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jueves, 8 de septiembre de 2022

Nuestra Señora de los Remedios, por José María Cabello

 


8 de septiembre de 2020


Hoy , también la visité. Es el día de la Virgen de los Remedios, uno de los títulos más populares de la Madre de Dios, Patrona de Ubrique.

También en Málaga, donde temporalmente me encuentro, es día festivo y se honra como Patrona a la misma Madre de Dios con una advocación distinta. La Virgen de la Victoria, Victoria, así se llama la primera bisnieta de mi hermano Manolo, nacida esta misma semana. Con esa misma idea y la misma devoción me dirigí a la Catedral. Imposible entrar. Acababan de entrar autoridades y hermandades, que eran los preferentes. La cola de fieles que esperaban plaza llegaba hasta la Iglesia de San Agustin. 

La Misa Pontifical estaba señalada para las once y media. Recordé que la Función en mi pueblo era a las doce y gracias a la Parroquia y a la Hermandad, pude seguir la solemne Misa y elestupendo acompañiento musical con la devoción de siempre. Lo real y lo soñado convertidos en unidad. 

       No pude seguir la noche de los fuegos. Pero pude recordar muchas noches parecidas desde mi adolescencia. Siempre en vísperas de la Virgen. En pueblo de artesanos, hasta la pirotecnia también era pura artesanía.

Protagonista de la sesión era Emiliano Suarez, un personaje singular. Viejo zapatero y antiguo sacristán, tenía una fuerte aficción a la pirotecnia. Estaba instalado en la ermita de San Antonio, no abierta al culto, y allí mismo se celebraba la función. Posteriormente se instaló, con su mujer, la Dorada, en los bajos del Convento y allí instaló su pequeño polvorín. La Virgen de los Remedios, de la que Emiliano era fiel devoto, extendió su manto para que nunca, y así ocurrió, sufrieramos ninguna desgracia. Las sesiones de fuego, entonces, eran muy simples. Una gran cohetada, que repetía en eco su creciente sonido, unas ruedas girando fuego como si fuesen perro y gato y una larga traca que finalizaba con el petardo final. 

Emiliano introdujo algunas novedades. Un año, extendió un cable desde el SanAntonio a casa de los Maza. Y en un momento inesperado, un toro de trapos y madera ardiendo por los cuatro costados y vomitando fuego se deslizaba por el cable entre la sorpresa y aplausos de sus paisanos. Y siempre, la dedicatoria final: "Viva la Virgen de los Remedios". 

   Estamos en un año anormal "en este valle de lágrimas" en el que nos cerca esta tremenda pandemia, de la que siguen rebotes. No puede salir la Virgen por nuestras calles. Hay que devolverle tantas visitas. 

En silencio y a sus pies vamos a recordar el saludo del Ángel "Dios te salve María, la llena de gracia..." Y añadimos "Abogada nuestra, muéstranos a Jesús" y sotto voce, desde lo más hondo de nuestra alma, proclamamos, ¡Viva la Virgen de los Remedios! Felicidades a cuántas paisanas repiten su nombre! A las que forman parte de mi familia las felicité esta mañana.
Pepe💓

 

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