El nacimiento del Belén Viviente
Fotografía: Leandro Cabello
Fotografías: Leandro Cabello
Texto: Esperanza Cabello
Texto: Esperanza Cabello
Hace ya doce años que, al acercarse la Navidad, los ubriqueños tenemos la ocasión de asistir a un espectáculo extraordinario: El Belén Viviente.
Es extraordinario tanto por su calidad estética, que impresiona y nos deja siempre atónitos, como por la fuerza y el empuje solidario que tienen los organizadores y los participantes de esta magnífica "recreación".
La asociación de vecinos del Casco Antiguo y de la Plaza de la verdura es la encargada de organizar este Belén Viviente, y cada año está mejor organizado, cada año nos sorprenden con novedades, cada año nos asombran con su esfuerzo y su buen hacer.
El casco antiguo, una verdadera postal navideña
Nuestro hermano Leandro nos ha enviado estas preciosas fotos del Belén Viviente de este año, estaba previsto que fuera la semana pasada, pero la lluvia hizo que se pospusiera a ayer sábado. En los doce años que se organiza este Belén Viviente ha podido celebrarse todos los años, solo en dos ocasiones, como en esta, ha habido que retrasarlo a causa de la lluvia.
Cada año estamos más acostumbrados y sabemos qué hay que hacer para disfrutar de este día y esta magnífica puesta en escena: Irse tempranito y sin prisas (está abierto desde las seis), llevarse a los niños de la familia y estar dispuesto a probar las tortas de masa, los garbanzos, las almendras, las piruletas, el pan, el queso, los buñuelos, los filetitos, las tortas de bacalao...(no hay que abusar). Todo el dinero que se recauda es para un bien social, la solidaridad es la que prima.
El alquimista, preparando pócimas y ungüentos
Y además hay que ir fijándose en los detalles, no solo en las casas, sino en las calles, en los puestos. Hay mil y un motivos de época. La verdad es que es una "recreación" de nuestro propio entorno, con detalles del siglo pasado, quizás la primera piedra de un auténtico museo etnográfico de la sierra, que sería una buena idea.
Los participantes organizan sus tenderetes y sus casas sin utilizar objetos modernos, y además intentando reflejar una época muy lejana en el tiempo. A veces encontramos detalles exóticos, como el alquimista, que exponía todo tipo de productos para sus brebajes y cocimientos.
La carpintería, no le falta ni un solo detalle
En la carpintería se exponía todas las herramientas necesarias en un taller artesano: banco, serruchos, cepillo, faroles, candiles... Hasta la ropa interior tendida en una esquina. El carpintero, siempre amable con los niños, los dejaba intentar el oficio como aprendices, y los niños, felices, se llevaban un poquito de serrín, recuerdo del su trabajo.
La escribana, por ejemplo, ofrecía sus servicios de escritura a todos, y también eran los niños los que más se acercaban a su casa, para poder ofrecer más tarde a sus familiares una preciosa felicitación escrita con tinta en un pergamino.
La Posada
En la posada, además de una copita y una tapa para poder seguir el camino, nos llamaban la atención los colchones de lana, las mantas tejidas en el batán, las sábanas de algodón y de muselina, los faroles, la cama, la silla...Todo con mucha atención en los detalles.
Iluminación artesanal por todo el casco antiguo
Las papeleras cubiertas, los objetos modernos tapados con ramas o con cortinas, las calles iluminadas con velas y con antorchas, las señales de tráfico tapadas, los pivotes rodeados de ramas de lentisco... En cada calle se había conseguido un ambiente atemporal que nos transportaba al pasado.
Las zapateras, cosiendo con sus bojes
El tenderete de las zapateras nos llamaba profundamente la atención, primero porque eran mujeres, como Candelaria Chacón, la zapatera ubriqueña, y además porque en su puesto había infinidad de guiños a los talabarteros y a los petaqueros. las mismas zapateras cosían en bojes, como las costureras de monederos que cosían a las puertas de sus casas el siglo pasado, y en sus mesas no faltaban las herramientas propias del oficio.
La fragua
Las profesiones antiguas, como el herrero, el latero, el artesano del corcho o del esparto, el alfarero, el agricultor, el pescador, la tejedora, estaban reflejadas en los muchísimos puestos que se repartían por muchas calles del casco antiguo, siempre con muchos detalles y muy bien organizados.
Y si querías podías comprar desde una zambomba hasta un cucharro de corcho, un canasto, jabones, perfumes o cualquier vasija de barro. Siempre pensando que el dinero recaudado es para una causa solidaria.
El puesto de chicharrones
Y al final del recorrido, en la plaza de la Verdura, además de otros puestos de chucherías varias, podías pararte con tu familia a comer y reponer fuerzas: chicharrones, filetitos, queso, pan recién amasados, hogazas, como antiguamente (pan dulce con un huevo cocido en el centro), patatas, membrillo, tortas de anís...
La Plaza de Ubrique, iluminada por Navidad
Los Reyes Magos esperan a los niños en el edificio de la derecha
.Una vez terminado el recorrido (o antes de empezarlo) se imponía una paradita en la Plaza del Ayuntamiento para beber agüita fresca en la pila de la Plaza antes de hacer la cola para poder ver a los Reyes Magos, que amables y pacientes tuvieron tiempo para todos y cada uno de los niños y niñas que se acercaron a contarles sus ilusiones navideñas.
Y con esa ilusión navideña, tan infantil, es como se sale del belén Viviente de Ubrique, una obra de arte efímera que un grupo de vecinos organiza cada año y a los que queremos agradecer todos los esfuerzos, todo el trabajo , toda la ilusión que derrochan y contagian cada año.
¡Enhorabuena, vecinos!
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