José María Cabello Janeiro
La
festividad del Voto me sabe a inicio y a final. A los arquilleros, que
mecen suave a la Madre para enfilar por los Solanos y pasear por calle
Nevada hasta las casas rabiosamente blancas de la Torre, recién
encaladas.
Flores en la calle, en las ventanas,
en los balcones o derramadas en pétalos a nuestra Patrona. Oscurece la
tarde y se hace parada. Alguna persona enferma quiere clavar sus ojos en
la Virgen de los Remedios. También de algún balcón se refuerza la
visión con bengalas que esparcen por fases luz y fuego.
La emoción del
paso por el Peñón, en que nuestra Reina del Cielo se une a nuestra Madre
Tierra. La banda de música, perfecta- Y el pueblo. Todo el pueblo
alrededor de la Virgen, y... La armonía.
Contemplar en la Función,
unidos los y las devotas con los representantes municipales. La
Alcaldesa de Ubrique, con la Alcaldesa perpetua de la villa.
Gracias.
Muchas gracias a todos por haber podido seguir los cultos y la despedida a la
Virgen. A la que no le decimos adiós, sino un hasta luego, porque la
veremos en el Convento para rogarle, que Ella, sabedora de anteriores
epidemias, nos ayude a que desaparezca esta pandemia.
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