Nuestro abuelo Leandro había vendido su primer coche, un Buick del año 42, porque representaba más trabajo para él, y además era un gran compromiso poseer el único coche del pueblo.
Pero la modernidad se iba imponiendo, y a principios de los cincuenta compró otro vehículo, esta vez un Dodge Coronet, que ya tenía un uso más familiar que profesional. En esta foto podemos ver a nuestra abuela Natalia el 24 de abril de 1954 en un viaje a Sevilla.
Los transportes habían avanzado mucho, de los dos días que nuestro bisabuelo Francisco Izquierdo (arriero de profesión) tardaba en llegar con sus mulas a Sevilla a las ¡¡cuatro horas!! que se tardaba con el dodge.
Más tarde cambiamos de coche, a finales de los cincuenta el nuevo vehículo era un Dodge Dart, que mostramos en la fotografía siguiente.
Pero la modernidad se iba imponiendo, y a principios de los cincuenta compró otro vehículo, esta vez un Dodge Coronet, que ya tenía un uso más familiar que profesional. En esta foto podemos ver a nuestra abuela Natalia el 24 de abril de 1954 en un viaje a Sevilla.
Los transportes habían avanzado mucho, de los dos días que nuestro bisabuelo Francisco Izquierdo (arriero de profesión) tardaba en llegar con sus mulas a Sevilla a las ¡¡cuatro horas!! que se tardaba con el dodge.
Más tarde cambiamos de coche, a finales de los cincuenta el nuevo vehículo era un Dodge Dart, que mostramos en la fotografía siguiente.
Foto: El Dodge que conocimos: el "Simca estirazao"
(Pinchando en la foto se ven los otros coches del garaje)
(Pinchando en la foto se ven los otros coches del garaje)
Este coche ya lo conocimos casi todos los nietos mayores, cuando había que ir a Ronda, o a Sevilla, o los veranos a Cádiz allí que nos montábamos en el "simca estirazao" que le decíamos, y hacíamos el viaje. Casi siempre nos llevaba alguien de la fábrica, Víctor o Paco, que también nos llevaban cuando había que recoger a nuestro abuelo del aeropuerto de Sevilla.
¡Qué curvas! ¡Qué carretera! La mayoría de las veces no llegábamos a la cueva del Arenal y ya había que parar porque "teníamos fatigas". Y después las ventas: la venta Remedios, en la "hedionda", la Mesa Jardín, el cruce de Arcos, el cruce de las Cabezas. ¡Qué camino tan larguísimo...!
¡Qué curvas! ¡Qué carretera! La mayoría de las veces no llegábamos a la cueva del Arenal y ya había que parar porque "teníamos fatigas". Y después las ventas: la venta Remedios, en la "hedionda", la Mesa Jardín, el cruce de Arcos, el cruce de las Cabezas. ¡Qué camino tan larguísimo...!
enhorabuena de parte de un ubriqueño afincado en ceuta, es un blog ameno, curioso y muy aparente (que dirian en extremadura), veo por las fechas de los post que es bastante jovencito, espero que continueis mucho tiempo con el. un abrazo.
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