La leña preparada para alimentar las candelas
Por Esperanza Cabello
La historia que les contamos tiene más de cuarenta años, y las fotografías, realizadas por el maestro Manuel Cabello Janeiro, componen la recreación de esta historia en 1978.
"Se acercaba el Día de la Cruz, una fiesta que se celebraba en Ubrique, desde siempre, el tres de mayo de cada año. Los niños de todos los barrios pasábamos un par de meses antes de este día tan celebrado recogiendo leña, muebles y enseres viejos con los que encender y alimentar la candela que el tres de mayo ardería hasta bien entrada la noche y en la que podrían crujir sus gamones.
En la calle Matadero hacíamos nuestra propia candela, pero también en las calles de los alrededores, y la leña y muebles viejos iban acumulándose en grandes montones que los días previos había que proteger, ese lugar se convertía en un improvisado "cuartel" de juegos.
Aquel mismo tres de mayo, nuestro padre nos mandó a casa de la tía Isabel Álvarez, porque ella iba a arreglar su tejado y había avisado a su primo de que tenía varios muebles viejos, entre ellos un baúl muy picado y algunas sillas rotas para quemar.
Así que, aunque era un poquito lejos, porque tita Isabel vivía en la calle Botica, para allá que nos fuimos con algunos amigos dispuestos a cargar con los muebles para que nuestra candela fuera estupenda.
Unos y otros fuimos cogiendo los trastos que nos daba nuestra tía, además del baúl y las sillas también había algunos marcos e incluso un cuadro muy estropeado.
Fuimos conformando la candela para prenderla, pero, cuando vimos el cuadro allí nos dimos cuenta de que más valdría resguardarlo y uno de nosotros se quedó con el cuadro aparte para que no le pasara nada.
Preguntamos a nuestro padre, que nos felicitó por haber visto que el cuadro no podía quemarse, era una pintura de la Virgen y, aunque estaba muy estropeada, parecía muy antigua.
Separamos el cuadro y continuamos con nuestra candela.
Poco a poco el fuego fue apoderándose de todos los muebles viejos y al ratito ya había suficientes brasas como para comenzar a explotar los gamones.
Teníamos los haces cogidos desde el día anterior. Fuimos poniéndolos en la candela y "A la salud del Día de la Cruz" comenzaron a sonar los estruendos de los gamones explotando contra unas piedras.
Terminado el Día de la Cruz, nuestro padre llevó el cuadro a un amigo para que lo valorara. Joaquín, artista y restaurador, le dijo que era un cuadro valioso y que merecía la pena restaurarlo.
Como su prima volvió a decirle que el cuadro era para él, nuestro padre se encargó de la restauración y recuperación de esta preciosa pintura.
Mientras, los niños habíamos comenzado a pensar en las candelas del próximo año, imaginando cómo íbamos a apañarnos para recoger aún más leña y más muebles y así hacer la fiesta más duradera".
La historia que acabamos de contar está acompañada de esta serie de fotografías de las candelas del tres de mayo ubriqueño en la década de los setenta. Quizás sea la serie más antigua de fotografías de una candela de gamones que existe, y además compone todo un reportaje.
Reconocemos en las fotos a Esperanza Izquierdo, nuestra madre; a Manuel Cabello, nuestro padre; a nuestros hermanos Leandro y Natalia y a su amiga Yolanda Corrales.
Nos gustaría contar con su ayuda para reconocer a los otros protagonistas de este reportaje realizado en La Cerca en mayo de 1978.
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