Antonio Heredia en Los Callejones con su llave inglesa
Ubrique, años cincuenta.
Fotografía de Ubrique en el Recuerdo
Por Esperanza Cabello
Hoy Ubrique ha perdido a uno de los últimos eslabones de esa cadena que nos une con los tiempos de la generación anterior, a uno de esos ubriqueños (aunque nacido en El Bosque) que conoció los tiempos de la Guerra Civil, que estuvo trabajando desde muy pequeño en la fragua, que batalló por su trabajo y el de su familia en aquellos difíciles años de posguerra, que ha seguido "al pie del cañón" hasta sus ochenta y ocho años en la herrería.
Con Antonio hemos perdido también a uno de los referentes de nuestra cultura popular, a un artesano y trabajador incansable, a un personaje peculiar y ejemplar de nuestro pueblo.
Nacido hace noventa y un años, Antonio Heredia Oliva era hijo de Fernando Heredia Mateos, un herrero bosqueño que había sido alcalde republicano en su pueblo. La familia se vino a Ubrique, donde entonces no había ningún herrero, cuando Antonio tenía nueve años, intentando mejorar su trabajo. Alquilaron un antiguo establo convertido en garaje para poner la herrería. En aquel lugar construyeron su casa, en la que ha vivido su familia desde entonces y en la que aún continúa el negocio familiar, ahora dedicado al agua.
Antonio Heredia y su hijo Fernando, que continúa la saga familiar
Cuando llegaron a Ubrique Antonio, que aún era muy pequeño, comenzó a trabajar con su padre, se ocupaba del fuelle con sus nueve añitos y aprendió a ser un trabajador incansable. Su vida laboral ha ocupado casi ochenta años, porque hasta hace poco lo hemos visto a diario ocupándose de algunas tareas en la empresa, siempre al lado de su hijo Fernando.
Antonio
conoció a una ubriqueña, Ángeles Domínguez, que se convirtió en su
esposa, con ella vivió una vida plena, y tuvieron dos hijos, Fernando e
Inma.
Lamentablemente
Ángeles murió demasiado pronto, ya hace muchos años, y fue Antonio el
que disfrutó de sus nietos, Fernando y Alberto.
Su padre era herrero, y Antonio quiso ser, además, tornero. Hizo un curso por correspondencia y adquirió, en los cuarenta, el gran torno que está instalado en la herrería, ese pequeño cambio en el negocio hizo que todo fuera mucho mejor, más especializado.
Durante muchísimos años ha hecho todo tipo de piezas de hierro, fundamentalmente para maquinaria, aunque también rejas y útiles domésticos.
Antonio se hizo rápidamente un lugar entre los artesanos de Ubrique, hombre de buena conversación y minucioso y detallista en sus trabajos era apreciado por sus clientes y amigos.
Cuando nuestros padres se casaron, en 1956, Antonio les hizo unas rejas sevillanas y un perchero que nuestro padre colocó en su pequeño apartamento en casa de nuestros abuelos.
También hizo las rejas de nuestra casa y de la de nuestra tía Reme a finales de los sesenta.
En los últimos años ha trabajado codo a codo con su hijo Fernando, aconsejando, reparando y encargándose de miles de pequeñas tareas. Daba gusto ver a padre e hijo compartiendo trabajo y aficiones, y era asombroso verlo ocuparse de su campo, conducir su propio coche y echar sus buenos ratos con sus amigos.
Antonio se hizo rápidamente un lugar entre los artesanos de Ubrique, hombre de buena conversación y minucioso y detallista en sus trabajos era apreciado por sus clientes y amigos.
Cuando nuestros padres se casaron, en 1956, Antonio les hizo unas rejas sevillanas y un perchero que nuestro padre colocó en su pequeño apartamento en casa de nuestros abuelos.
También hizo las rejas de nuestra casa y de la de nuestra tía Reme a finales de los sesenta.
En los últimos años ha trabajado codo a codo con su hijo Fernando, aconsejando, reparando y encargándose de miles de pequeñas tareas. Daba gusto ver a padre e hijo compartiendo trabajo y aficiones, y era asombroso verlo ocuparse de su campo, conducir su propio coche y echar sus buenos ratos con sus amigos.
Muchos de ellos, mucho más jovenes que él, lo admiraban y gistaban de compartir en la herrería sus buenos ratos, y Antonio charlaba, comentaba y trabajaba a partes iguales.
Ha sido un hombre honesto, trabajador y fiel a los suyos, que hoy han perdido a un pilar fundamental de su familia, a la que enviamos todo nuestro cariño y nuestras condolencias.
El entierro de Antonio Heredia será mañana, 28 de marzo, a las diez y media de la mañana en el Cementerio Municipal de Ubrique.
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