Humberto Janeiro Rubiales, junio de 1911
Por José María Cabello Janeiro
Días en que nuestro pueblo Ubrique vuelve a los medios de comunicación.
La muerte y el sepelio de Humberto Janeiro (q. e. p. d.) han vuelto a ocupar
sitio en prensa y tertulias de televisión. Con esa visión rasgada a que nos
tienen acostumbrados, distorsionan la realidad sobre Ubrique, la familia
Janeiro y mi primo Humberto al que Dios, en su infinita misericordia acaba de
recibir en su Seno.
Porque Ubrique no es un pueblo cateto como en tantas
entrevistas a su figura, se nos ha calificado. Ni las figurantes eran modelos
ni modelo de la mujer ubriqueña, que a la par con los petaqueros, han sido
capaces de transformar su artesanía en industria de la piel que han hecho
llegar su producción a los más lejanos lugares del mundo. Ejemplo de
solidaridad al reconvertirla en la de ayudas a los sanitarios durante el
castigo del virus. Orgullo de quienes nacimos a pie de la Sierra. Tampoco somos
- los Janeiro- ni casta ni clan con su patriarca. Somos una familia normal,
sencilla en la que abundan artistas no exclusivamente taurinos y montón de
universitarios en sus miembros más jóvenes. Nuestro carisma es la unión y la simpatía,
heredados del tronco común Manuel Janeiro Córdoba, Secretario de la logia
masónica local y constructor de la primera plaza de toros (¡Ay, desaparecida!)
Y de Julia Rubiales Cobeñas, con numerosa descendía destacando por su
permanente buen humor el abuelo Humberto Janeiro. Dos asambleas sobre nuestro
apellido hemos celebrado en Ubrique y en Barco de Valdeorras, de donde procede
nuestra familia. La de Ubrique, bien numerosa se celebró en Ambiciones, prueba
de nuestra unidad y que rebosaba sabor familiar por ser tan unida a nuestro
apellido. Y se marchó nuestro primo Humberto, herido por la enfermedad común de
la diabetes. Un luchador "made in Ubrique”. Supo del fracaso y del
triunfo. Sufrió de adolescente una poliomielitis que le retuvo en cama muchos
meses. Yo le visite varias veces en su vieja casa cuartel de la Plaza de la
Verdura. Supo de la amargura de la emigración. Ejerció varios oficios. Pero el
que mejor realizó fue el de sacrificar su propia vida por el triunfo de sus
cuatro hijos. Una anécdota de la que soy testigo único lo confirma.
Presentación de Jesulín en Ronda como novillero. Empresario, Antonio Ordóñez
quien solía asiduamente acercarse a la Central de la Caja de Ahorros en plan
coloquial. El triunfo de Jesús fue tan grande, que le oí decir al siempre
Maestro "qué pena que este chaval no sea de Ronda"...
Humberto, en esa fecha, estaba en un bajón económico. En la
mesa de mi despacho de Abogados en la Asesoría que cedi a un compañero por
evitar mi firma, un expediente. Juicio sumarial hipotecario contra Humberto Janeiro
López, el padre de Jesulín. Al día siguiente de la corrida la deuda fue pagada
en la sucursal de Ubrique. La demanda no llegó a pisar el Juzgado. Así era
Humberto. Como el mismo en una entrevista se autoafirmo, mi primo pese al peso
de polvo que la vida nos hace entremezclar virtudes con defectos ha sido un
hombre bueno. Una oración piadosa de nuestra parte para su eterno descanso. Y
nos unimos al dolor de Carmen y sus cuatro hijos así como al de su compañera y
cuántas personas con su asistencia han hecho más llevadera su enfermedad y
despedida.
D.O.M. Al Dios, infinitivamente bueno, lo encomendamos, como
se leía en las antiguas esquelas funerarias.
JOSÉ MARÍA CABELLO JANEIRO
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