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jueves, 20 de febrero de 2020

Chincho chinchorro. Aquellos juegos infantiles

 Niños jugando al Chincho chinchorro
Juegos tradicionales que se han perdido



Por Esperanza Cabello

La semana pasada tuvimos la fortuna de rememorar un recuerdo muy emocionante: cuando jugábamos al chincho chinchorro de pequeños, pero también cuando enseñábamos este juego a nuestros hijos y jugábamos con los hijos de los amigos.
Y resulta que nos dimos cuenta de que casi habíamos olvidado las letras de las canciones de este juego y encontrábamos rimas un poquito surrealistas, así que, como en tantas ocasiones, recurrimos a los amigos y amigas de Ubrique en el recuerdo para poder  completar los versos.
Y allí encontramos a varios amigos que amablemente y haciendo un precioso ejercicio de memoria han recompuesto con nosotros este juego tan emocionante.




Y como es imposible, a estas alturas, encontrar fotografías de niños y niñas jugando al Chincho chinchorro, hemos propuesto a  nuestro compañero Rafael hacer un pequeño alto en las actividades diarias y un animoso grupo de chicos y chicas de nuestro centro se han animado a jugar como en los sesenta. Muchísimas gracias a todos, sois geniales.




Para jugar a Chincho chinchorro  hace falta un grupo de niños y niñas dispuestos a divertirse, uno de ellos hace de demonio, quedándose un poco alejado, y el resto se pone en fila haciendo el trenecito. El primero hace de "madre" y el último hace de "Mariquilla la de atrás".



 La fila comienza a caminar al ritmo de la canción (un poquito surrealista, como dijimos).


Chincho chinchorro
Quítate ese gorro
Si no te lo quitas
Come papas fritas

Estas rimas, como decía nuestro hermano Manolo: con la música militar del quinto levanta, tira de la manta, que eran otros tiempos.




 Entonces se para ba la fila y todos gritaban
"Mariquilla la de atrás"
Y el último de la fila llegaba y preguntaba
"¿Qué quiere usted, mamá?"
A lo que la madre respondía
"Anda, ve y dile al demonio que si quiere pelear"






Entonces era el momento de acercarse al demonio, y mientras todos los de la fila aguantaban sus nervios y su impaciencia,  el elegido se acercaba al demonio y le decía:

"¿Demonio, estás?
Que dice mi madre que si quieres pelear"




El demonio hacía ademán de estar vistiéndose, y explicaba:
"Ahora voy, que me estoy poniendo los calcetines".


 
Y de nuevo toda la fila comenzaba la retahila:

Chincho chinchorro
Quítate ese gorro 
Si no te loquitas
Come papas fritas
¡Mariquilla la de atrás!
¿Qué quiere usted, mamá?
Anda ve y dile al demonio que si quiere pelear.



El demonio, con toda su parsimonia, iba poniéndose los zapatos, los guantes, la chaqueta, el sombrero... mientras todos los niños seguían cantando en su fila y estaban cada vez más nerviosos ante la inminente llegada del demonio. Pero era muy imortante no romper la fila. 


 Y así todos cantando y gritando hasta  que por fín, según nos cuenta  María Sánchez, el demonio se acababa de vestir llegaba a la fila y preguntaba a la madre:
 ¿Hoy que es?
Viernes,
¿Se come carne?
No
¿Por dónde se va a la carnicería?

 La madre decía: "Por aquí no, ni por allí", intentado que el demonio no pasara.


Y mientras todos los de la fila intentaban no estar en el punto de mira del demonio, que intentaba colarse por la iquierda o por la derecha, la madre le impedía el paso todo lo posible.




Nuestros niños  han hecho a la perfección el juego, y se lo han tomado tan en serio que el demonio ha tenido verdaderos problemas para colarse por algún resquicio, y nos hemos quedado mirándolos muy divertidos porque nuestro señor demonio era muy escurridizo, pero la señora madre y sus ayudantes no lo han dejado acercarse a la fila, de tal manera que han terminado muchos por el suelo muertos de risa. 

Y nos hemos reido tanto con ellos que no hemos podido captar el último momento del juego, como dice Mari Carmen ese de la desbandada y la algarabía, cuando todos salían corriendo huyendo del demonio.








Suena muy nostalgico, pero ojalá volviéramos a ver a esos grupos de niños y niñas pequeños jugando al chincho chinchorro en la Plaza, o en la calle Matadero, o en el campo (allí el demonio estaba siempre detrás de un lentisco, para dar más emoción al juego). Nosotros hemos tenido la suerte de ver a estos niños jugar, quizás por última vez, a un juego que parece ser genuinamente ubriqueño, porque no hemos encontrado en internet absolutamente ninguna referencia de nada ni siquiera parecido, a no ser una pequeña entrada que nosotros mismos hicimos en 2015  (en este enlace).

Así que si tienen ustedes hijos o nietos, quizás puedan enseñarles a jugar a este juego tradicional ubriqueño que está, como los tinetes, en vías de desaparición.

Nuestro mayor agradecimiento a este grupo de chicos y chicas que tan amablemente se ha prestado a jugar al chincho chinchorro y por supuesto a todos los amigos y amigas de Ubrique en el recuerdo que nos han hecho revivir este juego: María, Mari Carmen, Manolo, José María, Ana, Eva, Puri, Elena, María, Mari Carmen, Manuela, Mariluz, María, Marisa, Mary Carmen y María.


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