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domingo, 13 de abril de 2014

Recuperando el buen nombre de los maestros de la Sierra

Maestros de Ubrique en 1926
Durante un homenaje con motivo de la fiesta del Maestro
Don Ángel Calatayud el segundo por la derecha, doña Consuelo Vega a su derecha


Por Esperanza Cabello

Hemos estado leyendo un libro muy interesante y muy triste, se trata del relato de cómo los maestros de la provincia, al igual que otras tantas personas, fueron depurados y relegados después de la Guerra Civil.
Está escrito por José Aquiles Pettenghi Lachambre "La escuela derrotada:  depuración y represión del Magisterio en la provincia de Cádiz" (en este enlace puede leerse).

Nos ha apenado terriblemente leer cómo la mayoría de maestros y maestras fueron apartados de su docencia. Maestros apolíticos, maestros dedicados a sus clases y a sus niños, como tantísimos otros. El alcalde enviaba un informe explicando si el maestro o maestra enseñaba según un ideario patriótico y moral, ese era el único requisito. Y si no era así, era apartado de su docencia.
Daba igual que estuvieran dedicados a su magisterio, que hubieran escrito libros, relatos, poemas, que hubieran enseñado y cuidado a sus niños y niñas. Daban igual sus resultados, no importaba que la gente del pueblo los admirara y los respetara.
Si no enseñaban "patriotismo"  eran expulsados. ¡Qué indignidad!

Ahora comprendemos el gran esfuerzo que hicieron nuestro padre y nuestro tío Manuel Janeiro por limpiar el nombre y el prestigio de sus maestros. Ahora comprendemos lo difícil que debió de ser para todos ver como hombres y mujeres ejemplares eran apartados de sus pupitres y de sus pizarras.
En el libro de Pettenghi podemos leer algunos de los casos más cercanso y flagrantes.



“La orden de 19 de agosto de 1936 establece la obligación de los Alcaldes de informar al Rector de D.U. acerca de la conducta de los maestros y de las maestras. Como resultado de esos informes el Rector establece separar de sus cargos a los maestros y maestras “que hayan mostrado ideario perturbador en las conciencias infantiles, así en el aspecto patriótico como en el moral”.

En la provincia de Cádiz, estas maestras y maestros sancionados son:

Lista de depurados por el Rector del D.U. de Sevilla"












Doña Francisca Contreras, doña María Fernández, don Fernando Gavilán, doña María Emilia Lobato, don Cándido Palacios, doña María Luisa Rodríguez, doña Consuelo Vega... Los maestros de nuestro pueblo depurados, destituídos, inhabilitados, obligados a pedir la excedencia, denigrados, excluídos...
Nos da verdaderamente una gran tristeza pensar cómo pudieron sufrir todos al oír sus condenas, cómo debieron de lamentar haberse visto envueltos en unas causas  que no tenían ninguna justificación.

Nuestro padre luchó por rehabilitar el nombre de su maestro, don Fernando Gavilán, que fue un buen maestro, hombre culto, dedicado a su docencia y a sus alumnos.
Nosotros no conocimos a ninguno de ellos, y solo podemos lamentar que el hecho de no enseñar "patriotismo y lecciones morales" los excluyera de su vida, que era la docencia.

Entre los maestros que fueron apartados de su magisterio quisiéramos señalar a don Manuel Rincón Álvarez, maestro de Benaocaz, que fue "trasladado voluntariamente a Sevilla", según consta en el libro (en este enlace).



Una de nuestras alumnas de Benaocaz, Natalia Aguilar Fabero, había redactado en un trabajo escolar lo siguiente (Muchas gracias por tu colaboración, Natalia) : 



DON MANUEL RINCÓN ÁLVAREZ

Don Manuel Rincón Álvarez, hijo de don Manuel Rincón Garrido, este fue un maestro muy importante en Benaocaz (Cádiz) en los años 40.

Muchos de los vecinos de la localidad que conocieron a este hombre hablan cosas maravillosas de él y de cómo gracias a él poseen la mayoría de sus conocimientos, aunque pudiera ser estricto se ganó el respeto de todas las personas del pueblo.

Ambos naturales de Sevilla se fueron a vivir a Benaocaz, donde pasaron muchos años.

Manuel Rincón Álvarez se crió con cuatro hermanos varones: Antonio, José, Francisco y Javier; y con dos hermanas: Luisa y Manuela.

Podríamos resumir la vida de estos hermanos en el trabajo del campo, en labores que van desde la recolección agrícola hasta las actividades ganaderas, cuidando ovejas y cerdos y teniendo como única distracción la cacería, actividad que  encantaba a todos los hermanos. Las hermanas, por su parte, se dedicaban a las labores del hogar.

Tras vivir en Benaocaz en la plaza del Cantillo durante muchísimos años se volvieron a trasladar a Sevilla, donde murieron la mayoría de los hermanos.

Manuel era el más pequeño de ellos, actualmente todos han fallecido.


Es una pena saber que este hombre, don Manuel Rincón "se ganó el respeto de todas las personas del pueblo", que todos "hablan cosas maravillosas de él" y que "gracias a él poseen la mayoría de sus conocimientos".
Y que a pesar de eso se tuvo que ir a Sevilla, trasladándose con él toda su familia.
Don Manuel Rincón fue maestro, dedicado a su docencia. Escribió un pequeño libro de poemas (en esta entrada podemos leerlo) y fue un maestro recordado, querido y respetado por sus vecinos.


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