Subiendo a la Sierra de Ubrique desde Benaocaz
Fotografía: Leandro Cabello
Por Leandro Cabello
Para subir a la Sierra de Ubrique la manera más sencilla (sin olvidar
que se trata de subir a la montaña) es dirigirnos a la vecina
población de Benaocaz, más concretamente a la zona de recreo del
Cintillo donde en una gran curva de la carretera se encuentra la
cancela que nos abre el camino.
Nada más comenzar se comprueba como
este verano ha encementado un tramo del carril que comenzaron a
construir en los años 70.
Dejando aparte mi opinión sobre este
encementado en los primeros pasos ya se tienen unas vistas estupendas
de esta parte de la sierra de Cádiz.
El puerto de don Fernando y al fondo la Sierra del Pinar
Con el zoom se puede ver el camino
que siguió Fernando el católico después de pasar unas horas en
Benaocaz, el pueblo donde las mujeres le entregaron voluntariamente sus joyas
para que pudiera seguir sus campañas bélicas.
Pero si en este paseo se quiere
disfrutar de historia con mayúsculas, solo hay que fijarse en ese
cerro que se ve en primer plano, delante de la sierra de la Silla y
de la Silla Baja (como viene en algún mapa) o peñón de Caro como
le dicen algunos vecinos y que es de los lugares que más he
fotografiado porque lo tengo justo enfrente de mi balcón,
Ese es el Peñón de Caro, ¡¡Ah¡¡ ¿Que no se ve con la gota de agua y una oportuna nube? Bueno, ya no voy
a quitar la foto. Ustedes se lo imaginan, está justamente bajo el arcoíris (es curioso que este fenómeno meteorológico tiene nombre de
escuela infantil).
Bueno, lo que comentaba del cerro que se
ve en primer plano: Se trata de la sierra del Benalfil o Santa Lucía
pero más conocido como el Salto de la Mora, aunque su gran importancia
la tiene porque justo ahí se encuentra la ciudad Iberorromana de
Ocurris. Actualmente están prohibidas las visitas por el peligro
que supone que la muralla ciclópea , que de hecho ha comenzado a
caerse, termine definitivamente perdida para siempre.
En la foto una de las construcciones
excavadas en los años 70. De esos trabajos fuimos testigos junto a nuestro
padre. Es la que tiene mejor vista y control de la calzada romana
que sube de Ubrique a Benaocaz. tiene dos dependencias y un aljibe.
Otra de las zonas excavadas, la de las
termas, (con el aljibe cubierto) se encuentra sin ninguna protección (en realidad no se ha protegido ninguna de las zonas excavadas) para evitar que el ganado o algún desaprensivo pisoteen todo o causen más perjuicios a los monumentos.
Vuelvo al camino y a la actualidad y
casi al final de este tramo me encuentro con la impresionante falla
de la sierra de Ubrique. Una de las imágenes con la que se encuentra
el visitante que llega a nuestro pueblo y que a los ubriqueños nos dice
que ya estamos cerca de nuestra casa, vengamos por el camino que
vengamos.
Al llegar a la Placa (que aún utilizan a modo de espejo los de telefónica) podemos divisar ya Ubrique en su valle, rodeado siempre de sierras y montes.
Con la cámara acerco un poco el pueblo, la parte que
no tapa la Cruz del Tajo y
el Peñón del Moro.
Detrás del Peñón está el Callejón Tiznao.
También se ve la vaguada en la sierra a la derecha bajo
los pisos de la calle Lepanto que tienen detrás la casa de mi amiga
Juana.
La Cruz del Tajo con el zoom a punto de
salirse de su órbita
(los andaluces somos un poco exagerados).
Los Callejones con sus árboles centenarios
Llego a la parte donde se ve ya la
cancela (donde están las placas del coto) del Paso de los Contrabandistas, con las historias de esas matuteras que traían desde
Gibraltar el tabaco de cuarterón y más cosas, pero no será este el
camino que tome, sino el de la derecha.
Es curioso que la palabra "matutera" viene de "matute", introducir género en una población sin pagar el impuesto de consumo. Fueron tiempos difíciles los del contrabando.
Este camino es el mismo por el que suben los
participantes de la carrera que celebra
anualmente el club de
atletismo Nutrias Pantaneras de Ubrique aunque en este caso
no se
puede hablar de camino y solo un sentido de la orientación muy
desarrollado es
la mejor herramienta para llegar al destino.
Pero esa
será otra historia.
.
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