Rafaela Ordóñez con sus nietos Elena y Juan David
Por Esperanza Cabello
A veces la muerte se muestra implacable y no da tregua. De nuevo un ser querido nos abandona, dejándonos a todos un poquito más huérfanos.
Ayer murió Rafaela Ordóñez Campos, la abuela Rafaela. Murió tranquila, en su casa, rodeada de su familia y en la tranquilidad de su hogar. Se fue apagando poquito a poco, después de una larga vida, y disfrutando del cariño de los suyos.
Rafaela había nacido en 1927, era la hija mayor de una familia muy numerosa, ocho hermanos. La criaron sus tíos y padrinos, primero en la Alcaría (en este enlace), donde se había criado su tía María, después en la calle Torre, en el número 14.
Quiso la fortuna que a su padrino le tocara la lotería, y éste compró una casita en la calle Botica, precisamente la casa del número 28, la que había sido de nuestros tíos Baldomero y Nieves.
Esa casa se convirtió en el hogar de Rafaela, que fundó una familia con su querido Juan, su esposo: Juan Viruez Moreno.
En esa casa nacieron sus hijas, Reme y Mili, y en esa casa viveron Rafaela y Juan felizmente hasta que hace veinticinco años, desgraciadamente, Rafaela enviudó.
Rafaela ha sido siempre mujer de su casa, en los últimos años ha estado enferma, y vivía con su hija Reme y su familia en la plaza de la Verdura. Su pasión eran sus nietos. Tenía tres nietos, dos de su hija mayor y una de la pequeña, y ellos también sienten debilidad por su abuela.
Discreta y buena persona, Rafaela Ordóñez será siempre un ejemplo de persona trabajadora y dedicada a los suyos, y permanecerá siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón.
¡Hasta siempre, abuela Rafaela, te queremos!
Nota: el entierro de Rafaela será hoy jueves a las seis de la tarde en el cementerio de San Bartolomé, en Ubrique.
Carta a nuestra abuela, por Elena y Juan David
Es un día muy triste para todos, porque tenemos que despedirte y no queríamos
que llegara este día nunca.
Eras y eres una mujer muy fuerte y luchadora, que cuidaba de los suyos
sin pedir nunca nada a cambio. Decimos “eres” pues para nosotros no te has ido,
sigues a nuestro lado.
Te damos las gracias por haberte disfrutado estos años, por tus risas,
que aunque no estuvieras bien, las sacabas para nosotros, por el cariño que nos
tenías a todos, sobre todo ese amor hacia mi hermano.
Aunque no esté viéndote, te siento, y siempre vas a tener tu sitio en
ese sillón de nuestra casa.
Gracias por todo, abuela, y sobre todo por ese corazón que tenías.
Estaremos siempre agradecidos, siempre contigo, abuela.
Te queremos.
Tus nietos: Elena y Juan David
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Rafaela fue una mujer de una estirpe que ya no existe. Jamás en su vida dijo nada malo de nadie. Nunca criticó y nunca deseó mal a alguien. Si algo aprendí de ella fue eso... La echaré de menos... Ha dejado un hueco en mi corazón... ¡Ay qué "doló" de mi suegra...! ¡Mi niña!
ResponderEliminarHoy me siento triste pues nos ha dejado una gran persona.
ResponderEliminarRafaela ,nos ha dejado tal como siempre ha vivido, sin hacer ruido, con una sonrisa y con gran serenidad.
Durante el tiempo que la he conocido, que ha sido durante toda mi vida, desde que tengo uso de razón, he comprobado cómo una persona puede ser buena y noble ante todos los avatares de la vida.
Es un ejemplo para todos nosotros y lo seguirá siendo.
Pero también estoy contenta , pues se ha ido dejando a una mujer como ella, que es su hija, mi amiga Reme, su marido que ha sido más que un hijo, mi amigo Manolo,un nieto que la adora y que la va a echar mucho de menos y a una nieta capaz de escribir esas bellísimas y conmovedoras palabras de despedida.
Así es posible descansar en paz.
Siempre con nosotros.