Procesión de Nuestra Señora de los Remedios, 1954
Fotografía gentileza de Juan Ramírez
Por Esperanza Cabello
En nuestro grupo de facebook "Ubrique en el recuerdo" hay constantemente aportaciones de ubriqueños y ubriqueñas que nos dejan anonandados, a veces por las imágenes en sí, muy valiosas para la historia de nuestro pueblo, y otras veces por los comentarios que unos y otros van dejando, demostrando, como es el caso, tener una memoria y una capacidad de retentiva envidiables.
Esta fotografía de la entrada la subía el Día de la Patrona nuestro amigo Juan Ramírez (Bebio Dencio para las redes sociales), con un texto nostálgico y muy lindo:
"Entre
el repique de campanas de la Parroquia, y el estallido de los cohetes
tirados desde el San Antonio, esta noche, en la plaza de nuestro pueblo
se volverá a oír una vez más:
Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita dulcedo, et spes nostra, salve...
¡Viva la Virgen de los Remedios! ¡Viva la Patrona de Ubrique!"
Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita dulcedo, et spes nostra, salve...
¡Viva la Virgen de los Remedios! ¡Viva la Patrona de Ubrique!"
Entre la veintena de comentarios a la imagen y el centenar de "Me gusta" nos ha llamado la atención, en primer lugar, los que se referían a la imagen en sí, que aún no tenía el trono de plata actual; también al conocido y apreciado Bartolo Ramírez, el administrador de correos (padre de Juan) y finalmente los referentes a la fecha de la foto, un poquillo dudosa en principio, hasta que nuestro tío José María Cabello, con esa memoria extraordinaria que lo caracteriza, ha comentado...
La
foto corresponde a la salida procesional del año 54 y el cura que
preside es Don Antonio López Benítez, uno de los mejores que pasó por
Ubrique. Procedía de la Iglesia Mayor de Ronda y desde Ubrique pasó a ser
Rector del Seminario y murió de Canónigo
de la catedral el año 2004.
Sucedió a don Francisco Lanzat y fue el
antecesor de don José María Ortega, que - muy anciano- vive en Málaga.
La llegada de don Antonio fue muy "a la italiana". Se había producido un
pequeño cisma en el beaterio entre las rafaelistas y las seguidoras del
sucesor que había realizado unas ligeras reformas. Y para evitar algún
malestar a su llegada, se nos ordenó a los seminaristas de entonces que lo esperásemos en las Cumbres. Allí lo hicieron descender para entrar a
Ubrique por la calzada, dando tropezones en una noche bien oscura.
Pero
su labor pastoral fue única. Pacificó los ánimos, hizo personalmente
familia por familia el primer censo parroquial y celebró la gran Misión
del Padre Langarica que transformó en positiva la piedad de los
ubriqueños.
A su lado aparece una gran figura que alaba - con toda razon-
su hija Ana María. Se trata de su gran colaborador Bartolomé Ramírez,
sacristán, sochantre y archivero de la Parroquia.
Bartolo tuvo el mérito de
que por su propio esfuerzo y orientado por don José Corrales opositó e
hizo carrera en Correos.
Centrando la foto, nuestra Patrona, cuya
devoción y recuerdo mantenemos todos los que nacimos en ese bello rincón
su cuando estamos lejos en la distancia o en el tiempo. Y efectivamente
aparece sobre su humilde trono de madera dorada en que tantas veces
paseó por Ubrique hasta que se retocaron las andas
plateadas.
!Felicidades a todas mis paisanas que tienen su nombre,
también a mi hermana y a mi sobrina. Y permitidme unirme - por la
fecha y la hora- cuando mi pueblo se haga en la plaza una voz única,
exclamar con vosotros esa Salve emotiva- en castellano y con música
ubriqueña- diciendo_" Y después de este destierro muéstranos a Jesús". Y
mientras podemos este " valle de lágrimas"...sigamos buscando a Jesús
donde Él se encuentra: en los pobres, en los parados, en los que
sufren,en los están solos o se sienten abandonados.
Todavía
puedo añadir que el predicador de la novena aquel año fue un joven
capuchino Fray Jaime de Aldraseca, condiscípulo mio en la Pontificia de
Salamanca, un brillante orador sagrado. Poco antes de la novena, en los
primeros días de Agosto llegó a Ubrique
la Virgen de Fátima peregrina (en este enlace). Y los mas viejos y coetáneos recordarán
las multitudes de personas que acogían su llegada, celebrándose una
vigilia nocturna en la Parroquia a la espera de algún favor en su fama
de milagrosa. Con esta advocación se inició un culto habitual en la
Parroquia, que todavía permanece.
Magnífica la fotografía y magníficos los comentarios. Gracias, Juan, gracias José María, por compartir con todos este trocito de historia de Ubrique.
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