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domingo, 19 de marzo de 2023

El nuevo libro de Diego Salvador Fernández Sánchez

 

Trinidad López, Diego Fernández y José María Gutiérrez durante la presentación


Por Esperanza Cabello


El pasado viernes tuvo lugar, en la ermita de San Pedro de Ubrique, la presentación del nuevo libro del joven ubriqueño Diego Salvador Fernández Sánchez "Arte paleolítico en Cádiz. Tras los orígenes del simbolismo humano", recién publicado por la prestigiosa editorial Almuzara y en el que el autor  se propone dar respuesta a cuatro grandes interrogantes que, inevitablemente, todos nos formulamos al encontramos ante un panel decorado: ¿dónde pintaban o grababan?; ¿qué técnicas empleaban?; ¿cuál es su significado?; ¿cómo de antiguos son estos motivos? 

 

 


En este enlace podemos ver la ficha completa del libro


Habíamos recibido, como todos los ubriqueños, la invitación para esta presentación, que tuvo lugar a las siete de la tarde en la ermita de San Pedro, y que estuvo a cargo del propio autor, del director del Museo Arqueológico de Villamartín, don José María Gutiérrez López y de la concejala doña Trinidad Jaén López, en nombre del ayuntamiento y como amiga personal del autor.



 

Es muy difícil explicar lo impactante que nos resultó todo el acto, no solo porque se trataba de un querido antiguo alumno (al que acompañaban familiares, amigos, profesores de universidad y de instituto, con Rafael Vilches a la cabeza, compañeros y un sinfín de personas que abarrotaban el lugar), sino por la cercanía humana y al mismo tiempo la erudición de los ponentes.

Diego es, sin lugar a dudas, un apasionado de su trabajo, arqueólogo vocacional, trabajador incansable, defensor de su entorno y de los suyos, y con unas raíces muy profundas y muy fuertes que sus padres, Carmen y Diego, se han encargado de abonar pacientemente.

De toda su erudición y de las palabras de su compañero José María no seríamos capaces de dar cuenta en esta reseña, y como todos los historiadores sesudos y los espeleólogos consagrados que lo acompañaron tendrán, sin duda, ocasión de comentarlo, nosotros hemos querido quedarnos en el aspecto humano y en el currículum abrumador de este joven arqueólogo que es un orgullo y una alegría para todos los uriqueños.

Precisamente de esto se encargaba, al tiempo que ejercía como una perfecta maestra de ceremonias,  la concejala Trinidad López, que "compinchada" con Carmen Sánchez, la madre de Diego, nos deleitó con esta disertación tan emocionante y humana.

Gracias, Trinidad💜

 

 

ARTE PALEOLÍTICO EN CÁDIZ

Tras los orígenes del simbolismo humano

 

Diego Salvador Fernández Sánchez

 

 

Por Trinidad López Jaén

 

Diego entró en mi vida el 6 de agosto de 2022, y entró para quedarse. Monitor en mi primer fin de semana de aventura en la naturaleza en un paraje incomparable como es Zarzalones en Yunquera. Mi primer barranco, mi bautismo de buceo y una bbq en la que, boquiabierta me quedé cuando un pajarito me contó tan solo una pequeña parte de su currículum.

 

Masterado en Cuaternario, Cambios Ambientales y Huella Humana por la Universidad del País Vasco.

 

Doctor internacional con mención Cum Laude por la Universidad de Cádiz bajo la especialidad de Arte Paleolítico e investigador asociado de esta misma institución.

 

Miembro activo del grupo de investigación “PAI HUM-440. El Círculo del Estrecho, estudio arqueológico y arqueométrico de las sociedades desde la Prehistoria a la Antigüedad tardía”.

 

Entre sus trabajos, proyectos de arqueología prehistórica; ha participado como autor de varios libros; más de un centenar de publicaciones de amplio impacto nacional e internacional y una dilatada experiencia en el sector de la protección del patrimonio artístico prehistórico.

 

Combina esta extensa trayectoria investigadora con la pasión por la montaña, la espeleología y  desde hace un tiempo con el espeleobuceo.

 

Con solo 29 años, semejante currículo podría parecer imposible a esa edad, aunque cobra sentido en cuanto se conoce sólo un poquito de su historia que me voy a atrever hoy a desvelar aquí.

 

De lo que empezó siendo una afición, Diego ha hecho su profesión.

 

Con solo 9 años, conocía el significado de los símbolos de los jeroglíficos egipcios y daba prueba de ello traduciendo los nombres de sus familiares en aquellos días de campo.

 

A sus 10 años, encontramos una prueba gráfica totalmente documentada que por motivos desconocidos para mi, no consta en su currículum. Se trata del documento denominado “Reciente hallazgo de fundición de plomo ibero-romana” con croquis de su puño y letra incluido en el reverso de dicho documento y que su orgullosa madre guarda como el tesoro que es.

