El manuscrito de Vegazo. La ciudad llamada Ocuritano.

 

 Las termas

Fotografía gentileza de David Bulpe

Por Esperanza Cabello

Ya estamos en la sexta etapa de las "aventuras" de don Juan Vegazo en el Salto de la Mora. Poco a poco nos vamos encariñando con este personaje que tuvo a bien dedicar su tiempo y su dinero a buscar antigüedades en el terreno que había comprado. 

Algunas de las actuaciones que llevaron a cabo hoy día nos asustan un poco, pero no cabe duda de que era todo un personaje, y estaba empeñado en "dar alguna noticia a la nación", como él mismo dice.

En el extracto de hoy llegamos a las termas, de las que hace una descripción un poco pobre, a nuestro entender, pues ya en la época debía de ser muy llamativo todo este conjunto de edificios y construcciones.

También llegamos al final de las palabras (1792) que Fray Sebastián utilizó para su libro sobre la historia de Ubrique, aunque el manuscrito continúa un poco más.

 

Archivo Histórico Provincial de Granada

 

"En el almacén de piedras arriba dicho descubrí un gran estanque y junto a este más bajo otro pequeño, que infiero comunicaría el agua por un agujero que tiene en el fondo al extremo de la era, para alguna fragua por los escombros que se demuestran. Este estanque grande sigue por un lado; y contra la era una como mina bovedada, hasta al parecer salir de la era. Está caída y llena de piedras y picaduras, salen de ella varias paredes por los dos extremos unas rectas y otras de varias figuras.

Por el otro extremo descubrí un aljibe con el techo en su centro, con grandes y vistosas molduras con distintos charolados de colores.

Esta montaña estuvo murallada desde la fábrica por los baños que están a la subida, por ir por aquel cerro pedazos de paredones que se ven en varios sitios, pareciéndome con evidencia que en esta altura estaba la fortaleza y los que gobernaban, y al pie de ella el centro de la ciudad llamada Ocuritano, descubriéndose en el día a distancia de un cuarto de legua las obras de cantería y fragmentos que no dejan duda de la extensión y que sería población grande y magnífica[1]."

Juan Begaso

 

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[1] Hasta aquí en el libro de Fray Sebastián