El columpio de la Plaza de la Verdura, esperando a la noche de las candelas
Fotografía: Manuel Cabello
Por Esperanza Cabello
Se
acerca uno de los días más esperados del año por los ubriqueños. Un día
tradicional, autóctono y muy especial: el tres de mayo, el "Día de la
cruz", el "Día de las candelas", el "Día de los gamones" un día de
primavera, de renovación, de coplas, de fuego, de fiesta, de rituales, de crujir los
gamones a la salud de todos, de estar con los amigos.
Y nosotros hemos encontrado un pequeño tesoro al que tenemos que dar toda la publicidad posible:
Un
fantástico trabajo de Miguel Ángel Peña Díaz, profesor de lengua en el
IES Francisco Fatou hace unos años, que hizo un fantástico trabajo de
campo con sus alumnas (algunas de ellas también fueron nuestras
alumnas) sobre las coplas de columpio y la tradición oral en Ubrique.
Pinchando en este enlace podemos leer el texto completo. Nosotros nos hemos permitido copiar la introducción de este magnífico trabajo, editado por
El Jardín de la Voz
Biblioteca de Literatura Oral y Cultura Popular
16
Serie “Literatura, Etnografía, Antropología”
Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada
de la Universidad de Alcalá
Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM
Centro de Estudios Cervantinos
Laura y Leandro en el columpio de la Plaza de la Verdura
Mocito que está en la esquina
mirando
p’ hacia el columpio
y ha venido a columpiar
a una niña de su gusto
y le ha dicho en el oído
que se le han visto las piernas.
¿Que se me han visto las piernas?
A ti no te importa nada,
que la carne de las piernas
es igual que de la cara.
Del grave peligro de extinción, del momento de crisis que atraviesa la
lírica de tradición moderna en particular y la literatura de la tradición
oral en general, se habla en cada una
de las muestras de textos tradicionales
de las distintas manifestaciones del acervo cultural
del pueblo. Ya quisiéramos
todos que la perpetua agonía del romancero y de toda la
literatura tradicional
por extensión de la que hablaba Paul Benichou se convirtiera solo en
un tópico.
Pero lo cierto es que se nos van los informantes que en la actualidad
sostienen la valiosa memoria colectiva que atesora la tradición, desaparecen
las circunstancias sociales y culturales que la mantenían viva al cambiar
nuestras formas de vida y, lo que de una manera espontánea y como parte de los
ciclos de la vida del hombre renacía en el lugar y, en el momento oportuno, se
nos va y desaparece también.
Apenas hay protección para que este patrimonio no sufra el deterioro y el
peligro inminente de extinción del que se habla. En el caso que nos ocupa,
concretamente en Ubrique (Cádiz), a finales de abril de 2000 pude oír en la puerta de un comercio del pueblo
a través de un aparato de radio las voces de unas señoras que entonaban algo que
sonaba a tradicional.
Comprobé que se trataba de la emisora local de Ubrique, y
descubrí que, efectivamente, esas
señoras cantaban coplas tradicionales de columpio en tanto que participantes en
un concurso en el que todas fueron premiadas por su colaboración. Me dirigí al
edificio en el que se ubica dicha emisora para solicitar a las cantoras la realización
de una encuesta con la que poder recolectar estas coplas.
Al día siguiente comenté, al modo del viajero romántico, lo que para mí fue
un hallazgo a los alumnos del IES “Francisco Fatou” de Ubrique, haciendo
hincapié en el valor del patrimonio cultural del pueblo, y les planteé a ellos la
colaboración para la recolección de las coplas que quizás sus propios
familiares atesoraran en sus memorias. Eran los días en torno al Día de la
Cruz, “día de las candelas” o “día de los gamones”, esto es, al tres de mayo.
Situándonos en la perspectiva de nuestras informantes, en su mayoría
señoras de entre 50 y
80 años, en este día tres de mayo en Ubrique se instalaba
antiguamente una Cruz en el Toledo y otra en el San Juan, y junto a éstas un columpio
en el que las mocitas se columpiaban cantando y riéndose, mientras los mozos
las rondaban. En este día los zagales también amontonaban las leñas con las que por la noche hacían las candelas para calentar los extremos de las varas
silvestres llamadas gamones y hacerlos crujir dando un golpe contra el suelo y
gritando a la vez “a la salud de...”.
Es un momento festivo, aún vivo en la actualidad, en el que, mediante la reproducción anual de rituales que funcionan como marcadores de etnicidad, se renueva y se reafirma de manera simbólica
la pertenencia al pueblo en el que se celebra la fiesta, la propia identidad. Así,
el rito de la recogida de gamones y el amontonamiento de leñas para las candelas con las que se construirán de forma artesanal luces y ruidos festeros
en la oscuridad y en el silencio de la noche; la instalación de la Cruz para
celebrar su día oficialmente con un significado básicamente común al de su
celebración en otros puntos de la geografía; la colocación del columpio, componente lúdico que motivará para su acompañamiento la recreación de las coplas, objeto de recuperación en este trabajo, y juego en el que podríamos rastrear la función de iniciación en los adolescentes que tiene lugar en situaciones de
fiesta: aquí los jóvenes pueden encontrar la ocasión idónea para entablar relaciones
con el sexo opuesto.
