Pues, sí, el tío Pepito era nuestro tío. José Piñero de la Rosa era hermano de nuestra bisabuela Pepa.
Nunca se casó ni tuvo hijos, pero fue un hombre bueno, trabajador y culto al que le gustaba la música, la buena vida y la tranquilidad. Era Maestro Zapatero, de los buenos, cuando tener la categoría de "maestro" era realmente importante. Como se había quedado soltero, las "Piñeritas", que lo querían como a un hijo, se ocuparon de él, y le ayudaron con la zapatería.
En nuestro pueblo es famosa "la Cueva del Tío Pepito", pero casi nadie conoce en realidad la historia de este nombre. Nuestra madre nos ha contado lo que pasó:
Era muy usual hacer excursiones por la sierra, y los grupos de amigos recorrían todos los picos, todas las zonas y todas las cuevas.
Una tarde, unos amigos, entre los que se encontraba Pepe Piñero, decidieron explorar una de las cuevas que está cerca de la Cruz del Tajo. Ya les habían advertido de que era peligroso, y que había un par de alturas importantes, pero ellos eran jóvenes y no conocían el miedo. Así que, con medios muy primitivos, se internaron en la cueva.
Sortearon sin problemas la primera bajada, y Pepe fue el más arriesgado y lo intentó con la segunda. Por lo visto tropezó y cayó hasta abajo, teniendo mucha suerte, porque no se hizo daño. Los amigos, muy preocupados, le gritaron que iban a buscar ayuda al pueblo y que no se preocupara.
Bajaron a Ubrique, dieron la voz de alarma y rápidamente subió al rescate un nutrido grupo de conciudadanos, muy preocupados porque pensaban que lo iban a perder.
Mientras tanto, Pepe Piñero, que era muy tranquilo y confiaba ciegamente en sus amigos, se había sentado tranquilamente allí abajo y, como cantaba bastante bien, se puso a cantar.
Al acercarse a la cueva, los amigos oyeron un ruido extraño, y muy asustados continuaron aproximándose, hasta que descubrieron... ¡que el ruido era el Tío Pepito cantado a pleno pulmón "El Vals de las Olas" ! (del mejicano Juventino Rosas, 1894).
Desde entonces la cueva, tuviera el nombre que tuviera, pasó a llamarse "La cueva del Tío Pepito", no porque allí viviera nadie, que era imposible, sino porque el tío Pepito se había quedado allí encerrado. Decían que la cueva del Tío Pepito llegaba hasta el Salón Moderno (actualmente la Peña Flamenca, en la Plaza de la Verdura), pero eso no está en absoluto demostrado.
Seguro que muchos otros arriesgados se han quedado atrapados en la misma cueva, en nuestro caso la historia se repite: en el año 1983 ó 1984 nuestro hermano Manolo subió con sus hijos y su amigo Álvaro a la cueva. Iban dando un paseo y decidieron entrar. Dejaron a los niños esperando y se adentraron en la cueva con la ayuda de una cuerda que llevaban. La recorrieron hasta que les pareció prudente y al volver Álvaro salió sin problemas, pero Manolo no podía subir, lo intentó muchas veces pero cada vez estaba más cansado y definitivamente no podía. Así que Álvaro decidió bajar a buscar ayuda. Rápidamente vino a Ubrique, buscó a otros amigos, entre ellos a Leandro, y con una cuerda en condiciones subieron al rescate.
Nunca se casó ni tuvo hijos, pero fue un hombre bueno, trabajador y culto al que le gustaba la música, la buena vida y la tranquilidad. Era Maestro Zapatero, de los buenos, cuando tener la categoría de "maestro" era realmente importante. Como se había quedado soltero, las "Piñeritas", que lo querían como a un hijo, se ocuparon de él, y le ayudaron con la zapatería.
En nuestro pueblo es famosa "la Cueva del Tío Pepito", pero casi nadie conoce en realidad la historia de este nombre. Nuestra madre nos ha contado lo que pasó:
Era muy usual hacer excursiones por la sierra, y los grupos de amigos recorrían todos los picos, todas las zonas y todas las cuevas.
Foto: Leandro Cabello
Vista de La Cruz del Tajo y la Cueva del Tío Pepito
Vista de La Cruz del Tajo y la Cueva del Tío Pepito
Una tarde, unos amigos, entre los que se encontraba Pepe Piñero, decidieron explorar una de las cuevas que está cerca de la Cruz del Tajo. Ya les habían advertido de que era peligroso, y que había un par de alturas importantes, pero ellos eran jóvenes y no conocían el miedo. Así que, con medios muy primitivos, se internaron en la cueva.
Sortearon sin problemas la primera bajada, y Pepe fue el más arriesgado y lo intentó con la segunda. Por lo visto tropezó y cayó hasta abajo, teniendo mucha suerte, porque no se hizo daño. Los amigos, muy preocupados, le gritaron que iban a buscar ayuda al pueblo y que no se preocupara.
Bajaron a Ubrique, dieron la voz de alarma y rápidamente subió al rescate un nutrido grupo de conciudadanos, muy preocupados porque pensaban que lo iban a perder.
