Sal de las salinas de Hortales y aceite de Olvera
Que nunca falten en vuestro nuevo hogar
Por Esperanza Cabello
Imaginamos que esta tradición se habrá ido perdiendo con el paso del tiempo, no sabemos el alcance de esta pérdida, y tampoco si se mantiene aún en alguna casa, pero nosotros hemos vivido con ella y la seguimos transmitiendo cada vez que tenemos ocasión.
Siempre recordaremos cuando nos mudamos a nuestra casa definitiva, en la calle Matadero. Nuestra abuela llegó un día, cuando aún no estábamos allí fijos, a llevar a nuestra madre un saquito de sal y una lata de aceite de oliva. Era lo primero que tenía que entrar en una casa, explicó nuestra abuela Natalia, para que nunca falte.
Ese día también traía un kilo de pan y azúcar, así que merendamos pan con aceite y azúcar, como casi todas las tardes
Poco tiempo después nuestra tía María Remedios se mudó a la casa contigua, y fue nuestra madre quien le compró el aceite y la sal, que nunca faltara.
Así, en todos estos años, nuestra madre nos ha llevado el aceite y la sal a todas las casas en las que hemos ido viviendo y más tarde hemos sido nosotros mismos quienes hemos llevado estos preciados productos a los familiares o a los amigos que han estrenado casa.
Próximamente tendremos unos nuevos vecinos y amigos en la calle, y lo primero en lo que hemos pensado ha sido en la sal y el aceite, así que, manos a la obra: un botecito de sal de las salinas de Hortales y una botellita de aceite de oliva de Olvera, dos de los tesoros de nuestra sierra.
Esto no tendría mucha importancia, además de recrear las tradiciones, si no fuera porque hemos estado intentando encontrar en internet el origen de esta tradición hasta llegar a las tradiciones judías.
Sabemos que la sal es una de las sustancias minerales más abundantes en la
naturaleza y se la conoció desde tiempos antiguos, debido a su
importancia nutricional y medicinal en el ser humano, y por otra parte,
por ser imprescindible como condimento en los alimentos para resaltar su
sabor. Se ha empleado para conservar los alimentos y también se le han
atribuido significaciones religiosas, poderes malignos e incluso
propiedades claves en las prácticas de la alquimia. Su industrialización
arranca de la prerromanización, siendo potenciada después por los
romanos; en las liturgias pagana y cristiana formaba parte de sus ritos
sagrados, como el bautismo, la consagración de templos, la bendición de
aguas.
Por otro lado, Andalucía cuenta con cerca de un millón y medio de hectáreas de olivar.
Este ancestral cultivo, asentado en nuestra comunidad autónoma desde
hace miles de años, es de vital importancia para la región. Su
influencia es clara tanto en el ámbito económico como en el
medioambiental, pero también lo es en el ámbito social y cultural.
Y además, hemos sabido que en la tradición judía, los primeros objetos que se deben llevar al nuevo hogar son: pan y sal.
Su interpretación es bien curiosa: la barra de pan es para que los
habitantes de la vivienda nunca pasen hambre, mientras que la sal es
para atraer una vida “llena de sabor”.
Así que seguramente, como en todas nuestras costumbres ancestrales, todo se ha relacionado con todo y hemos heredado de la tradición judía el llevar las cosas importantes a una nueva casa, añadiendo el aceite que está tan íntimamente ligado a nuestra gastronomía.
En cualquier caso, siempre es un lujo poder desear todo lo mejor a los nuevos vecinos 💜💜💜💜💜.
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Yo sigo siendo fiel a esas tradiciones: a mis amigas y a mis cuñados, cuando se han cambiado de casa, lo primero es llevarles aceite, sal y arroz.
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