Julia, María y Esperanza en plena naturaleza
Dignas nietas de su abuelo
Por Esperanza Cabello
Cada año por estas fechas se nos vienen a la memoria miles de días, miles de momentos y miles de historias. Historias que ya hemos contado en repetidas ocasiones y que no vamos a volver a contar.
Que si es el nombre familiar desde el siglo XIX;que si nuestra abuela cambió la festividad; que si hay muchas Julia y muchos Julio en la familia; que nosotros estamos muy contentos de seguir la tradición familiar; que hemos reunido a casi todas las que tienen este nombre en una ocasión...
Pero hoy solo va a ser día de felicitaciones, en primer lugar para nuestra prima Juli y nuestro primo Julio, después a todas las sobrinas y sobrinos que también tienen este nombre. Pero muy especialmente a nuestra querida Julia.
No solo porque es nuestra hija, que ya sería más que suficiente, sino porque a medida que van pasando los años vamos descubriendo en ella a una persona cada vez mejor, más lista, más preparada, más valiente, más cariñosa y más especial.
Y podemos ver en ella miles de detalles de los que nos han precedido en nuestra familia, a veces nos recuerda a su abuela María Jesús, con su valentía y siempre pensando en los demás; a veces a su abuela Esperanza, lista, concienzuda y buena persona. De vez en cuando es su abuelo Serafín, con su capacidad de trabajo y su maestría con sus tareas; o su abuelo Manolo, con su tenacidad y su capacidad de adaptarse a las circunstancias. Otras veces vemos en ella rasgos de nuestra tía Ana María, y la alegría de las hermanas Cabello, o la capacidad de organización de nuestro abuelo Leandro. De vez en cuando nos recuerda a nosotros mismos, pero siempre superando los moldes.
Eso sí, ha salido familiera, viajera y activa, y lo mismo la encontramos en una garganta en el sur que en un castillo en Bretaña o en un zoco en Turquía.
Es una Julia de la que estar muy orgullosos, y lo estamos.
¡Muchísimas felicidades, preciosa!
Muchas gracias mami! Has olvidado decir que a la que más me parezco a ti. Gracias por tantos piropos.
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