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martes, 3 de abril de 2018

En las escaleras de El Jardín

En las escaleras de El Jardín, 1969


Por Esperanza Cabello     

Corría el año 1968 cuando nuestro padre se estrenó como maestro en el Taller-Escuela sindical Santa Ana de Ubrique: la conocida como "Escuela de Artes y Oficios". Ese mismo año comenzó, para orgullo del pueblo y en beneficio de todos, a trabajar, con su amigo y compañero Francisco Collado Jara, en el programa-concurso Misión Rescate.
Nosotros íbamos a mudarnos precisamente muy cerca, a una casa en "los llanos del Matadero" que nuestro abuelo había comprado para nosotros a Juan Sánchez Gago, el padre de nuestra tía Carmen.
Hasta entonces todo nuestro mundo se situaba calle del Perdón arriba calle San Pedro abajo: escuela, abuelos, más abuelos, bisabuela y tíos se situaban en esas dos calles. Pronto Ubrique se iría expandiendo, y lo que conocíamos como "la Salía" (la salida del lugar) se fue poblando.
El edificio de la Escuela de Artes y Oficios se construyó en los cincuenta, como la Barriada Nueva, y los niños que vivíamos en la zona éramos unos privilegiados. Teníamos todo El Jardín del Jesús para jugar y, cuando se nos quedaba chico o el jardinero no nos dejaba dar balonazos (hemos sabido de su muerte hace poco tiempo, descanse en paz), subíamos al Aljibe a echar un partido, pero al ratito ya estábamos de vuelta abajo.
Y estas escaleras de El Jardín fueron testigo de tantos juegos infantiles y de tantas idas y venidas a la escuela. Hoy hemos recuperado esta fotografía de 1969 en la que está nuestro hermano Francisco en primer plano junto a varios amigos y compañeros de Misión Rescate posando todos para una fotografía.
Seguramente fue una de las que sirvieron para ilustrar los primeros álbumes que confeccionaron para participar en el programa-concurso que tantos premios reportó a los escolares ubriqueños y a sus maestros-jefe.
Ahora, cincuenta años más tarde, recordamos con nostalgia cómo paseábamso y repechábamos por la Sierra como "Pedro por su casa", todos los Batidores de Misión Rescate teníamos siempre la precaución de fijarnos en nuestro entorno para ver si encontrábamos restos de edificaciones, muros o  construcciones antiguas para decirlo a los maestros.
¡Buenos tiempos!


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