 

Con 11 años, participó en su primera excavación en Torrevieja, Villamartín de la mano de José Luis Aguilera y Conchi, sus primeros maestros en Arqueología. Estos le dijeron, si tú quieres y tus padres te pueden traer, te puedes quedar con nosotros hasta mediodía. Por supuesto que él quería y por supuesto que sus padres lo llevarían casi todos los días de unos fresquitos meses de agosto y septiembre. Su padre pensó además que esa sería la prueba del fuego que les diría si sólo se trataba de una afición pasajera. ¿Afición pasajera? Enganchaito pa tó la vida se quedó el niño. Y fue el más feliz del mundo cuando, además, al terminar la excavación, sus maestros, encandilados con la pasión de ese pequeño, le hicieron una mención de participación en dicha excavación.

 

Tenemos una prueba gráfica de una de sus tempranas excavaciones, data del 11.09.2006, según indica la fecha manuscrita en la trasera de una preciosa foto que hay en el salón de su casa.

 

José María Gutiérrez (aquí presente) y Cristina Reinoso fueron sus siguientes maestros y con quienes continuó su andadura. Cristina le enseñó además topografía en las primeras excavaciones que hizo.

 

Con unos 14 años, pidió por Reyes un curso de espeleología en Villaluenga. Aunque la lluvia retrasó el inicio del curso, Diego se encargaría de que a nadie se le ocurriese anularlo con sus continuas llamadas preguntando cuándo se haría el curso.

 

Cuando este terminó, sus padres fueron a Cortes de la Frontera, ya que su padre conocía a miembros de un grupo de espeleología y les preguntó si podían llevar de cuevas a su hijo. Así que, prácticamente todos los fines de semana (hasta que en 2º de carrera se sacó el carnet de conducir), lo llevaban a esta vecina localidad que contaba con una recta y amplia carretera sin apenas curvas.

 

Allí conoció a Oriol, que encantado, además, le enseñó literalmente, todo lo que sabe de ese monte y de esas cuevas. Él lo define como su padre en espeleología y que bonito que, a día de hoy siguen siendo uña y carne.

 

Con 15 años, se enteró que D. José Ramos, Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz, daba una jornada sobre Arqueología en Villamartín y como no, sus padres allí que lo llevaron.

 

Con 17 años se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras del Cádiz.

 

En 1º de carrera fue a unas excavaciones en Sicilia, tuvo claro que quería ser miembro del Equipo de Investigación de Pepe Ramos y como no, lo consiguió.

 

En 1º o 2º de carrera, se enteró de unas excavaciones de Memoria Histórica que habría ese verano en El Marrufo, se presentó voluntario y se quedó allí en un campamento todo el tiempo que duró la excavación.

 

Viajero incansable: EEUU, Londres, Sicilia, Rusia, Alemania; siente ahora que no hay nada como sus montañas y cuevas cercanas.

 

Llegamos a su Masterado en la Universidad del País Vasco donde, como no podía ser de otra forma, hizo grandes amigos y donde, por si no lo sabéis, antes de encontrar vivienda, encontró grupo de espeleología.

 

Tras venirse del País Vasco, hizo un segundo máster, este en la Universidad de Cádiz y ahí no reparó en gastos alojándose, 2 veces por semana, en el lujoso y confortable Seat Toledo de su padre porque él decía que para dos noches a la semana en Cádiz, el no alquilaba.

 

Su profesionalidad viene avalada por su vasta trayectoria, yo hoy quería dar a conocer su pasión y su faceta más humana, avalada en este caso por todos los que estamos aquí y por los que no han podido acompañarte hoy.

 

A mi entender, hubo una pregunta fundamental en la vida de Diego, contaba éste con unos 9 ó 10 años y cuya respuesta estoy segura que le animó a ser quien hoy es:

 

-     Mamá, ¿yo podré algún día en mi vida ser Catedrático de Arqueología?

-     Si luchas en la vida y trabajas fuerte, lo conseguirás. Puedes llegar a ser Catedrático, claro que si ¿por qué no?

 

Enhorabuena Diego, Carmen, por transmitirle vuestro apoyo y vuestros valores tanto a Diego como a vuestro otro hijo, Fernando, que siempre ha estado ahí acompañando a su hermano.

 

Enhorabuena Diego, por tu trayectoria y por lo que queda por venir.

 

Es para mí un orgullo el participar hoy en la presentación de tu libro y por formar parte de esa familia de benditos locos aventureros apasionados por la naturaleza y de la que como no podía ser de otra forma, tú eres parte.

  


.¡Enhorabuena, Diego! No podemos estar más orgullosos de ti💜


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