Por Esperanza Cabello
Ese es el titular que hemos podido leer en la Revista Virtual de Prensa Histórica en el número 180 del periódico "España libre", un periódico editado en Francia en noviembre de 1949 por la CNT y la AIT.
Se trata de un artículo escrito por el ubriqueño J. Carrillo, exiliado en Francia, que transcribimos en esta entrada y que puede leerse en este enlace, lamentándose por el asesinato de Ovidio Carrasco Paradas en nuestro pueblo.
Hemos obtenido alguna información sobre Ovidio en este enlace.
CARRASCO PARADAS, Ovidio. Vecino de Ubrique (Cádiz). El 7 de abril de 1947 fue detenido en Ubrique junto a seis vecinos más, interviniéndoles un receptor de radio-galena, del que se dijo estaba destinado a la guerrilla. El 12 de septiembre de 1949 fue fusilado por la guardia civil en la calle Consistorio de Ubrique. Aquel mismo día habían dado muerte a tres guerrilleros en las afueras de la localidad, paseando sus cuerpos por la calle Alameda. PÉREZ, Manuel, 1992, 210, 217 y 275
J. Carrillo había leído la noticia del asesinato de Ovidio en el número 177 de "España Libre" , en este enlace, junto a José Llucia Pérez, su mujer Remedios González y Manuel Zurita Álvarez, y, presa de la tristeza y de la rabia, hace una loa de su amigo, el sastre Ovidio Paradas que tanto había hecho por el pueblo.
Nos llaman la atención muchos detalles de esta crónica, su versión de lo ocurrido en Ubrique en julio de 1936 no coincide totamente con las muchas versiones que hemos podido conocer en estos años, pero habla de nuestro abuelo, al citar a los ubriqueños encarcelados; de Francisco Jaén y de Marcos León, los dos primeros encarcelados.
Pero nos ha causado mucha tristeza el relato de la muerte de María Ortega, aquella anciana que fue asesinada en su casa por no querer desvelar dónde estaban sus hijos. Siempre supimos que la madre de nuestra querida María Morales, mujer de Luis Ortiz, había recibido varios tiros en su propia casa por no consentir ponerse del lado de los sublevados.
Nuestra madre nos contó aquella terrible historia cuando éramos pequeños, María era la "madre de leche" de nuestra tía María Remedios, costurera en casa de abuela Natalia, con la que compartía costura, compañía y experiencias en aquellos tiempos tan terribles.
Nadie diría que nuestra abuela le ayudaba a hacer pantalones para los maquis, seguramente sin ser plenamente consciente del peligro al que se exponían, solo ayudaba a su amiga a hacer ropa para su marido. Luis estuvo oculto durante muchos años, temiendo por su vida.
Transcribimos el artículo de J. Carrillo íntegramente, con la intención y el deseo de que conociendo nuestra historia no vuelvan a producirse hechos tan terribles.
UBRIQUE MÁRTIR, POR J. CARRILLO
En el número 177 de España Libre acabo de leer algo que ha sublevado mi conciencia, y por mi condición de hijo de Ubrique, creo que me permitirá escribir algo sobre estas nuevas víctimas del fascismo, todos ellos conocidos desde la infancia, amigos, y también, hermanos en ideas.
Ubrique, pueblo de la Provincia de Cádiz con una población de 13.000 habitantes, geográficamente admirado por las sierras y cordilleras que le rodean, situado por lo tanto en un hoyo, al divisarle, cuando se divisa, invariablemente nunca a más de medio kilómetro de distancia, aparece blanco como una paloma, que bebe el agua del Majaceite, que riega además sus huertas de la parte Norte. Nadie diría que es Ubrique, donde se construyen las famosas petacas, y tan conocido por su industria de marroquinería, sin comparación en el orbe.
Ya en las contiendas que hubo en España para traer la República del 73, Ubrique dio la sangre de algunos de sus hijos que se batieron contra los adversarios de aquella.
