Natalia Fernández Piñero el día de la primera comunión de una de sus nietas, 1967
Por Esperanza Cabello
Nuestra abuela Natalia fue, durante toda su vida, una persona muy especial. Nacida a principios de siglo en el seno de una familia exquisita, se crió con toda la dulzura de su madre, Pepa, y de sus tías las Piñeritas, porque su padre, Eduardo, murió demasiado pronto.
Su esmerada educación y el cariño que recibió durante su infancia y juventud hicieron de ella una mujer sensible, educada, piadosa , sencilla y fundamentalmente buena persona.
Se casó muy joven con Leandro Izquierdo y los hijos llegaron pronto. Nacidos Francisco y Esperanza tuvieron que mudarse de nuevo con las Piñeritas, que acogieron a la familia con cariño hasta que se establecieron en la calle Real. Allí nacieron tres hijos más: Leandro, Antonio y Eduardo. Entonces llegó la guerra y la familia se separó. Fueron tiempos muy duros para Natalia pero ella supo hacer frente a todas las dificultades y llevar a su familia adelante. Después de la guerra dos hijos más: José Luis y María Remedios.
Natalia supo criar a sus hijos con decisión y dulzura a la vez, haciendo de ellos hombres y mujeres de provecho, pero su mayor alegría fueron sus nietos. Tantos nietos y nietas a los que dedicarse y a los que querer... En la fotografía la vemos feliz el día de la primera comunión de una de sus nietas.
Durante toda su vida fue un ejemplo para todos nosotros, un modelo a seguir como mujer, capaz de seguir adelante a pesar de las zancadillas de la vida, capaz de amoldarse a las exigencias del guión de la suya propia, capaz de entregarse a todos nosotros sin pedir nada a cambio.
Si hoy pudiera vernos, ver a sus nietos y a sus bisnietos, se sentiría feliz y nos sonreiría a todos.
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Su esmerada educación y el cariño que recibió durante su infancia y juventud hicieron de ella una mujer sensible, educada, piadosa , sencilla y fundamentalmente buena persona.
Se casó muy joven con Leandro Izquierdo y los hijos llegaron pronto. Nacidos Francisco y Esperanza tuvieron que mudarse de nuevo con las Piñeritas, que acogieron a la familia con cariño hasta que se establecieron en la calle Real. Allí nacieron tres hijos más: Leandro, Antonio y Eduardo. Entonces llegó la guerra y la familia se separó. Fueron tiempos muy duros para Natalia pero ella supo hacer frente a todas las dificultades y llevar a su familia adelante. Después de la guerra dos hijos más: José Luis y María Remedios.
Natalia supo criar a sus hijos con decisión y dulzura a la vez, haciendo de ellos hombres y mujeres de provecho, pero su mayor alegría fueron sus nietos. Tantos nietos y nietas a los que dedicarse y a los que querer... En la fotografía la vemos feliz el día de la primera comunión de una de sus nietas.
Durante toda su vida fue un ejemplo para todos nosotros, un modelo a seguir como mujer, capaz de seguir adelante a pesar de las zancadillas de la vida, capaz de amoldarse a las exigencias del guión de la suya propia, capaz de entregarse a todos nosotros sin pedir nada a cambio.
Si hoy pudiera vernos, ver a sus nietos y a sus bisnietos, se sentiría feliz y nos sonreiría a todos.
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