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domingo, 5 de marzo de 2017

Apoteósico final del Carnaval Ubriqueño: El entierro de la Patacabra Carnavalesca

Leandro Cabello y José Manuel Fuentes "Pirri"
Hoy han sido los capataces del cortejo





(Algunas de las fotografías de esta entrada tienen poca calidad, aunque hemos considerado conveniente publicarlas porque reflejan momentos irrepetibles. Gracias)
 





Por Esperanza Cabello   
 
Siempre nos ha impresionado el poder de atracción que tienen unos redobles de tambor y una música pegadiza, y si a eso se suman ganas de pasarlo bien, un poquito de "guasa", mucho carnaval y muchos disfraces, el resultado de este cóctel es el final del carnaval ubriqueño, presidido por la Patacabra Carnavalesca, que desde hace veinticinco años diseña y crea nuestro hermano Leandro.





 Cuando vemos a todo el pueblo correteando, saltando, retrocediendo y bailando, todo el mundo feliz y apresurado, a pesar de la lluvia, del frío, del trasnoche del sábado de carnaval y de cualquier otra circunstancia, siempre recordamos al flautista de Hammelin, aquel al que seguía todos los niños del pueblo saltando y riendo felices cuando el flautista hacía sonar la flauta.
Pues lo mismo consigue cada año nuestro hermano Leandro con su Patacabra Carnavalesca: hace que todos la esperemos, la acompañemos y vayamos saltando y riendo en esa especie de desfile, mitad procesión, mitad cabalgata.





 Hace veinticinco años que comenzó esta historia. No sabemos a ciencia cierta cómo surgió la idea, aunque tenemos muy claro que por aquella época nuestros dos hermanos carnavaleros, Manolo y Leandro, estaban inmersos de lleno en el recién recuperado Carnaval de Ubrique.
Aquel primer año eran "Las sirenitas del Enriadero", y el pasacalles de carnaval se hacía el domingo por la tarde, en un recorrido que terminaba en la Plaza del Ayuntamiento.
Enmedio de ese primer pasacalles, las sirenitas fueron a la azotea de nuestros padres a buscar algo: ¡La primera Patacabra Carnavalesca!  (aún quedan en las escaleras las huellas de aquella bajada, era demasiado grande para caber por los recovecos). Y la Patacabra se unió a la cabalgata, llegando hasta la Plaza.
Todos trajeados y serios, vestidos como para un entierro, con unas plañideras con velos y pañuelos negros esperaron con la Patacabra en la Plaza de la Verdura a que añocheciera un poco, y entre velas, llantos fingidos y mucha ceremonia, salió aquella procesión ante el estupor de muchos y para diversión de toodos.




 La Patacabra infantil, hay que ir haciendo cantera
¡Lástima que Leandro hijo no haya podido estar, con lo bien que toca el tambor!



 Aquella primera Patacabra recorrió las calles de Ubrique, sin previo aviso, claro, y poco a poco se fueron incorporando curiosos y divertidos los vecinos. Aquella procesión corría, saltaba, se paraba, cantaba y la Patacabra se banboleaba como si los portadores estuvieran en trance.
La comitiva se dirigió al llano del río, detrás de nuestra casa, donde nuestro hermano había acarreado un poco de leña para la ocasión (aún no se sabía que iba a arder).y antes de que nos diéramos cuenta la pobre patacabra estaba ardiendo.
Recordamos a todos echando trozos de disfraces, sombreros, caretas y complementos al fuego. Nuestros padres estaban allí, por supuesto, a nuestro padre le encantaban también todos estos líos. Y "Leandrito Candelas" acababa de instaurar, sin saberlo, una nueva fiesta en el pueblo: El Entierro de la Patacabra.



Las Bodas de Plata de la Patacabra Carnavalera



¡Y de eso hace ya 25 años! Parece mentira, ninguno de los que estábamos en aquel coro alrededor de la candela, mirando embelesados cómo aquella primera patacabra iba consumiéndose con el fuego, y jugando como niños pequeños cantando canciones de coro podría imaginar que veinticinco años más tarde la quema de la patacabra estaría perfectamente incorporada a las actividades del carnaval de Ubrique.




La Patacabra brasileira con la patacabra ubriqueña


El tema de este año ha sido "El carnaval de Río de Janeiro"; cada año vamos viendo el proceso de diseño y construcción de la Patacabra, que cambia de tipo cada año, deberíamos hacer un listado de estos veinticinco primeros años (ya sabes, hermano, ve haciendo memoria) para que no se olvidara.
Aquel primer año había nacido la idea de la Patacabra gigante, y poco a poco se fue convirtiendo en la acompañante del grupo de carnaval: acompañó a un cañón mejicano, a una camella de labios sensuales, a una guillotina inofensiva... y todos esperábamos al final del carnaval para llevarnos la sorpresa con el nuevo tipo de nuestra herramienta más preciada.
Al cabo de unos años la quema de la patacabra fue tomando cuerpo y cada vez éramos más los que acudíamos al llano junto al río el domingo de carnaval, hasta que llegó el momento en que las autoridades, viendo la cantidad de gente reunida y los posibles peligros, determinaron que había que ir a quemarla a la plaza de Las Palmeras, allí no habría peligro.








