Por Esperanza Cabello
Ya hace cinco días que murió mi hermano Manolo (parece mentira que yo escriba esto), cinco días en los que no hemos parado, todos los de la familia, de recibir mensajes de condolencia. Mensajes cariñosos, de agradecimiento, de amistad, de amor, de reconocimiento. Y hoy quiero hacer un alto en este tiempo de tinieblas para agradecer, de corazón, todos los gestos de cariño que siguen llegando a nuestros teléfonos, a nuestras casas, a nuestras redes.
En primer lugar, mostrar la gratitud de nuestra familia a los centenares de amigos que nos han acompañado durante el funeral, en el cementerio. Fueron dos días muy intensos en los que todos estábamos conmocionados, y poco a poco fueron apareciendo, como un bálsamo, primas, amigas, tías, sobrinas, amigos, hermanos, hermanos del alma, hermanos del corazón, hermanos de ideas, amigos, vecinos, familiares...
Había amigos de Manolo de toda la vida, de la escuela, de las correrías de pequeños, de las orquestas, del instituto, de la universidad, de los coros, del cine, de la música, del agua. Amigos recientes, como los repartidores de paquetes, a los que también se había ganado con el corazón; amigos antiguos, como Paco, o Pepe, o Alonso, o Juan.
Amigos importantes, muy importantes, sus nuevos hermanos, que lo han acompañado todos estos años, Cayetano, David, Juan, Juan Manuel, Miguel, Manuel, Antonio.
Personas cuyo respeto se había ganado a pulso.
Si Manolo estuviera escribiendo esta entrada, echaría un poco de humor a la historia, y diría, a modo de chiste, que allí estaban el alcalde, la alcaldesa, el hijo adoptivo de Ubrique, los concejales, el médico, las enfermeras, las farmacéuticas, los abogados, los maestros, los grandes deportistas, los naturalistas, los políticos, los escritores, los zapateros, los tenderos, los petaqueros, los periodistas, los libreros, los senderistas, los espeleólogos, los repartidores, los animalistas, los mecánicos... hasta un cura. Y todavía es posible que me olvide de alguien.
Esto dice mucho de Manolo, que en pleno mes de julio y sin aviso previo, tantos centenares de personas se acercaran a despedirlo y a cubrirlo de flores y de regalos de despedida: una pequeña pajarita, una partitura, un ramito de hierbabuena, más flores...
Por eso, desde la familia no nos cansaremos de reconocer a todos y todas las que quisieron despedirlo y acompañarnos, agradecer esos abrazos, ese cariño tan grande, esas lágrimas de tristeza y también de gratitud. No pudimos atender a todos como nos hubiera gustado, no pudimos, en aquellos momentos, hablar tranquilamente con todas y cada una de esas personas. Gracias, mil gracias a todos.
Cada uno tenía una anécdota, una historia, una fotografía, un pensamiento y un recuerdo para él, desde los selfis con los ojos muy cerrados hasta los carteles de alguna orquesta, pasando por letras de carnaval, el libreto de una ópera o algún que otro corazón verde de cartulina, recuerdos de muchas vidas.
Además, las llamadas de teléfono. Todos nuestros teléfonos no paraban (ni han parado) de sonar en estos días. Familiares en el extranjero, amigos en Pamplona o en las islas, algunos que se enteraban demasiado tarde para poder coger el tren o el avión. Estamos intentando devolver todas las llamadas. Gracias.
Y los correos, en estos tiempos en los que todo va más rápido aún algunos seguimos utilizando el correo, aunque sea electrónico.
Y los mensajes, los hemos contado por decenas, en todos ellos había lindas palabras, gratitud, una honda tristeza y mucho cariño.
Pero es que, además de las publicaciones en Ubrique en verde (ya hay más de ocho centenares de comentarios) o de este blog, familiares y amigos han sacado lo mejor de ellos mismos y ha habido un aluvión de publicaciones singulares. ¡Y eso que solo usamos facebook!
A todos ellos, de nuevo, gracias. Y además, disculpad si alguna publicación particular o grupal falta en el listado siguiente. Sé que sus compañeros de Las Delicias le han dedicado unas palabras, incluso Paco, el de Arriate, llamó por teléfono (cincuenta años después de habernos visto), pero no encontramos el enlace. Poco a poco iremos completando, entre todos, este gran canto a la vida excepcional de una persona buena.
Ubrique en verde (en este enlace). Con más de ochocientos mensajes de condolencia.
Radio Ubrique (en este enlace). Con más de cuatrocientos mensajes de condolencia.
Todoves (en este enlace).
La ciudad romana de Ocurris (en este enlace).
La voz del sur (en este enlace).
PACMA (en este enlace).
PACMA Cádiz (en este enlace). Con más de cuatrocientos mensajes de condolencia.
Leandro Cabello (en este enlace) Con más de un centenar de mensajes de cariño.
Sierra de Ubrique (en este enlace). Con una de sus letras de carnaval
Juan Francisco Barea (en este enlace). Con "El guerrero Manuel".
Juan Francisco Barea (en este enlace). Un hermano de corazón.
David Bulpe Solano (en este enlace). Su hermano del alma.
José Luis Chacón (en este enlace).
Javi Luna (en este enlace).
Edward Aranyo Hidalgo (en este enlace).
Manolo Canto (en este enlace).Todo lleno de corazones verdes💚
Daniel Borrego Marente (en este enlace).
Manuel Pérez Trastoy (en este enlace).
Modesto Barragán (en este enlace).
Antonio Acosta (en este enlace).
Miguel Ángel Flores (en este enlace).
Silvia Gago (en este enlace).
Eme Demont (en este enlace).
En Canticorum (en este enlace) la última publicación es de hace justamente dos años. Su grupo, su gente, su pasión.
En su sesenta cumpleaños, todo rodeado de verde, como a él le gustaba
Pero, por si todo esto fuera poco, hemos ido muy despacito leyendo y agradeciendo los comentarios de amigos y seguidores en sus páginas y en las publicaciones de amigos y familiares, ya hemos sobrepasado con creces los mil comentarios y aún nos queda tarea para rato. Por eso, en la siguiente entrada vamos a recopilar, como muestra, un centenar de mensajes de un centenar de personas, algunos muy cercanos, otros muy lejanos, pero todos amigos.
Gracias, Juan, por esta foto💚 tan vuestra.
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