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jueves, 18 de abril de 2013

El "Obispo" de Ubrique

Fábrica de Norberto Aparicio en la calle Real
Gentileza de Joaquín Naranjo Romero


Por Esperanza Cabello

En los pueblos es muy importante el mote de cada persona para ir reconociéndose. Nosotros no somos muy dados a utilizarlos, porque tenemos muchos amigos a los que no les gusta nada el mote familiar, pero hoy tenemos una curiosa anécdota que contar.
Nuestro amigo Javier Sánchez Pozo nos ha contado que su padre, José Sanchez Bazán, era el encargado en la fábrica de Norberto Aparicio, en la calle Real. 
El ambiente de esa petaquería era excepcionalmente cordial, se trataban todos como una gran familia, y, además de llevarse bien, hacían un estupendo trabajo: carteras de cocodrilo, correíllas, pureras... de gran fama y calidad excelente.
Javier solía ir (como hacían muchos niños)  a llevar "el pisto" a su padre, José Sánchez Bazán, y en cada visita se entretenía saludando y charlando con los petaqueros.
De jovencito se fue a estudiar a los Escolapios, a Sevilla, y una tarde, durante la hora de estudio, el portero vino a buscarlo porque tenía visita.
Como no era momento de visita ni esperaban a nadie, el cura preguntó quién lo buscaba, a lo que el portero respondió: "El obispo de Ubrique".
Muy intrigado, el cura fue a saludar al obispo de Ubrique, que venía de visita y al llegar se encontraron con Antonio Suárez, conocido en el pueblo como "El Obispo", y como tal se había presentado en los escolapios. 
Antonio había ido a Sevilla a hacer unos recados y no quería irse sin saludar al hijo de su compañero y ver cómo le iba.
¡Siempre es bueno tener un apodo importante, te abre muchas puertas!



(Dedicado a la memoria de Antonio Suárez y Pepe Sánchez Bazán) 



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