Entrada extraída del blog de José María Gavira: Historias de Ubrique (en este enlace)
Francisco Fatou: gran maestro, pedagogo y escritor
JOSE MARÍA GAVIRA VALLEJO
El maestro, pedagogo y escritor Francisco Fatou y Lucas nació en Cádiz (19 de mayo de 1865), vivió muchos años en Madrid y murió en San Cugat del Vallès (14 de enero de 1939), pero la impronta que le dejaron treinta y tantos años de estancia en Ubrique fue tan fuerte que su último deseo fue que lo enterraran en su pueblo, y así se cumplió.
Ubrique debió de ser uno de sus primeros destinos, pues según los datos que poseemos en 1885, con solo 20 años, ya enseñaba aquí (aunque opositó para ocupar otras plazas, como se desprende de una nota en la Gaceta de Instrucción Pública del 15 de septiembre de 1889).
El caso es que estuvo en Ubrique hasta 1921, y dejó tan fructífera semilla y tan buen recuerdo que, cuando se fue (a Vallecas, su nuevo destino), el Centro Obrero de Agricultores le rindió un homenaje y el Ayuntamiento lo nombró Hijo Adoptivo, poniéndole su nombre a una plaza. Además, el inspector provincial, apoyado por el alcalde, pidió para él la la Cruz de Alfonso XII.
Él se encargó de la educación de buena parte de los niños varones ubriqueños de la época al mismo tiempo que la maestra Ángeles Bohórquez Gómez educaba a las niñas (también ella tiene calle en Ubrique, aunque no la que inicialmente le dedicaron, que fue la calle Real.)
El historiador Antonio Morales Benítez ha investigado en profundidad la larga etapa ubriqueña de Fatou Lucas. En su artículo La enseñanza en la localidad a comienzos del siglo XX, explica:
(…) defendía las ventajas del método de aprendizaje activo frente al puramente memorístico. Y, en la línea de la moderna pedagogía, sostenía que debían ser los propios alumnos quienes ejercitasen por sí mismos todas sus potencialidades; por lo que, para este docente, el papel del maestro debía ser únicamente el de “provocador de las facultades y jardinero de las actitudes”. Por ello defendía el ejercicio de actividades como “problemas de aritmética y geometría, ejercicios de cálculo mental, trabajos de composición, lectura explicada, deducciones morales de relatos históricos y otras disciplinas” que obligasen a los alumnos a “poner en actividad la mente y los sentimientos “.Además, el maestro profundizó en las causas del fracaso escolar, apuntando una muy importante: la socieconómica. Nos dice Antonio Morales:
(…) destacaba las carencias de todo tipo que tenían las familias ubriqueñas y su “excesiva proletarización”. Ello explicaba que los padres se viesen en “la triste necesidad de retirar a los hijos de la escuela antes de que hayan completado su instrucción (…)
Fatou opinaba clarividentemente que “los gobiernos que velan por la educación del pueblo preparan el porvenir de la nación”.
Miguel López Salas, en su blog Memorias de un despistado, también elogia al maestro Fatou y su labor:
(…) siempre escuché a mi tío Francisco Salas Flores hablar muy bien de él. Este profesor dejó muy buen recuerdo porque los alumnos que salieron de sus clases han sido al parecer durante largo tiempo los mejores preparados de Ubrique. […] Cuando se presupuestaba una obra, era muy normal que el maestro de obra (autónomo de hoy) pidiese muchos más ladrillos, tejas o cemento, o por el contrario faltasen en exceso. Sin embargo mi tío como empleaba las matemáticas [aprendidas de Fatou], los materiales les venían a lo justo, evitando gastos innecesarios y contratiempos.
Fatou introdujo importantes innovaciones pedagógicas en la enseñanza, como la escuela graduada, sistema que empezó a funcionar con carácter experimental en Ubrique en 1909. (Antonio Morales también nos habló de este asunto en un artículo en el diario Ubrique Información publicado el 26 de junio de 2002.)
Mientras ejercía su profesión docente en el aula, el maestro trabajaba con otras herramientas complementarias para alcanzar sus fines educativos. Así, en 1909 (siendo director de la Escuela Pública de Niños de Ubrique) publicó, a través de la Asociación de Maestros de Primera Enseñanza San Casiano, a la que pertenecía, su Colección de Cuentos Morales (127 páginas, con ilustraciones), que le prologó el intelectual sevillano Luis Montoto y Rautenstrauch.
Se trataba de una recopilación de cuentos infantiles que había publicado sueltos anteriormente, como El arrepentimiento, Redimir al cautivo (ambos en 1908, en un librito de 16 páginas), Los donativos de la señora Andrea (1907, 16 páginas, editado por la Tipografía El Correo de Andalucía), El Emigrado (editado por M. Hidalgo, en 1906, con14 páginas), Los Patriotas (1908, 13 páginas), El Pozo de las Maravillas, Las tres Palomas (ambos en un libro de 31 páginas que salió en 1908)…
Cada uno de estos cuentos sueltos también los publicó la Biblioteca de la Asociación San Casiano, de la que era socio y uno de sus más prolíficos autores.
