José Luis Izquierdo Fernández, 1955
Por Esperanza Cabello
Cuando ayer nuestra prima Mónica nos dijo que tito Pepe Luis había empeorado no podíamos ni imaginar que eran los últimos momentos de su vida.
Esta tarde, hace apenas una hora, ha muerto nuestro tío Pepe Luis, José Luis Izquierdo Fernández, el "chico" de la familia Izquierdo.
Este año se ha empeñado en ser trágico con la familia, ya nos han dado tantos zarpazos que no podemos ni creerlo... Tito Pepe Luis, Yul, Yulito. Es imposible que nos haya dejado.
Fue siempre el chico de la familia, sexto hijo de una gran familia numerosa, nació un par de años después de que su padre, nuestro abuelo Leandro, volviera a Ubrique después de haber estado encarcelado durante toda la Guerra Civil. El niño vino a traer la alegría perdida a la familia, y se convirtió, por méritos propios, en el "niño bonito y mimado" de todos.
Cuando su abuelo Francisco fue a inscribirlo en el registro le preguntó a su madre cómo iban a ponerle al niño, y ella quiso llamarlo José Luis. El abuelo, guasón, le dijo que lo había inscrito como "Juan Bartolomé", con el consiguiente disgusto de nuestra abuela, aunque todo había sido una broma.
Nuestra madre lo adoraba (si hay algo positivo en toda esta tristeza, es que ella no va a vivir este duelo), Pepe Luis era su ojito derecho, y es que siempre estaba dispuesto a echar una mano, a jugar con los sobrinos y, como era casi un hijo más, y el que más tiempo estuvo soltero en la casa familiar, era el que inventaba disfraces, juegos, magia, risas y dibujos.
Aún nos reimos cada vez que comemos sandía recordando cómo ponía a los sobrinos a comer sandía en la azotea, con unas tajadas grandísimas, a ver cómo nos llenábamos completamente de zumo.
Y, como era inventivo y creativo, imaginaba con tita Reme disfraces y teatros, con una genialidad que lo acompañó toda la vida.
Tito Pepe Luis y tita Reme, él con cinco añitos
Un tándem fantástico, a cual más ingenioso
Muy jovencito se fue a hacer estudios superiores al Monasterio del Escorial, como sus hermanos mayores, y a partir de ese momento ya fue convirtiéndose en "madrileño", aunque nunca, nunca olvidó sus raíces.
Cuando llegaba a ver a nuestra abuela era una feliz revolución en la casa: seductor, zalamero,
generoso y muy listo, supo granjeárse la admiración y el amor de todos.
Cuando se fue a hacer al mili, la casa quedó casi vacía, pero él se encargó de recordar a todos que no había perdido su buen humor, y que siempre volvería.
Cañoncito apto para matar perdices
¡Cuántas historias nos contaba a los sobrinos cada vez que volvía, lo escuchábamos embobados, y siempre tenía palabras de cariño para todos. Además adoraba a su madre y a sus hermanas, siempre les escribía largas cartas, siempre intercambiaba confidencias con ellas...
Amigo de sus amigos, proto tuvo un gran círculo de amigos también en Madrid, y allí conoció a la que sería la única mujer de su vida, su gran amor, la que lo ha acompañado, alentado, seguido, conducido y, en los últimos tiempos, cuidado: nuestra tía Capu.
María de los Ángeles Sánchez Capuchino, una jovencita de Aranjuez de la que Pepe Luis se quedó prendado y que ha conseguido, con su constancia, su inteligencia, su cariño y su tenacidad formar una gran familia (gracias, tita).
Por los avatares de la vida, su
círculo madrileño lo conoce, a partir de aquellos momentos, por el
nombre de Yul, como el actor Yul Brynner, quizás porque en una ocasión
decidió rasurarse el pelo a la manera del actor ruso.
Y de aquel matrimonio (muy sonado y muy especial) nacieron sus tres tesoros, nuestros primos.
