Cádiz, 1811
Por Esperanza Cabello
En 1811,
el brigadier y diputado a cortes por la provincia de Jaén, Francisco
González Peynado, publica un manifiesto en el que relata su vida
militar, haciendo especial hincapié en su participación en la guerra de
la Independencia. Hemos estado leyendo con mucho interés este libro, y apreciando el gran esfuerzo que hace el militar por limpiar su honra y dejar muy clara su postura y su honra.
Eso no tendría demasiada importancia en general de no haber sido porque este brigadier cuenta cómo después de haber servido en varias regiones españolas, se ve de pronto bloqueado en Gibraltar y decide, siguiendo el mandato de su lealtad y de su honor, enfrentarse a los enemigos invasores.
Nos ha llamado la atención su animadversión por El Pastor, al tiempo que considera héroes a todos los hombres de la Serranía, reconociendo su fortaleza, su entereza y su bravura.
Hemos tenido a bien entresacar algunos párrafos en los que relata concretamente acciones de nuestra sierra, aunque les recomendamos encarecidamente la lectura de todo el libro (en este enlace) pues nos ayuda a comprender un poco mejor el papel de la sierra en la Guerra de la Independencia.
"… porque al pasar los franceses
por las huertas de Benamahoma, término de Grazalema, fueron atacados por los
paisanos de ellas y del pueblo del Bosque, dexando catorce muertos en el campo,
y huyendo los demás: siendo este hecho memorable el primer fruto de la
insurrección de la sierra, que propagado por toda ella, prendió en los ánimos
de sus vecinos el sagrado fuego del patriotismo…"
Cuando iba batiéndome, y al
tiempo que los enemigos trataban de flanquearme por mi derecha, recibí la
noticia de la catástrofe acaecida en Grazalema el día 3, de que hasta entonces
nada había sabido, de modo que me llenó de sentimiento e indignación. El
enemigo atacó aquella villa con 74 hombres y en menos de 24 horas reduxo á
cenizas tres quartas partes de la población, quedando asoladas las mejores
casas, y todas las producciones de lana y aceytes, tocinos y demás que
componían la subsistencia de sus vecinos, quedando todos en la mayor miseria… y
después de este paso, los entregó al más horroroso saqueo, verificándolo con la
entrada de 1800 hombres, de forma que este infeliz pueblo presentó el
espectáculo de una plaza sitiada en medio de los horrores de la guerra, y si
hubo de capitular, como sucedió, fue porque yo no tuve la menor noticia y que
en aquella sazón me hallaba empeñado en la acción de que ya se hizo mención en
el mismo día 3 de mayo. Los enemigos trataron de repetir la misma escena en
Ubrique los días 12 y 13, pero se contuvieron por el movimiento que yo hice tan
a tiempo desde Benaoján, por el cual los vecinos de Ubrique se apresuraron a
cumplimentarme y a llenarme de elogios como á su libertador.
A esta sazón don Joaquín de
Uriarte y Landa, vecino de Sevilla y empleado por el gobierno francés dirigía a
don Bartolomé Romero y Montero una proclama que fue interceptada en la cual
convidaba á los habitantes de la
serranía á la quietud y a la sumisión…
"… Mientras me detuve en Casares,
intentaron los enemigos y consiguieron
el 13 del mismo junio, penetrar en Ubrique, pues el comandante de aquel
punto, atendidas sus cortas fuerzas, lo había evacuado; aunque colocándose en
la venta de Tavidua (Tavizna) con su partida; siguió haciendo fuego á los
enemigos por la retaguardia hasta las inmediaciones del pueblo, haciéndoles
varios prisioneros. El 14 uniendo aquel comandante á sus cortas fuerzas las
partidas de León y de Ruiz, trató de desalojar á los enemigos del pueblo, como lo consiguió atacándolos á las
cinco de la mañana, cuyo fuego duró hasta las nueve de la noche que los
enemigos se replegaron á Grazalema; y aunque los nuestros, que con tanto
entusiasmo se batieron en esta acción tuvieron alguna pérdida, fue mayor sin
comparación la de los enemigos, por lo cual procuraron ocultar su retirada,
cerrada ya la noche."
En los apéndides del libro, don Francisco González deja aún lugar para los héroes más destacados (en su opinión) de esta serranía:
Una última curiosidad: hace ya más de doscientos años, pero comprobamos, con alegría, que los nombres y apellidos de nuestros antepasados se siguen conservando en la actualidad: Juan Jaén, de Ubrique, Policarpo, de Benaocaz, Tardío, de Algodonales, Juan Moscoso, de Villaluenga, Pineda, de Zahara, Toro, de Ubrique, Ramírez, de Benaocaz, Romero y Montero, de Ubrique...
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