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sábado, 16 de agosto de 2014

Petacas de Ubrique: un golpe de suerte

Las petacas recién adquiridas
Recibiendo un buen baño de crema, regenerando la piel



Por Esperanza Cabello

De vez en cuando nuestra búsqueda incesante de retazos de Ubrique por internet nos da sorpresas inesperadas. Tenemos la costumbre de hacer habitualmente un barrido en el buscador con palabras clave que para nosotros son muy interesantes: Ubrique, Ocurris, gamones, gañotes, petacas, curtidos, petaquero y un buen montón de palabras que son muy representativas.
Pero en esta ocasión hicimos un pequeño cambio, escribimos "piel/tabaco" en el buscador, y uno de los resultados nos llevó a una página de compraventa:
"Vendo varias cajas para tabaco de piel, antiguas"
Parecía muy interesante, el vendedor nos pedía unos pocos euros y pensamos que, aunque pudiera resultar una decepción, merecería la pena arriesgarse.


Dos de las petacas, empapadas en crema "Famos"


Y nos dispusimos a esperar nuestro paquete. Finalmente, envueltas en un montón de papel de embalar y metidas en una cajita bien preparada, han llegado estas verdaderas maravillas a nuestras manos:
Tres petacas magníficas, de la primera época de las petacas repujadas, y una purera más moderna, del primer tercio del siglo XX, de la Gran Fábrica de Petacas de Lorenzo Chacón.
Nos hace mucha ilusión imaginar que quizás algunos de los que están en esta fotografía sean los que fabricaron  precisamente nuestra purera.




Purera de Lorenzo Chacón
Recién embadurnada en "Nivea"



Las piezas estaban muy usadas, aún huelen a picadura de tabaco, y la piel estaba completamente reseca y un poco resquebrajada, pero eran espectaculares, una de las petacas de gran tamaño y profusamente repujada, y la purera, mucho más fina y de piel más delicada, se nota que las separan veinte o treinta años de "diseño en piel".



Sello de la fábrica de Lorenzo Chacón, en la calle Real


Al ver el estado de la piel nos acordamos de nuestro padre cuando compraba petacas y todo tipo de piezas en todos los mercadillos del mundo: Cada vez que tenía ocasión, recorría sábados y domingos los mercadillos de Jerez, de Cádiz, de Sevilla, de la costa... y siempre venía con alguna pieza que traía como un tesoro.
Ponía un trozo de tela de algodón sobre su mesa de despacho, limpiaba primero la petaca, después le ponía un poquito de crema de manos, Nivea, Famos, Atrix... esperaba a que se secara y finalmente volvía a pasar el paño de algodón con mimo y con ritmo, hasta que la piel recuperaba su brillo y su tersura. Si las piezas estaban muy estropeadas volvía a repetir la operación, pero siempre conseguía el resultado deseado.


Petaca repujada de finales del siglo XIX



Entonces nos dispusimos a buscar crema de manos y paños de algodón. Queríamos encontrar las mismas cremas que usaba nuestro padre, y nos fuimos a la farmacia a buscarlas, allí nuestra amiga Pepi nos dijo dónde podríamos encontrar esas cremas antiguas. 
Embadurnamos las piezas, las dejamos secar, las abrillantamos, las limpiamos... y ahora estamos seguros de haber adquirido cuatro auténticos tesoros.
Las petacas tienen un repujado parecido al troquel de Doroteo Rivero (en este enlace) por lo que pensamos que deben de ser de la misma época y quizás del mismo fabricante.


Un magnífico repujado en una petaca espectacular

Desde luego el resultado no ha podido ser más positivo.
Así que, a partir de hoy, nuestra búsqueda de documentación por internet se ha ampliado, estamos seguros de que además de libros, citas, datos y manuscritos también podemos encontrar objetos muy valiosos para nuestra historia y nuestro patrimonio.


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