Mientras tanto, Pepe Piñero, que era muy tranquilo y confiaba ciegamente en sus amigos, se había sentado tranquilamente allí abajo y, como cantaba bastante bien, se puso a cantar.
Al acercarse a la cueva, los amigos oyeron un ruido extraño, y muy asustados continuaron aproximándose, hasta que descubrieron... ¡que el ruido era el Tío Pepito cantado a pleno pulmón "El Vals de las Olas" ! (del mejicano Juventino Rosas, 1894).
Desde entonces la cueva, tuviera el nombre que tuviera, pasó a llamarse "La cueva del Tío Pepito", no porque allí viviera nadie, que era imposible, sino porque el tío Pepito se había quedado allí encerrado. Decían que la cueva del Tío Pepito llegaba hasta el Salón Moderno (actualmente la Peña Flamenca, en la Plaza de la Verdura), pero eso no está en absoluto demostrado.
Seguro que muchos otros arriesgados se han quedado atrapados en la misma cueva, en nuestro caso la historia se repite: en el año 1983 ó 1984 nuestro hermano Manolo subió con sus hijos y su amigo Álvaro a la cueva. Iban dando un paseo y decidieron entrar. Dejaron a los niños esperando y se adentraron en la cueva con la ayuda de una cuerda que llevaban. La recorrieron hasta que les pareció prudente y al volver Álvaro salió sin problemas, pero Manolo no podía subir, lo intentó muchas veces pero cada vez estaba más cansado y definitivamente no podía. Así que Álvaro decidió bajar a buscar ayuda. Rápidamente vino a Ubrique, buscó a otros amigos, entre ellos a Leandro, y con una cuerda en condiciones subieron al rescate.
Foto: Leandro Cabello
Vista de Ubrique desde la Cueva del Tío Pepito
Vista de Ubrique desde la Cueva del Tío Pepito
Nuestro sobrino José Manuel nos cuenta que de aquella aventura solo recuerda que se hizo de noche y que todos estaban muy preocupados. Él no lo estuvo en ningún momento, porque había mucha gente y muchos amigos, y la excursión se había convertido en una aventura nocturna.
De nuestro tío bisabuelo no tenemos ninguna imagen, pero sí una muestra de su escritura, que dejó plasmada en una tarjeta de felicitación que envió a su hermana Pepa (entonces era habitual, por aquello de seguir con los nombres de la familia, que hermano y hermana tuvieran el mismo nombre) con motivo de su santo a principios del siglo XX.
Querida hermana:
Te desea mil felicidades este que nunca te olvida y desea verte y abrazarte, Pepe.
Recuerdos a papá y a todos los demás.
¡Qué preciosa historia! ¡Y yo que creía que el Tío Pepito era una especie de vagabundo que se metía ahí!
ResponderEliminarBonita historia. Y Bonita canción. No sabía que tenía letra
ResponderEliminarResulta que a Manolo se le ocurrio
ResponderEliminarquedarse encerrado precisamente el dia de los cohetes y cuando lo estabamos "rescatando" dentro de la
cueva oimos el primer aviso de los mismo, salí afuera a la carrera y
sin luz(por aquellas fechas conociamos la cueva como nuestra
casa,cuando no estabamos en ella
buscando la salida en el salón moderno,
estabamos en lo de cristobalina)
pero ví los fuegos artificiales en el carril.
Como curiosidad diré que en los 90
Carlos"El Escopeta" sacó la murga
LOS CHIRIESPLORADORES DE LA CUEVA EL TIO PEPITO.En el disfraz
llevabamos suelas de zapato que era
la forma que habia de alumbrarse dentro de la cueva.
descubrí esta pagina, gracias a mi hermano,y la verdad es que llevo un buen rato leyendo y he comprobado que los apellidos de vuestra familia los tenia mi madre,pues ella se llamaba rubiales de la rosa.Un saludo y a seguir escribiendo
ResponderEliminar¿Quién eres? ¿Eres de Ubrique? Me encanta saber que alguien tenía la vez los apellidos de mi bisabuela Isabel y de mi bisabuela Pepa (Rubiales y De la Rosa). Si eres de Ubrique seguramente seremos de la misma familia. Si quieres podemos contar la historia de tu familia.
ResponderEliminarUn saludo,
Esperanza Cabello
Muchas gracias Esperanza. Queda bien aclarado. Recuerdo a Tío Pepito pintando un veteado al estilo del mármol, en tonos negros y grises sobre un fondo claro en el zócalo de la chabola de Castilla (dos casas más arriba de donde vives tú). Pequeño, delgado, de espalda recta y hombros cansados, muy holgada la chaqueta, barba blanca de pocos días, ojos vivaces, absorto en su tarea, con sus dos compañeras de siempre; la desgastada boina negra y la colilla pegada al labio. Una persona difícil de olvidar...
ResponderEliminarEra mi tio-abuelo, hermano de mi abuelo Luis Piñero de la Rosa.
ResponderEliminarSaludos.
Efectivamente, Antonio, Luis era el mayor de los hermanos, y se llamaba como nuestro tatarabuelo, Luis, todos le decían "Papá Lui".
ResponderEliminarBesos