
Señor:
En cumplimiento del Real mandato de S. M., comunicado por carta de V. S. I. del día 8 de este mes, del que se me ha dado parte por el Licenciado Don Joseph Theodoro Delgado, Abogado de los Reales Consejos, Alcalde mayor, y Teniente de Corregidor de la Ciudad de Ronda y su partido, en cuya comprensión se halla esta villa de Setenil, en la que ejerzo el empleo de Alcalde mayor, debo decir:
Que habiéndome informado de diferentes personas, además de lo que yo ví, entendí y experimenté en el día primero de este mes, a tiempo que corría el reloj público de esta villa de las diez a las once, algunos minutos después de las diez y, en ocasión que la mayor parte del vecindario se hallaba convocado en su Parroquial de Santa María de la Encarnación, en la misa solemne del pueblo, al entonar el gloria se empezó a sentir el terremoto en dicha Parroquia y, aunque por algunos no se advirtió en su principio, inmediatamente que se sintieron los crujidos de las maderas, fragor de las bóvedas y bamboleo de paredes y arcos, pensaron todos universalmente ser terremoto, tan peligroso que arruinaría el templo, y así muchos salieron precipitadamente, huyendo de quedar sepultados entre las ruinas, que llegaron a temer, de la dicha Iglesia, por la altura de su
fábrica, quedando en ella algunas personas seculares conmigo, que nos hallábamos en la Capilla mayor, y algunos sacerdotes, que ocupados en el ministerio sagrado del altar, y confesionarios, aunque también advirtieron el terremoto en su principio, se mantuvieron, refugiándose en los arcos de puertas de la sacristía.
En cuyo temblor, por todos se observó haber tenido movimiento dicha Iglesia, como de Norte a el Mediodía, por tres veces, advirtiendo que en las mediaciones [sic] de tiempo que hubo, desde el primer movimiento a el segundo, y de este al tercero, y algún tiempo después de éste último temblaba el terreno, y edificio, cuyo temblor y referido embates se hace juicio haber durado de doce a catorce minutos.
Fue Dios servido el que no quedase arruinada dicha Iglesia, aunque sí algo lastimadas sus bóvedas, por dos sitios de su mayor fortaleza, y por una pared, que se levanta sobre un arco, formando testera a la mitad del edificio, cuya fábrica es de arcos de pi[e]dra, y masonería, cuyos daños se han registrado por Arquitecto de mandato de los Ilustrísimo Señor Deán y Cabildo de la ciudad de Málaga, quien apreció el costo de sus precisos reparos en seis mil reales vellón.
En lo restante del pueblo se experimentó el terremoto en la misma conformidad y, aunque su terreno es fragoso, interrumpido de tajos y barrancos de piedra, fue Dios servido el que no acaeciesen ruinas de tajos ni casas de la población.
Por las noticias que he tenido de sujetos verídicos, ha constado que en un pozo de treinta y dos varas de profundidad, en el campo que llaman de Leches, distante media legua, salieron los hervores y embates del agua, hasta la mitad de su altura.
Y en una fuente que llaman de Hidalgo, distante un cuarto de legua, cesaron sus aguas de correr, quedando secas las arenas, hasta la tarde del día siguiente, que volvió a arrojar las aguas de su mineral. En otras fuentes se observó haberse turbado las aguas, y haberlas estado arrojando, por algún tiempo posterior, turbias y cenagosas.
Todo lo relacionado se experimentó en dicho día primero a la mencionada hora, y después de las doce a la una del día se sintió por dos veces el temblor, aunque con poca violencia, por lo que no lo conocieron todos generalmente como el antecedente de las diez.
En el día dos de dicho mes, a hora como de las tres, han asegurado muchos que se hallaban despiertos para ir a misa de alba, haber experimentado otro movimiento, aunque también de poca violencia.
Durante dichos movimientos ha sido Dios servido el que no haya peligrado ni lastimádose persona alguna, por cuyo beneficio, y para implorar la misericordia de Dios se ha votado por el Cabildo de beneficiados de la villa que son del Real Patronato de S. M., fiesta con el Santísimo presente, que se ha de celebrar perpetuamente en el citado día primero, y que, en atención a haber sido sábado festividad de todos Santos, se cante todos los sábados después de la hora de vísperas perpetuamente antífona y conmemoración de todos los Santos, después de otros que se observan por piadosa costumbre.
Juntamente todo el pueblo, con la más piadosa devoción , se ha dedicado a implorar la Divina Clemencia, mediante frecuencia de Santos Sacramentos, actos de religión, y veneración a la Madre de Dios, en su advocación del Rosario, a quien le están haciendo novenario, y previendo fiestas para alcanzar por sui intercesión se aplaquen las iras de la Divina Justicia.
Todo lo que es cuanto tengo que poner en noticia de V. S. I., cuya vida guarde Dios muchos años.
Setenil, y noviembre 27 de 1755.
Ilustrísimo Señor:
Besa la mano de V. S. I. su mayor y afecto servidor,
D. Laureano Vicente Gamero
[Remitido por el Teniente de Corregidor de Ronda, el 1-XII-1755].
Setenil en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908
"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la
escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la
historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica
pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene
constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital
gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas
ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y
afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y
España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey
Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una
especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si
habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron
las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
En el magnífico libro sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer:
" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
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¡qué curioso lo de estas cartas tras el terremoto de Lisboa!. Llama la atención como en Setenil, al igual que ocurrió en Benaocaz, las aguas de las fuentes dejaron de manar agua, y luego se enturbiaron cuando volvieron a manar. Muy interesante.
ResponderEliminarEstimado Manuel y Esperanza.
ResponderEliminarGracias por el artículo y la información aportada, es realmente apasionante, y creemos recordar que existe original en el Archivo Histórico Municipal. Anta todo, muchísimas gracias desde el CISB (Centro de Interpretación de Setenil de las Bodegas).
Me ha gustado mucho este serie de entradas, los terremotos me impresionan mucho. Y con esas fotos del año catapum, encantada.
ResponderEliminarSalu2
Muchas gracias a los tres.
ResponderEliminarEn Ubrique también se secó el nacimiento y el río dejó de correr, por lo visto es algo usual. Menos mal que por aquí no suele haber terremotos.
Sería estupendo que el Archivo Municipal de Ubrique no hubiera sido quemado por los franceses (el de Villaluenga también) y tuviéramos el original como en Setenil.
Voy a seguir buscando, Dorita, a ver si encuentro el de Alhaurín y te lo mando.
Un saludo