Extracto del libro de censo de Ubrique en 1894 del Archivo Histórico Municipal
Gentileza de Manuel Zaldívar Romero
Por Esperanza Cabello
Hace unos días una amiga nos preguntaba por la ubriqueña Isabel Domínguez León, una de las ocho mujeres que tienen dedicada una calle en Ubrique.
Teníamos algunos datos de ella, sobre todo de su relación con la iglesia y con nuestras abuelas, pues era solo un par de años mayor que ellas. También que al morir dejó sus bienes al pueblo, creándose en su casa, junto al asilo, la antigua maternidad.
Habíamos oído hablar de su generosidad y de su devoción, pero nos faltaban casi todos los datos, así que nos hemos puesto en contacto con nuestro tío Pepe Cabello (el mayor de la familia con una memoria increíble) y con nuestro amigo Manuel Zaldívar, porque sabemos que maneja como nadielos datos del censo de nuestro archivo municipal.
Y los dos han respondido con celeridad, haciendo nuestra tarea mucho más fácil. Muchísimas gracias.
Los primeros datos que nos ha enviado Manuel Zaldívar son de la familia Domínguez León en 1894, cuando aún no había nacido Isabel.
El padre se llamaba Joaquín Domínguez Cantalejo, natural de Villamartín, que tenía 46 años en la época y era labrador de profesión.
La madre se llamaba Isabel León Clavijo,natural de Ubrique, y tenía 40 años.
La familia vivía en el número 17 de la calle Sagasta, la actual calle Botica, justo enfrente del hermano de Isabel, Sebastián Domínguez, de 25 años, que era arriero.
En 1894 tenían cuatro hijos: Ana, de 19 años; Josefa, de 16; María, de 12 años y Joaquín de 3 años.
La familia Domínguez León en 1909 AHMU
Gentileza de Manuel Zaldívar
Los siguiente datos que tenemos son de 1909, los hermanos siguen viviendo en la calle Sagasta número 17, pero no aparecen ninguno de los progenitores, que deben de haber fallecido ya en la época.
Ahora sabemos la fecha de nacimiento de los cinco hermanos:
Ana María, de 31 años, había nacido el 18 de marzo de 1879.
Josefa, de 27 años, había nacido el 4 deenero de 1883.
María, de 23 años, había nacido el 19 de junio de 1887.
Joaquín, de 20 años, había nacido el 2 de marzo de 1890.
Isabel, de once años, había nacido el ocho de diciembre de 1899, un año antes que nuestra abuela.
La familia Domínguez León en 1910 AHMU
Gentileza de Manuel Zaldívar
En el censo de 1910 las circunstancias no han cambiado, los hermanos siguen viviendo en la calle Sagasta, 17. Ahora Ana María, la mayor, consta como "cabeza de familia", sabemos que todos los hermanos saben leer y escribir y que Joaquín es estudiante en Cádiz, con 21 años.
Aquí nuestra historia da un gran salto. De los libros de censo del archivo que tanto agradecemos a Manuel que nos haya facilitado a los recuerdos de nuestro tío Pepe Cabello. Transcribimos su comentario completo, porque es una lectura deliciosa:
"Creo te refieres a una de las dos
hermanas, originarias de nuestro pueblo, que llegaron a desde Cádiz. Su llegada a Ubrique, después de una larga estancia en la capital, fue espectacular. Recuerdo que fue en verano sin concretar
año - disfrutaba de mis vacaciones cuando un suntuoso haiga[1] (posiblemente un Mercedes) atravesaba
lentamente las calles de Ubrique. El chófer y dos señoras. Enseguida se comentó
que eran dos paisanas que volvían a vivir en Ubrique. Después se conocieron sus
nombres y apellidos.
Decididas a quedarse en su tierra natal adquirieron una casa en la calle Perdón al lado del Asilo. Pronto murió María, la hermana mayor.
A finales de los cincuenta, la parroquia antes de Jerez y después de Málaga, pasó a la archidiócesis de Sevilla, siendo cura el recordado don Gabriel. Isabel Domínguez donó el órgano que solemniza la liturgia parroquial. A su bendición vino, nada menos que el Cardenal Bueno y Montreal. Un obispo fumador y campechano que nos contaba a sus acompañantes las vicisitudes para sustituir al Cardenal Segura. Él era natural de Vitoria. Y con motivo de la bendición del órgano, hizo el regalo a Ubrique de traerle un organista de su tierra.
Decididas a quedarse en su tierra natal adquirieron una casa en la calle Perdón al lado del Asilo. Pronto murió María, la hermana mayor.
A finales de los cincuenta, la parroquia antes de Jerez y después de Málaga, pasó a la archidiócesis de Sevilla, siendo cura el recordado don Gabriel. Isabel Domínguez donó el órgano que solemniza la liturgia parroquial. A su bendición vino, nada menos que el Cardenal Bueno y Montreal. Un obispo fumador y campechano que nos contaba a sus acompañantes las vicisitudes para sustituir al Cardenal Segura. Él era natural de Vitoria. Y con motivo de la bendición del órgano, hizo el regalo a Ubrique de traerle un organista de su tierra.
Un curita -entonces- recién ordenado y que pasó, como
uno de los mejores curas sus primeros años: Don José Enrique Ayarra Aguirre.
Posteriormente canónigo en Sevilla y organista de fama mundial y mantenedor de
los cursillos de cristiandad, para no perder su entrega Sacerdotal.
Y no acabo ahí la generosidad de doña
Isabel. Su casa fue también donada para la primera Maternidad en Ubrique. Y un
pequeño detalle familiar, la familia tiene un imperdible de oro, regalo de
ella. Se lo donó a abuela Julia en una de las visitas que les realizó".
[1] Un
haiga: en la España de posguerra nacieron bastantes nuevos ricos gracias a los
trapicheos, y como en esa España de incultura había que ostentar para ser
alguien y como, incluso a día de hoy, el estatus de una persona se mostraba
con el coche que conducía (que no quiere decir que vayan asociados, las
apariencias engañan) cuando iban a comprar un coche pedían, simplemente “El más
grande/caro/mejor que haiga”
Realmente no es que se dijese “haiga” (que también los
habría, no quepa duda), no era más que una palabra para ridiculizar la
incultura de la dura posguerra, pero esa simple palabra pasó a servir para
llamar a los coches muy grandes, generalmente americanos, de importación.
Probablemente los “haiga” más destacados sean los Dodge fabricados por
Barreiros, conocidos como “Los haiga del Franquismo”
Fuente: https://www.actualidadmotor.com
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