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domingo, 1 de septiembre de 2019

Agustín Campos. In memoriam





Por Esperanza Cabello

Hoy es un día muy, muy triste para todos los que lo hemos conocido y tratado, esta mañana nos hemos despertado con la terrible noticia del fallecimiento de Agustín Campos, nuestro Agustín. Un hombre grande, un hombre bueno donde los haya, una persona elegante, discreta, bondadosa, humilde y, por encima de todo, humana.
Agustín es ubriqueño por los cuatro costados, nació hace ochenta años (su ochenta cumpleaños fue el pasado julio), es el más pequeño de los tres hermanos, y toda su vida ha transcurrido entre su familia, su trabajo, su pueblo y su campo. Había pasado su infancia en otro campo, en el Cañajoso, y su sueño, cumplido en los sesenta, era tener un campito propio.
Así lo conocimos hace ya más de veinte años, en su querido Amarguillo, siempre junto a su queridísima Marina, y rodeado de los suyos, de sus amigos, de sus vecinos y conocidos que tanto lo quieren.
Desde los catorce años, siendo ya un jovencito petaquero, Agustín decidió que uniría su vida a Marina Rubiales Rojas, y así fue.
Siempre pendiente de ella, tan bueno, tan afectuoso y tan dedicado que provocaba una infinita ternura verlos juntos. Ya cumplieron sus bodas de oro, más de cincuenta años casados. Más de cincuenta años de amor y de respeto en los que han formado una magnífica familia con sus hijos Ángeles Mari, Agustín y Emilio y sus cinco maravillosos nietos, que han sido la alegría de estos abuelos.
Agustín ha sido petaquero de los buenos, de los leales, de los honrados, de los comprometidos. Un petaquero de los de siempre, que conoce su trabajo a la perfección y que no ha cejado en su empeño de mejorar y de avanzar, de los que ha conseguido que el nombre de la piel de Ubrique brille con luz propia.
La vida le había dado una prórroga, hace diez años su corazón comenzó a tener problemas y Agustín tuvo que emplearse a fondo para cuidarse. Sus ganas de vivir, su ilusión por continuar llevando una vida sencilla y llena de bondad le ayudaron a mantenerse y a llevar una vida tranquila y sosegada, dedicado  sus gallinas, sus ovejas, su campo, sus amigos, sus vecinos y, sobre todo, a los suyos.
Este verano lo hemos estado viendo a diario, siempre con su sonrisa, siempre pendiente de su Marina, y qué poco podíamos imaginar que esa prórroga de diez años iba a terminarse esta mañana, de forma pacífica y serena, como él ha sido toda su vida.

Descansa en paz, amigo Agustín, has dejado tras de ti una estela de amabilidad, de ternura, de generosidad y de respeto que hace que tu muerte nos haga pensar, por encima de las lágrimas, que hemos tenido la suerte de conocer a un hombre realmente bueno, justo y honrado, que somos afortunados por haber podido aprender de ti.

Todo nuestro cariño para tu familia, que tanto te quiere. Un fuerte abrazo.


La misa funeral por el alma de Agustín tendrá lugar mañana, lunes, dos de septiembre, a las diez y cuarto de la mañana, en el cementerio de Ubrique.


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