Desde entonces se ha seguido haciendo el mismo recorrido, y cada vez han sido más las personas implicadas e interesadas. Aquellos primeros años había que hacer encajes de bolillos para conseguir todo lo necesario, después poco a poco el ayuntamiento se ha ido haciendo cargo de algunos de los gastos, y actualmente hay una infraestructura perfectamente organizada:  despliegue policial, de bomberos, fuegos artificiales, todo bien estructurado.
Y los porteadores siempre nos asombran. A pesar de que no hay ensayos previos el cortejo funciona de maravilla: adelante, atrás, alrededor, arriba, abajo, despacio, a saltos.
Seguro que todos lo hacen con alegría y con su mejor dedicación. Quizás lo mejor de todo es que en esta fiesta todos somos protagonistas, todos podemos participar. La Patacabra se para un ratito en tres zonas de la avenida, para que todo el mundo pueda verla y para que los rezagados puedan unirse al grupo.




Comenzando la subida de la calle Patacabra
Por primera vez con su rótulo


Desde el año pasado, que el cortejo se paró en la calle Patacabra para poner un rótulo carnavalero (un par de meses más tarde se pudo el rótulo oficial), el recorrido ha cambiado un poco: a partir de la plaza de La Estrella se entra un poquito en El Prado para subir por la calle Patacabra. Los porteadores hacen un grandísimo trabajo, siempre dirigidos por los capataces.
Desde el primer año ha sido Serafín Cordón el capataz, dirigiendo desde delante a los porteadores, y José Manuel Fuentes iba detrás, dirigiendo igualmente.
Este año no hemos podido contar con Serafín (un beso, amigo) y José Manuel se ha colocado delante, dando las instrucciones, mientras que Leandro ha conducido desde detrás.
Y los porteadores, como hemos dicho, impecables; con fuerza, con alegría y con ilusión. lgunos han hecho un gran esfuerzo hoy.



Una de las porteadoras de los últimos metros
El trayecto ha sido bastante cansado para los porteadores
Un beso, sobrina 💜


Al llegar a la última parte del trayecto, las carnavaleras han tomado el relevo, y han sido ellas las encargadas de llevar la Patacabra a la Plaza de Las Palmeras, su destino final.



Los porteadores de la patacabra infantil
Ya han llegado a su destino
¡Buen trabajo!


Las dos patacabras, la infantil y la carnavalesca, se reúnen por fin en la plaza. La pequeña será indultada por el momento. Los más jóvenes han hecho un trabajo magnífico. Ha valido la pena el montón de horas de ensayo de tambores en los días previos.
Porque la música es imprescindible en esta cabalgata, son los músicos los que dan la pauta para la velocidad de todos, su ritmo nos hace ir más rápidos, dando saltitos o despacito. Son verdaderamente imprescindibles para el entierro de la patacabra.




La Patacabra y sus porteadoras llegan a la Plaza de Las Palmeras


Los últimos retoques antes de prenderla
Debe de ser difícil después de tantos meses de trabajo


Al llegar a la plaza todo el mundo está dispuesto a disfrutar de los últimos momentos del carnaval. Hoy apenas ha parado de llover en toda la tarde, y casi todos los asistentes se han puesto pipandito, pero parece que el agua no ha sido ningún impedimento para nada. Claro que habría estado mejor un cielo despejado y una temperatura agradable, pero de todas formas ahí hemos estado todos...




Un visitante especial este año: Don Bartolomé visita a la Patacabra Carnavalesca


Y entre los asistentes hemos encontrado a nuestro amigo  don Bartolo, muy elegante, con su abrigo y su paraguas dispuesto a disfrutar como un ubriqueño más del final del carnaval.
Desde su nombramiento como Hijo Predilecto de Ubrique don Bartolo asiste a muchos de los acontecimiento del pueblo y está muy ocupado. Pero este carnaval ha sido diferente para él, le han dedicado unas letrillas y él ha decidido conocerlo en profundidad.
Lo hemos visto entusiasmado y muy animado, asombrado con la frenética actividad de los carnavaleros y con la inventiva y el arte de los disfraces y el tipo de la Patacabra.



Leandro y Bartolo, dispuestos a disfrutar de la fiesta hasta el final








Y llegó ya el momento de prender la mecha que encendería la Patacabra, antes son los fuegos artificiales. Nunca habíamos tenido la oportunidad de ver los fuegos tan de cerca, y ha sido verdaderamente apoteósico. (En este enlace).


Comienza el fuego, a pesar de la lluvia, todo estaba previsto para el fuego



Y la fiesta del fuego no ha defraudado, como siempre, hoy ha sido incluso más vistoso, porque las llamas se reflejaban sobre el pavimento mojado. Las imágenes del fuego reflejándose en el agua son embelesadoras e incluso hemos echado de menos que hubiera habido, como hace veinticinco años, un poquito de leña para que la candela durara un poquito más.
Los comentarios de los asistentes, como es lógico, han desembocado en la próxima fiesta de Los Gamones, todo Ubrique se llenará de candelas en los barrios para una celebración ancestral.




Poco a poco los carnavaleros se acercan al fuego





Comienzan a formar un coro, y a bailar alrededor del fuego





Y así, "danzando" alrededor del fuego, Ubrique ha despedido su carnaval 2017. Esperamos que todo siga así muchísimos años más. El entierro de la Patacabra es uan fiesta nueva (de esta sí que conocemos el origen) que ha llegado a nuestro pueblo para quedarse.
A ver qué idea se le ocurre al diseñador el año que viene...



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