Son los significantes de una realidad simbólica, los elementos sensoriales
del lenguaje festivo que el pueblo de Ubrique ha seleccionado para celebrar su
fiesta: fuegos, crujidos de gamones, olores, canciones, cruces esculturales, flores,
etc.; elementos que no son específicos de la fiesta de Ubrique excepto el ruido
que de forma artesanal se produce con el gamón, pero que, combinados
concretamente así, hacen referencia a la estética
específica de esta fiesta en
el pueblo de Ubrique.
Los gamones en la plaza de la Verdura
El “día de los paseos”, “día de las ánimas”
o “de los difuntos”, esto es, el dos de noviembre, se echaba el día en el campo.
Se iba al Salto de la Mora, a las Cumbres, se subía por la Calzada hasta Santa
Lucía, o a la Venta Martín. Era un día de campo en el que también se hacían
columpios.
En estas circunstancias se cantaban las coplas líricas tradicionales que
aquí hemos llamado “coplas de columpio” y que, la encuesta realizada durante
los meses de abril, mayo y junio de 2000 dio como resultado las que aquí transcribimos y reunimos, gracias siempre a la memoria colectiva de
Ubrique que, con nombres y apellidos, paso a reproducir:
Pepa Román Cordón, María Román Cordón, Manuela Cides Cordón, María Benítez,
Margarita Gutiérrez, Ana Pulido, Pepa Rincón, Pilar Domínguez, Ana Hinojo, Nieves
Romero, Francisca Pulido, María Rodríguez, Josefa Castillo, Remedios Romero,
Ana Pérez Bohórquez, Rosario Benítez Olmedo, Rosa González, Ana López López,
Manuel Valle, Pablo Palmero Márquez (Chipili), Carmen Garcés León, María, Paca,
Mercedes, María y Paca, Rosario Flores Pérez,
Rosa González, María Mancilla, Juana Pérez, Trinidad, Trinidad y Damiana, Ana,
Anichi, Ana,Estrella Maza Martín, Ana Sánchez Rodríguez, Ana María, Gabriela Flores,
María Sánchez Ríos, María Nieves Romero, Ezequiela Almeida Castaño, Irene
Sánchez Ríos y Carmen Villalba.
Gracias también al grupo de alumnas
que con tanto entusiasmo siguieron las directrices que les marqué para realizar
conmigo la labor de recolección de estas coplas y que, con nombres y apellidos,
paso a reproducir:
Carmen Cabezas Carrasco, María del
Carmen Márquez Mateos, Lidia García Morilla, Carmen Esther García Pérez, Belén
Jaén Rodríguez, M. José González Benítez, M. Carmen López Mariscal, Isabel M.
Bohórquez Mancilla, Verónica Ruiz Ramos, Inmaculada Román Hidalgo, Ana M. López
Atienza, Celia García Morales, Raquel García Dueñas, Victoria Macías García,
Cristina Gil Sánchez, Jéssica González Campón, Belén González Fernández y
Leticia Pérez Ortega.
La mayor parte del corpus de coplas
líricas recolectado en nuestro trabajo lo conforma la
cuarteta octosilábica asonantada
con rima en los versos pares, aunque los informantes en la mayoría de los casos
las alargaran hasta computar cinco versos, repitiendo al final de la cuarteta el primer verso
de la misma para convertirla en una quintilla. Podrá comprobarse en la lectura
de los textos que otra parte mucho menor del mismo corpus está conformado por quintillas.
Un ejemplo de cuarteta que queda “aquintillada” en el momento de su recreación
podría ser la siguiente:
El columpio es un rosal,
la que se pasea una rosa,
los paseadores, jazmines.
¡Vaya tres cosas preciosas!
El columpio es un rosal.
Informante:
María Sánchez Ríos, 56 años; recolectora: Leticia Pérez Ortega; Ubrique,
5-05-2000.
He aquí un ejemplo de lo que en este
contexto llamamos quintilla pura para diferenciarla de la anterior:
En la raya de tu pelo
un canario se subía
y se asomaba a tu frente
y en tu boquita bebía
pensando que era una fuente.
Informante: María Rodríguez;
recolectores: Carmen Cabezas Carrasco y Miguel A. Peña Díaz; Ubrique, abril de
2000.
Cuando una misma copla es recreada
por distintos informantes en las encuestas y apreciamos que por su carácter
tradicional presenta algunas variantes en las distintas actualizaciones, son
transcritas todas las versiones para dar cuenta del estado de la tradición en
el momento en el que trabajamos.
Consciente de que el repertorio de
coplas de columpio no es solo éste, sino que tampoco éste es exclusivo del
lugar en el que han sido recolectadas (Ubrique), la lectura del corpus sí que podría ser la chispa
que prendiera las candelas que dieran luz en la laberíntica memoria colectiva, convirtiéndonos
nosotros así en los verdaderos centinelas y conservadores de nuestro patrimonio
cultural.
Miguel Ángel
Peña Díaz, 4 de enero de 2007
Solo nos queda agradecer de todo corazón a Miguel Ángel que haya realizado este estupendo trabajo sobre nuestro pueblo y nuestras tradiciones, y, por supuesto, que lo haya puesto a disposición de todos en este enlace.
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