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jueves, 13 de agosto de 2020

Despedida de nuestro primo Humberto, por José María Cabello Janeiro


Humberto Janeiro Rubiales, junio de 1911



Por José María Cabello Janeiro



Días en que nuestro pueblo Ubrique vuelve a los medios de comunicación. La muerte y el sepelio de Humberto Janeiro (q. e. p. d.) han vuelto a ocupar sitio en prensa y tertulias de televisión. Con esa visión rasgada a que nos tienen acostumbrados, distorsionan la realidad sobre Ubrique, la familia Janeiro y mi primo Humberto al que Dios, en su infinita misericordia acaba de recibir en su Seno. 
Porque Ubrique no es un pueblo cateto como en tantas entrevistas a su figura, se nos ha calificado. Ni las figurantes eran modelos ni modelo de la mujer ubriqueña, que a la par con los petaqueros, han sido capaces de transformar su artesanía en industria de la piel que han hecho llegar su producción a los más lejanos lugares del mundo. Ejemplo de solidaridad al reconvertirla en la de ayudas a los sanitarios durante el castigo del virus. Orgullo de quienes nacimos a pie de la Sierra. Tampoco somos - los Janeiro- ni casta ni clan con su patriarca. Somos una familia normal, sencilla en la que abundan artistas no exclusivamente taurinos y montón de universitarios en sus miembros más jóvenes. Nuestro carisma es la unión y la simpatía, heredados del tronco común Manuel Janeiro Córdoba, Secretario de la logia masónica local y constructor de la primera plaza de toros (¡Ay, desaparecida!) Y de Julia Rubiales Cobeñas, con numerosa descendía destacando por su permanente buen humor el abuelo Humberto Janeiro. Dos asambleas sobre nuestro apellido hemos celebrado en Ubrique y en Barco de Valdeorras, de donde procede nuestra familia. La de Ubrique, bien numerosa se celebró en Ambiciones, prueba de nuestra unidad y que rebosaba sabor familiar por ser tan unida a nuestro apellido. Y se marchó nuestro primo Humberto, herido por la enfermedad común de la diabetes. Un luchador "made in Ubrique”. Supo del fracaso y del triunfo. Sufrió de adolescente una poliomielitis que le retuvo en cama muchos meses. Yo le visite varias veces en su vieja casa cuartel de la Plaza de la Verdura. Supo de la amargura de la emigración. Ejerció varios oficios. Pero el que mejor realizó fue el de sacrificar su propia vida por el triunfo de sus cuatro hijos. Una anécdota de la que soy testigo único lo confirma. Presentación de Jesulín en Ronda como novillero. Empresario, Antonio Ordóñez quien solía asiduamente acercarse a la Central de la Caja de Ahorros en plan coloquial. El triunfo de Jesús fue tan grande, que le oí decir al siempre Maestro "qué pena que este chaval no sea de Ronda"...
Humberto, en esa fecha, estaba en un bajón económico. En la mesa de mi despacho de Abogados en la Asesoría que cedi a un compañero por evitar mi firma, un expediente. Juicio sumarial hipotecario contra Humberto Janeiro López, el padre de Jesulín. Al día siguiente de la corrida la deuda fue pagada en la sucursal de Ubrique. La demanda no llegó a pisar el Juzgado. Así era Humberto. Como el mismo en una entrevista se autoafirmo, mi primo pese al peso de polvo que la vida nos hace entremezclar virtudes con defectos ha sido un hombre bueno. Una oración piadosa de nuestra parte para su eterno descanso. Y nos unimos al dolor de Carmen y sus cuatro hijos así como al de su compañera y cuántas personas con su asistencia han hecho más llevadera su enfermedad y despedida.
D.O.M. Al Dios, infinitivamente bueno, lo encomendamos, como se leía en las antiguas esquelas funerarias.



 JOSÉ MARÍA CABELLO JANEIRO




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