En la revista Razón y Fe, de los jesuitas (número de septiembre-diciembre de 1909, tomo XXV), se publicó esta crítica:
Colección de cuentos morales, escritos por D. Francisco Fatou Lucas, maestro de primera enseñanza normal y director de la escuela pública de niños de Ubrique (Cádiz), con un prólogo del Ldo. D. Luis Montoto y Rautenstrauch. Con licencia eclesiástica. Sevilla, 1909.En 1921 publicó Tres cuentos para niños, obra que resultó premiada en el XXII Certamen Científico Literario, Artístico y Pedagógico de la Asociación San Casiano:
Conocido es el Sr. D. Francisco Fatou Lucas por sus bellas cualidades de escritor y pedagogo. Pero aspira á más: aspira á ser apóstol de la niñez, y para conseguirlo pone en manos de los niños estos hermosos cuentos morales, muchos de los cuales han sido justamente premiados en certámenes de la Asociación de Maestros de primera enseñanza, que lleva el nombre de San Casiano y se halla establecida en Sevilla. Esta edición económica va enriquecida con numerosas ilustraciones, muy á proposito para niños. No podemos menos de recomendar eficacísimamente esta obrita, verdadera joya literaria, de grato solaz y purísima doctrina, y ¡ojalá contribuya su lectura á desterrar tantos cuentos insulsos y de neutra moralidad como andan en manos de la niñez!
Y no se contentó con manifestar su amor a la pedagogía mediante la literatura, sino que también hizo sus pinitos en la música componiendo un Himno a la Aplicación.
En Vallecas
Probablemente, durante su larga estancia en Ubrique opositó más de una vez a otros destinos. Al menos, sabemos por la Gaceta de Instrucción Pública (24 de septiembre) que se presentó en 1906 a un concurso para obtener una plaza en alguna escuela elemental de niños en Madrid.De la información se desprende que la plaza que tenía en Ubrique la había ganado por oposición y que gozaba de la misma clase y grado que los de la escuela a la que aspiraba. Observamos también que además del de maestro poseía otro título académico relacionado: el de enseñanza de discapacitados sensoriales, como lo acredita esta acta de la asignatura “Métodos y procedimientos para las enseñanzas especiales de sordomudos y de ciegos”, que aprobó en el curso académico 1881-82.
Por cierto, la plaza de Madrid (que no obtuvo) estaba dotada con 1.650 pesetas anuales. 10 años más tarde (1916), nuestro personaje percibía 2.000 pesetas (es decir, una media de 5,5 pesetas diarias).
En cualquier caso, en1921 fue destinado a Vallecas (uno de los distritos de Madrid, actualmente), donde empezó sus clases en septiembre. De la memoria de su primer curso allí –que destila el cariño con el que abordaba el reto de la enseñanza y la educación de sus pupilos– se desprende que estableció inmediatamente su sistema de escuela graduada:
El que suscribe tomó posesión del cargo en 1º de Septiembre del próximo pasado año y al examinar a los escolares asistentes notó que había muy pocos que conocieran el alfabeto. Era necesario principiar con lo más elemental. Para ello dividió la clase en tres grados dedicando el mayor esfuerzo a que los niños aprendieran a leer, escribir y contar; pero huyendo, en lo posible, de la rutina, sirviéndose de las asignaturas mencionadas como de medio para fijar la atención de los alumnos y poner en actividad su inteligencia. Lo pequeñitos habían de señalar las analogías y diferencias de las letras y las cifras, con lo que se habituaban al análisis de la forma. Tenían que copiarlas en pizarras manuales, ejercicio que sirve para desarrollo de la vista y prepara la mano para el manejo de la pluma y el trabajo de caligrafía.Pero en Vallecas, como en Ubrique, Francisco Fatou no se limitó a la enseñanza de los niños y adolescentes, sino que quiso implicarse más aún en la vida de la sociedad a la que aquellos pertenecían. Así, en 1925 aceptó el cargo de concejal en el Ayuntamiento vallecano, que ocupó hasta 1929.
Los del segundo grado (…)
Cuando se jubiló en 1935, la corporación vallecana y representantes del Ministerio de Instrucción Pública y de Ubrique le rindieron un homenaje y le impusieron la Cruz de la Orden de la República. Además, se dio su nombre a una calle de aquella ciudad y también al Grupo Escolar donde ejerció.
El diario El Sol del 21 de mayo de 1935 dio así la noticia:
Y el ABC del 25 de mayo informaba de este modo del acontecimiento:
Cincuenta años más tarde (1985) el Ayuntamiento de Madrid trasladó aquella antigua escuela a otro lugar, denominándola Colegio Público de Preescolar y Enseñanza General Básica Francisco Fatou (actualmente CEIP Francisco Fatou).
El edificio lo inauguró el que entonces era alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, quien descubrió una placa conmemorativa de la obra del maestro ubriqueño.
Al acto asistieron familiares de Francisco Fatou.
En cuanto al antiguo colegio donde enseñó nuestro personaje, el Ayuntamiento de Madrid lo convirtió en el Centro Sociocultural Francisco Fatou, y en él se desarrollan actualmente talleres, actividades, exposiciones, coloquios y las “Tertulias del Fatou”. Fue inaugurado el 26 de enero de 2001 por el alcalde José María Álvarez del Manzano.
Este año de 2010 el CEIP Francisco Fatou de Vallecas ha celebrado su 25 aniversario, y con ese motivo ha editado un documento conmemorativo basado en gran parte en datos de Antonio Morales (especialista en la figura de Francisco Fatou y Lucas) y del que hemos extraído buena parte de las imágenes que ilustran este artículo.
Como se sabe, a este maestro también se le rinde homenaje en Ubrique, no solo con la plaza que se nominó en 1921, sino dando su nombre al Instituto de Enseñanza Secundaria que anteriormente se llamó Francisco Franco (aunque el pueblo ubriqueño lo llamaba Escuela Redonda). El cambio de denominación se hizo, probablemente, al constatarse en Ubrique la importancia que en Madrid daban a nuestra figura…
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