Ubrique, espectacular fotografía gentileza de
Nuestro amigo Manolo Canto ha tenido la gentileza de prestarnos esta magnífica fotografía para ilustrar las reflexiones otoñales de nuestro tío Pepe. Estos dos ubriqueños, aparentemente tan separados por las circunstancias y los años, no pueden ser más cercanos en cuanto a valores, a sensatez, a cultura, a cercanía, a humanidad.
Muchísimas gracias a los dos por la tarea que hacen a diario por todos nosotros. No paréis nunca 💜💜💜💜💜
Por José María Cabello
Y sin llamar a la puerta, llegó el otoño.
Cierto es que la naturaleza tiene sus leyes fijas. Y hasta respeta nuestro
calendario. Pero carece de reloj para medir el tiempo y es difícil que coincida
su inicio con la fiesta de San Mateo, del día 21, que es la que señala la nueva
órbita el calendario. A veces una fuerte tormenta es su anticipo, como la más
fuerte que recuerdo con inundación de la iglesia en plena novena del año 49 del
pasado siglo, en Ubrique.
Otra vez, nace
el calor del conocido popularmente como “veranillo
de San Martín”, pero no con la fiereza de los meses veraniegos. Estas reflexiones me hacía,
cuando atravesaba el muelle uno para llegar al centro de la ciudad. Es mi paseo
diario.
El puerto, como siempre, vacío. Anclado en la bahía, un
veterano crucero sin ocupantes, que lleva ahí todo el tiempo desde que se
decretó la alarma, porque quebró la consignataria y está embargado. De los
demás cruceros que daban vida al comercio, anunciados para septiembre, ni están
ni se les espera. En la bocana del puerto un exagerado yate de un millonetis
australiano. Ni otro barco particular sino un par de navíos preparados para
turistas y su paseo marino, con signo evidente de paro. En el muelle tres y al
pie de la aduana, el "Melillero" que nos une a diario con la ciudad
hermana. Su popa, con dos fauces abiertas para el tránsito de autos y camiones.
Pero no se observa ni cola de pasajeros ni de vehículos, como en años
anteriores en los que el desfile de marroquíes y los coches de todas marcas con
los bártulos más increíbles, en estas fechas era constante.
La mirada final, al muelle de carga. Ni un barco allí
anclado. Únicamente se ven inhiestas un número indeterminado de grúas gigantes
que parecen abrazar a unas nubes grises que enmarcan el aire otoñal de la
jornada. Pero ni traen ni llevan nada, están paradas. Este es el balance
exterior que nos envuelve para un otoño duro y caliente.
Se inicia el curso académico. Lo inician los más
pequeños. ¿Cómo pueden soportar toda la mañana la mascarilla puesta? El virus
sigue dislocado. Las cifras, asustan. Surgen nuevos héroes además de los
sanitarios, los docentes: Tareas de atención grupal, además de las académicas.
También me enorgullece el tener familiares directos en la docencia. A ellos y a
todos sus compañeros, aplauso y
reconocimiento por tan humana misión.
Y nosotros...fidelidad y disciplina. Y
tambien, una oración. Son días de piedad obligada. La Virgen de los
Remedios nos espera. Es nuestra Madre y Mediadora. En cualquier
tribulacion, nos dice San Bernardo, "Respice Stellam, vide Mariam" (mira a la Estrella e invoca a María).
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