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jueves, 3 de marzo de 2022

Luis Vilches Moreno. In memoriam

 

Luis Vilches y Paquita Arenas durante el homenaje a Luis en el Museo de la Piel

 


Por Esperanza Cabello


Ayer, dos de marzo de 2022, falleció en su domicilio uno de los hombres más notables, conocidos y apreciados de Ubrique, Luis Vilches Moreno.

Hemos conocido esta triste noticia hace unos minutos y nos hemos quedado impactados, porque Luis es de esas personas que consideramos "inmortales", han formado parte de nuestra vida desde siempre y además su longevidad ha hecho que lo hayamos conocido muchas generaciones de ubriqueños. 

No sabríamos bien qué aspecto destacar de su personalidad y su vida, para nosotros era un hombre elegante, cariñoso, familiar y trabajador. Luis Vilches había dedicado casi toda su vida a la marroquinería. 
Nació en Ubrique en 1926, era el tercer hijo de María Moreno Muñoz y Rafael Vilches Rodríguez. Su madre estaba embarazada de siete meses cuando su padre, brigada del ejército en Tetuán, murió en acto de servicio en la Plaza de España de Tetuán.
Así que Luis no pudo ni siquiera conocer  a su padre, y, aunque su madre se dedicó con gran empeño y entrega  a la educación de sus hijos, a los doce años el benjamín dejó la escuela, muy orgulloso de su maestro, don Fernando Gavilán, del que siempre tuvo buenos recuerdos.
A esa edad tan temprana el pequeño Luis Vilches comienza a trabajar en la petaquería de los hermanos Ramos. Siempre recordaba con alegría y añoranza aquella primera época de petaquero. Luis habla de sus primeros jefes con gran cariño, y destaca el gran ambiente de trabajo y la alegría que había en aquel taller.
Muy pronto Luis y su hermano Rafael fundan, junto a Juan Ortiz Moreno y Pedro Montero Gago, su propia empresa, en la que también trabajaba como encargado su hermano Rafael Montero. Una empresa líder y de referencia  en el sector de la marroquinería: manufacturas Mórvil.
Luis se ha distinguido siempre pòr su amor al trabajo. Hombre serio, correcto, educado, responsable y muy cariñoso con nosotros, era de los que han marcado, como nuestro padre, una época.
Siempre era el primero en llegar al trabajo, y el último en terminar la jornada, y el hecho de ser empresario no le hacía mantener distancias con sus trabajadores, con los que siempre tuvo un trato afable y cercano.
Es el ejemplo de persona que se hace a sí misma: autodidacta y resuelto, facilitó la construcción y el desarrollo  de una de las empresas líderes en el sector marroquinero desde principios de los cincuenta hasta mediados de los ochenta, dando trabajo a cientos de petaqueros y fabricando miles de piezas, de las que él mismo era el diseñador y patronista.
 

 Tarjeta de Manufacturas Morvil
 

 

En nuestro caso, la familia Vilches Arenas y la familia Cabello Izquierdo han estado muy unidas desde que los padres (más tardes compadres) eran jovencitos, pues a Esperanza y a Paquita las unían la misma devoción y dedicación a los demás, mientras que Luis y Manuel eran aventureros, deportistas, amantes de la naturaleza, de las excursiones, de las cuevas, de la cultura...

 


Luis y Manuel durante una de las subidas al San Cristóbal

 

Y además nuestras familias fueron en paralelo durante los primeros años, los cuatro eran hijos de familias ubriqueñas de toda la vida, relacionados con el mundo de la marroquinería, casados en las mismas fechas, con cinco hijos cada pareja y viviendo la vida como era antes, cercana, feliz, sin muchas ceremonias y con mucha ilusión. Recordamos montones de momentos con nuestros hermanos Francisco y Manolo y Rafael en el campo, o las risas con Ángel viendo quién era mayor de los dos, o aquellas verdaderas batallas campales en la era del rancho, los partidos de fútbol en el Salto de la Mora, las películas de super 8, las ferias, las romerías... Hay una fotografía de principios de los sesenta que representa esa cercanía y esa felicidad. 

 

 


 Los Vilches y los Cabello en la Romería de Ubrique

 

 

Aunque parezca mentira, dentro del "Dos Caballos" de nuestro padre, en este caso convertido en "carreta de romería" y en el que Luis va de copiloto, estamos montados todos los miembros de las dos familias. Eran otros tiempos, nuestro padre quitaba los asientos del citroen y así había sitio para los catorce, además de los canastos con la comida y todo lo necesario para el día de romería.

Cuando llegaron los reveses económicos a nuestra familia, Luis y Paquita fueron, con nuestros abuelos, los primeros que acudieron, portándose con nosotros como si fueran hermanos, eso nunca lo olvidaron nuestros padres, y siempre lo refería nuestra madre. Y cuando nacieron los pequeños cada pareja apadrinó al menor de cada familia, así que Luis y Paquita fueron los padrinos de nuestra hermana Natalia y nuestros padres los padrinos de su hijo pequeño. Desde entonces los lazos entre ambas familias se hicieron, si cabe, más fuertes y cercanos.

Por eso nunca podremos olvidar esa infancia tan llena de cariño y de recuerdos felices con Luis, Paquita y sus hijos Rafael, Luis, Ángel, José Luis y más tarde Jesús. Ellos, al igual que nuestros padres, han formado siempre un tandem indisoluble, fervientes religiosos, siempre cariñosos, siempre elegantes, siempre cercanos, personas de esas que siempre dejan huella.

Los últimos años y la pandemia han sido terribles para todos nosotros, pero más aún para las personas mayores, que se han visto obligados a aumentar las precauciones y a aislarse lo más posible. Nuestro contacto con ellos ha sido, excepto alguna breve visita, a través de nuestro amigo Rafael, su hijo mayor, que se ha encargado, junto a su querida Pepi, del cuidado de ambos y nos ha mantenido al corriente de sus progresos y cambios.

Por eso nos ha impactado aún más este fallecimiento, porque esta misma semana había nuevos planes y proyectos, Rafael acababa de organizar las salidas de su padre unos ratitos al sol para tomar el aire y poder salir tranquilamente de su casa.

No podemos dejar de pensar en Paquita, que es una mujer fuerte y piadosa, que lleva más de sesenta años junto a su querido Luis, su compañero, su confidente, su esposo, y le enviamos todo nuestro cariño y el de nuestra familia, especialmente el de su ahijada. 

 También queremos expresar nuestro dolor a sus amigos y familiares, pero sobre todo a sus hijos, nietos y bisnietos, especialmente a Rafael y Pepi que han vivido tan de cerca sus últimos años. 

El entierro de nuestro querido Luis será mañana, viernes, por la mañana en el cementerio de Ubrique a las 10:45.

Descansa en paz, Luis, siempre tendrás un lugar especial en nuestro corazón al lado de tus amigos Manuel y Esperanza.

 

 

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