El 18 de Julio de 1936, este pueblo, este Ubrique mártir, al enterarse de la sublevación fascista se apresuró a organizar su defensa con los pocos medios materiales de que disponía. Las escopetas de caza eran las armas más numerosas. Cada hora que pasaba, las noticias eran más alarmantes: Cádiz en poder de los facciosos, después Jerez, Arcos de la Frontera, Villamartín, Algeciras, la Línea de la Concepción, así sucumbía la provincia de Cádiz gracias a las legiones de moros que los fascistas desembarcaban. Pero nada de todo esto hizo decaer la moral de este pueblo; todo lo contrario, con más entusiasmo continuó organizando su defensa, previendo que el combate sería duro. Y éste, llegó. El 26 de julio, a las dos de la tarde, uno de nuestros vigías, que, alejado de los demás grupos y en sitio prudente, vigilaba la carretera de Jerez, llegó a los grupos que estaban en la «Venta de las Cumbres» diciendo: — ¡Ya están aquí!
— Por la cuesta de Tavizna suben camiones y más camiones, no puedo decir cuántos son, porque van apareciendo cada vez más.
Nadie quiso saber otra cosa. Por cierto, era la hora en que se empezaba a comer, como cualquier Ejército en campaña. Las escopetas reemplazaron las cucharas y a los diez minutos sonaron los primeros disparos.
Los fascistas interrumpieron la marcha, ya que venían a conquistar un pueblo que ellos sabían muy bien, que amaba la libertad. Pero lo que Ignoraban era el coraje con que la defenderían. Siete horas de combate encarnizado, en que el enemigo tuvo muchas bajas, entre ellas un jefe fascista jerezano, el doctor Solís. Se hicieron once prisioneros que se trataron como a tales, ingresándolos en la cárcel y reuniéndolos a una veintena de fascistas de la localidad detenidos desde los primeros días. Haré resaltar el trato humanitario y considerado que recibieron esta gente, ya que luego hemos de ver cómo procedieron ellos en correspondencia, y cómo proceden aún con quienes tuvieron sus vidas en las manos. Nuestros hombres son quienes, sin creer en dios, ni tener por qué conocer el quinto mandamiento ¡NO MATARON!, mientras que vosotros fascistas, matáis y seguiréis matando, porque Ubrique, este pueblo noble y trabajador, no lo conquistaréis. Lleva en su corazón estas tres letras: C. N. T.
El día 27 de julio, a las primeras horas de la mañana, los fascistas reanudaron el ataque con toda clase de fuerza, entre la que predominaban los moros, armamento de toda clase y un avión arrojando hojas invitando al pueblo a que se entregara y que si no lo hacía sería bombardeado. No por ello se entregó. Combatió hasta agotar las pocas municiones que habían quedado del combate anterior. El pueblo en masa se desplegó hacia las sierras. Durante una docena de días, los malvados no molestaron a nadie, buscando la forma de que su presa fuera mayor. Para ello enviaron emisarios por toda aquella zona, invitando a todo el mundo a que volvieran a sus hogares, que cada cual reemprendiera su trabajo, que en Ubrique nada pasaba. Fueron muy pocos los engañados por esta maniobra, sobre todo los que ellos querían.
Fracasado este intento, la “hiena” hizo su aparición, saqueando domicilios obreros, pelando a mujeres y haciéndoles tomar aceite de ricino. Detenciones y fusilamientos. El primero en caer fue el compañero Francisco Jaén de la C.N.T. y Marcos León del Partido Socialista.
Fue tan inhumana la muerte que les dieron que cuando decidieron acabarles ya les habían arrancado los brazos. Antonio Rubiales, enfermo en cama, bajo la custodia del médico, fue sacado de ella y fusilado. El médico, hombre de derechas, protestó ante este crimen, siendo amenazado por los falangistas si trataba otra vez de proteger algún rojo.