El primero, quizás en honor a la broma del abuelo Francisco es Juan Bartolomé, y todos lo conocemos como nuestro querido primo Bartus (un beso enorme, corazón), la segunda, Ángela, una mujer excepcional y cariñosa (un abrazo, prima) y el tercero, José Luis, el chiquitín, el nieto más pequeño de abuela Natalia, ya convertido en un hombre digno hijo de sus padres (un beso, primo).
Por supuesto que los nietos llegaron a la familia Izquierdo Sánchez-Capuchino, y precisamente han sido ellos los que han alegrado la vida de la familia, como no podía ser menos...
En los últimos años el Párquinson, esa enfermedad familiar que desgraciadamente ha atacado a tantos miembros de nuestra familia, había ido haciendo mella en él, pero pensábamos que, como en el caso de nuestra madre, se trataba de una enfermedad a largo plazo, que le permitía seguir, aunque fuera con dificultades, su vida cotidiana.
Con sus hermanos mayores, como siempre, alegre y dispuesto
a una buena charla
Pero ya este verano ha sido muy difícil, hemos hablado en algunas ocasiones con nuestra tía que nos ha ido contando cómo poco a poco la enfermedad lo iba venciendo, ella lo ha cuidado como a un rey, sacando fuerzas de flaqueza y dedicándose en cuerpo y alma a su felicidad. Sus hijos han estado pendientes en todo momento y han conseguido que su vida haya sido, a pesar de todo, lo mejor posible, y hoy, 27 de agosto, nos ha dejado.
Para nosotros ha sido un nuevo mazazo, un desgarro atroz. A pesar de la distancia siempre lo hemos sentido muy cercano, siempre recordaremos aquellas semanas que nos acogieron en su casa madrileña para poder pasar las oposiciones, aquellos guiños a los estudios, a la familia, a los ideales.
Y no paramos de pensar en que, afortunadamente, nuestra madre no está para ver que "el chico" se ha ido; por encima de la pena, no podemos dejar de pensar que ha ido a reunirse con ella, con su hermana Esperanza, pero también con tita Carmen, con tita Reme, con tito Eduardo, con tito Antonio y con los abuelos.
Hoy reposa en el tanatorio Norte de Madrid, y mañana será incinerado. Haremos una misa por su alma en Septiembre en Madrid y en Ubrique.
Los sobrinos de la calle Matadero: Leandro, Francisco, Manolo, Mari Carmen, Esperanza, Patricia, Leandro, Paco, Lola y Natalia, lo llevaremos siempre en nuestro recuerdo, y no olvidaremos su buen humor, su cariño y su generosidad con nosotros.
Le enviamos rosas blancas en nombre de nuestras madres, que ya no están, y en el nuestro propio, y también enviamos a nuestra tía y a nuestros primos todo nuestro cariño, todo nuestro amor y todo nuestro apoyo.
A pesar de la distancia estamos a vuestro lado.
Cuando pienso que no voy a tener palabras para expresar tanto dolor, más palabras van apareciendo, y a pesar de que es muy difícil expresar esta tremenda tristeza, este gran desamparo, esta sensación de que los pilares en los que se fundamentó tu infancia se desvanecen, más fuerza tiene la necesidad de que el mundo sepa qué gran persona nos ha dejado. <3
ResponderEliminarUnirme a vuestro pesar.
ResponderEliminarLa foto de vuestra necrológica recuerdan los dos tórridos veranos de “milicias” compartidos en el campamento de la Indiana (Ronda) con Pepe Luis, Paco Piñero y Ángel Janeiro.
Pasamos amenas estancias en los chaparros de El Gurugú, partidas de billar en Barrera y El Capitol bajo la atenta mirada de su entonces regenta Anita…RIP. Abrazos.
Acabo de leer la triste noticia de fallecimiento de Yul. Desde aquí un fuerte abrazo para Capu, Bartus, Angela y José Luis con los que hemos compartido alegres y ya lejanos días de playa en Zahara de los Atunes...Para ti, Esperanza, aunque no nos conocemos personalmente, un beso.
ResponderEliminarPilar y Pepe Rivas