Manuel Cabello Janeiro con sus investigaciones y sus crónicas de radio
Por Esperanza Cabello
Hoy es 15 de noviembre, hace ochenta y siete años que nació Manuel Cabello Janeiro, nuestro padre, en la casa familiar de la plaza de la Verdura, como él mismo decía: "Yo nací el año de la República".
Es su cumpleaños, y aunque hace casi veinte años que no está con nosotros, su legado se mantiene como un tesoro para todos los ubriqueños, porque fue el primer ubriqueño de los tiempos modernos que no solo se preocupó por nuestra cultura y nuestro patrimonio, sino que luchó lo indecible por difundirla, mantenerla, preservarla y llamar la atención de todos para explicarnos lo importante que era pararse un momento a reflexionar sobre la importancia de nuestra historia.
En su archivo quedan cientos de documentos por organizar y publicar, estuvo trabajando, escribiendo, publicando e investigando desde 1968 hasta el año 2000, y los últimos años los dedicó por entero al estudio de la historia de la marroquinería en Ubrique, pues su idea era terminar una enciclopedia sobre la piel de Ubrique y conseguir el Museo de la Piel.
Hoy, en el aniversario de su nacimiento, recuperamos uno de sus apuntes sobre las costureras, escrito en 1993:
LAS COSTURERAS DE A PIE (22-3-93)
María y Pepa Román Cordón son las
dos únicas supervivientes de las primerísimas costureras de petacas que
existieron en Ubrique, desde sus comienzos en este quehacer, en el siglo XVIII,
hasta los años cincuenta. En ellas se enmarca el quehacer de esta extraordinaria,
paciente, artística y laboriosa tarea de coser la petaca a mano.
Los nuevos derroteros del Ubrique
artesanal pasan un pequeño bache porque se avecinan los tiempos de la
modernidad, producción y buen acabado que Ubrique impone por las necesidades
del momento. Aparte de esto, aquellas famosas petacas ubriqueñas, con su gran
contenido cultural, tienden a desaparecer como tal al no fabricarse los
paquetes que contenían el tabaco: el cuarterón, la libra, la media libra y el
paquetillo; y aparecen los nuevos envoltorios para los cigarrillos, que ahora
son Ideales, Celtas, Caldo Gallina, Canarios y otros, para los que se fabrica
otro tipo de petacas, conocidas como pitilleras, dignas herederas de su abuela
la petaca pero fabricadas con otros patrones y otros materiales.
No obstante, como la tradición
cultural de la petaca es enorme, se siguen recibiendo pedidos de petacas hasta
bien entrados los sesenta, momento en el que desaparecen y con ellas ese gremio
de antiguas costureras de petacas, que eran esenciales para el buen acabado de
las piezas.
Y es en ese momento de cambio
entre los cincuenta y los sesenta cuando nos encontramos con María y Pepa.
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