Seriamos demasiado extensos si continuásemos narrando todos los casos de crímenes cometidos, pero no queremos terminar sin mencionar el caso de María Ortega, residente en la calle de Toledo, mujer de avanzada edad. Todos los días iban los falangistas a preguntarle por sus dos hijos; ella contestaba que no sabía nada de ellos, hasta que un día del mes de agosto del 36, al recibir la ya acostumbrada visita, esta pobre madre, dolorida por los crímenes que se cometían todas las noches, respondió a sus visitantes: — Están en la sierra ¿es que queríais que se quedaran para que los matéis como a los otros? Los sentimientos de esta gente no respetaron a esta madre y sus frases le costaron la vida.
Queremos destacar que en la lista de detenidos que nos da España Libre se encuentran el yerno y la hija de esta mujer — Luis Ortiz Ramírez y María Morales Ortega —. En cuanto a sus dos hijos, uno de ellos fue muerto en los combates de Málaga y el otro, Bartolomé Morales Ortega se encuentra en Francia (Dordogne).
Más de 60 fusilamientos se hicieron en este pueblo en los primeros meses, sin tener en cuenta que las vidas de todos ellos, los fascistas, fueron respetadas, como ya hemos dicho antes.
A los 13 años los hechos se repiten, Ubrique de nuevo ensangrentado, de nuevo martirizado, ultrajado; madres, esposas, hijos y hermanas enlutados; pena y terror en sus habitantes; seis muertos, veintiocho detenidos que están siendo brutalmente torturados.
La guardia civil puede decir que ha detenido y exterminado varios bandoleros, pero los ubriqueños que estamos en Francia, como no somos pocos, sabemos que la C.N.T. de Andalucía ha perdido unos cuantos de sus hombres mejores y que otros muchos se encuentran amenazados. Sus mismos asesinos saben que son trabajadores honrados, pero la guardia civil, ante el mendrugo de pan que les ofrece Franco, más negro que sus capas y tricornios, como decía García Lorca, llama bandoleros a los que todo lo dan porque España recobre las libertades que tan vilmente le fueron arrebatadas.
Mucho podríamos decir de los compañeros que han caído en Ubrique, pero para no abusar del acogimiento de nuestro periódico, sólo mencionaré la actuación ejemplar del joven libertario, cobardemente asesinado: Ovidio Carrasco Parada (rectifico un error de España Libre que indica 44 años de edad, debiendo decir 34).
Hijo de una familia republicana, abrazó las ideas libertarias a la edad de 17 años. Con el que esto escribe, organizó las Juventudes Libertarias, de las que era secretario. Era tanta la simpatía que tenía entre la juventud, que consiguió retirar a muchos jóvenes de los sitios donde nada bueno tenían que aprender, y así, atraerlos al Ateneo que él con tanta tenacidad organizó. Queda confirmada la consideración que atrajo su brillante labor que en un Congreso Comarcal de JJ. LL celebrado en Jerez en el 33, y al que asistió como delegado, se nos dijo que era el tanto por ciento más subido de afiliados que en general teníamos con relación al número de habitantes del pueblo.
Era tal su dinamismo que no quiso limitarse a desarrollar sus actividades entre la Juventud de Ubrique, creyendo que tenía que sembrarse la semilla libertaria entre la juventud de otros pueblos. Los domingos y días festivos los empleaba en esta labor, consiguiendo que se organizaran las Juventudes en los vecinos pueblos de El Bosque, Algar, Grazalema y otros.
Él decía que la mejor arma para hacer la revolución eran los libros, y de éstos, siempre iba cargado.
¡Compañero Ovidio! Ubrique te pasará a la historia de sus mártires, la juventud que tú educaste crispa los puños de rabia y te vengará lo mismo que a los otros compañeros; pero tú has muerto con las manos atadas. Te hiciste responsable de la Resistencia de aquella zona, — ¡quizá para aliviar a tus compañeros de tortura! —.
Eras todo corazón, eras todo un hombre, todo un libertario.
Que la tierra te sea leve, compañero Ovidio.
Termino aquí estas breves notas que salen del corazón, y que espero serán estimadas como un ejemplo más que da esta tierra española en su lucha contra los tiranos y fratricidas de casta.
J. CARRILLO. PARÍS 10-49
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