Recordatoria compartida por Elena Lobatón
En Ubrique en el recuerdo
La semana pasada nuestra amiga Elena Lobatón compartió varias recordatorias muy interesantes en Ubrique en el Recuerdo, y entre ellas esta de noviembre de 1945, recuerdo de unos ejercicios espirituales celebrados en el convento, y este fue el comentario de nuestro tío José María Cabello
Esta
foto documenta que el convento tuvo muchos servicios de carácter
público, antes de su dedicación actual. Sufrió daños importantes con la
quema anterior a la insurrección del 36. El incendio afectó esencialmente a la
Iglesia, la biblioteca, las imágenes, excepto la de
nuestra Patrona, y enseres. Pero el edificio se mantuvo incólume.
Y se marcharon los Capuchinos, que solo disfrutaban del uso, pero no de
la propiedad de huerta y monasterio. Pienso que está fue la verdadera
causa de no volver los Capuchinos.
Cierto es que nuestro paisano Padre
Sebastián sufrió mucho con la decisión del Capítulo Provincial de su
Congregación, que siempre alegaron falta de vocaciones.
Pero en aquellos
años, la falta de centros de estudios medios hacía que se llenaran de
aspirantes noviciado y seminarios. Ubrique, por entonces era una
verdadera cantera por el número de seminaristas que había.
En mi opinion
el motivo de no volver los frailes fue por la inseguridad jurídica que se produjo al
cesar ellos en la posesión y volver todo el bloque a sus auténticos
propietarios. Suerte que se trataba de una familia piadosa que cedió su
propiedad, como Santuario a nuestra Patrona la Virgen de los Remedios.
Posteriores negociaciones, las desconozco.
Pero el convento llegó a ser
Casa para Ejercicios Espirituales de internos, Escuelas Parroquiales y
hasta Seminario de Verano para la diócesis de Málaga.
En concreto, la
tanda de ejercicios del año 45 estaba en su culmen como párroco don
Rafael Jiménez Cárdenas , que había tomado posesión como cura propio.
Seguro, Elena, que la presidenta de las jóvenes de A.C. era o tu tía
María de los Ángeles o Juanita Yuste o Carmen Herrero. Y posiblemente
quien los dirigió fue un jesuita de Málaga, el padre Martínez que
frecuentaba mucho Ubrique, amigo de don Rafael.
¡O tempora, o mores!
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