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sábado, 10 de enero de 2015

La ciudad romana de Tavizna, por Manuel Cabello Janeiro





 Por Manuel Cabello Janeiro



            ¡Magnífica perspectiva se nos presentaba aquel sábado, 5 de marzo, cuando el padre de Joaquín Pacheco García llamaba a don Manuel para informarle de un tema de indudable interés para el grupo 208…!

            Porque aburridos estábamos. Desde que el Grupo había vuelto de Madrid, en el mes de noviembre del pasado año, 1.976, no había parado de llover… y nosotros queríamos “campo”.

            Un sábado y otro sábado, y un domingo y otro domingo, y… nada, que no podíamos acometer el estudio, de lo que tanto nos había hablado nuestro profesor.

            Hasta que aquella inolvidable mañana, una llamada telefónica nos pondría en contacto con una maravillosa aventura. El descubrimiento de una ciudad romana, que desde ahora bautizamos con el nombre de:



CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA



            Pero este descubrimiento no viene de ahora. Fue allá en 1968, cuando el Grupo presentó 41 posibles objetivos a estudiar; en aquellos entonces, a este objetivo le llamábamos “tumbas de la Zarza”, por ser este nombre el de una venta de camino que existe muy cerca del yacimiento.

            Durante el verano de 1968 en varias ocasiones fuimos allá. Unos diez kilómetros de Ubrique. Incluso al profesor De Sancha, lo invitamos a uno de nuestros innumerables paseos, siendo él mismo quién declaró que unas tumbas encontradas en la roca de determinadas características, pertenecían a tumbas de niños. Lo recordamos estupendamente.

            Desde entonces, hemos rastreado y “requeterrastreado” el lugar, en una zona aproximada de 1 kilómetro cuadrado, en su mayoría plano, con ligeras ondulaciones, y que intentaremos describir en estas Memorias y en el reportaje que hacemos de fotos y planos-dibujos, que acompañamos. Para ello comenzaremos con nuestras descripciones geográficas.



GEOGRAFÍA DE LA ZONA:



            Partiendo de la carretera 3331, a la altura de Las Cumbres, término municipal de Ubrique, y desde el hito kilométrico 22, tomaríamos la C.L.524, conocida por la de EL BOSQUE. Continuando por ella, a la altura del km. 8 y a unos diez kilómetros de Ubrique, una vez pasado el río de Tavizna, llegaríamos a unos grandes llanos, bordeados por pequeñas elevaciones de terrenos, que se conocen con el nombre de llanos de la Zarza, o de la Parrilla. Frente por frente a la Venta de la Zarza, y por la vereda que conduce al rancho del Molino y a los pagos de Tavizna, (es un camino de herradura) sobre un pequeño promontorio de terreno, y dominando a pesar de su pequeñez una vasta extensión de terreno, se encuentra el primer yacimiento que describiremos y que denominamos TUMBAS DE NIÑO.



            Siguiendo un poco más en nuestro camino, y en la misma dirección adentrándonos cada vez más en el monte (espeso de arbolado, carrascos y lentiscos), aparecen, de informal manera, rocas, calizas de tipo pudingas, que de vez en vez parecen como si hubieran sido cortadas, en bloques prismáticos o cilíndricos. Esta zona, no está totalmente recorrida porque son centenares de metros en lugares abruptos y de mal andancia. No obstante toda ella presenta un denominador común: El haber sido en su día una importante CANTERA, y como tal la estudiaremos.



Bordeando todo el cerro Mateo, sin llegar a la cortijada y a una media altura del mismo, hemos localizado, entre la vegetación más exuberante y en una zona sensiblemente llana, una basa de gran valor, con dos toros, y como a unos cincuenta metros de ella, una roca cilíndrica, hundida en tierra, como de un metro (por deducción) de diámetro, que bien puede ser un tambor de fuste, o una piedra de molino, (más bien nos inclinamos por esto último), y que desde luego corresponden a época muy primitiva. A esta zona la describimos con el denominador genérico de COLUMNAS Y PIEDRAS DE MOLINO.



            Desde esta semi-meseta recorrida, descenderemos nuevamente hacia la C.L.524, a la altura del puente Marrocano buscando un antiguo camino o calzada, y que en los planos del Instituto Geográfico y Catastral lo señalan como vía pecuaria, y que bien pudo ir sobre la antigua calzada romana de penetración que tenemos estudiadas hasta Ubrique, desde el Sur, y hacia el norte, pero no en dirección oeste, es decir a encontrarse con la Vía Augusta, a la altura aproximada de Hasta Regia, en el primitivo trazado de Gades, Hasta Regia, Ugia, Hispalis, Carmo, Astigi y Corduba en dirección a Cástulo. Esta vía, no bien estudiada, debió unir el municipio de Ocurris, con Itupcis y Carisa Aurelia, es decir una línea paralela al actual límite provincial Sevilla-Cádiz. Este recorrido lo abordaremos en el presente trabajo bajo el denominador de VÍA PRIMITIVA.



            Una vez pasada la carretera CL. 524, que corre paralela al antiguo camino, al menos en un buen trecho, y como a unos cincuenta metros de él, sobre un farallón de piedra, casi cubierto por ingente vegetación, de una verticalidad que imposibilita un buen trabajo para un reportaje fotográfico, nos encontramos con el último descubrimiento nuestro, de una necrópolis, excavada en la propia roca, con nichos en forma de grandes esferas, de un metro de diámetro (al menos la que está expoliada de antes), y que potencia nuestras hipótesis de que nos encontramos ante una ciudad romana totalmente desconocida. Este tema lo tratamos bajo el nombre de NECRÓPOLIS.



            Desde aquí buscaremos nuevamente el punto de arranque de nuestro imaginario paseo, es decir la Venta de la Zarza, en cuya dirección nos encontraremos un inmenso llano, con frecuentes restos arqueológicos sobre superficie (cerámicas, opus, sigiladas, tégulas, etc.) de los que hemos recogido buena cantidad para su estudio; todo este material está diseminado en una extensión de terreno aproximada a los 1.000 metros. Destacan algunos paredones, junto a la finca de la Zarza, ocupándonos de ellos en RESTOS DE LA POBLACIÓN.



Todo lo descrito ocupa una extensión aproximada de kilómetro cuadrado, y cuyo cuadrado estuviera delimitado por cuatro puntos vértices-geodésicos de un imaginario entre la Venta de la Zarza, Necrópolis de Niños, Puente Marrocano y Cortijo de la Zarza, tal y como lo describimos en uno de nuestros planos.



HISTORIA DE LA ZONA: No vamos a acometer un análisis o crítica de la pervivencia del hombre en esta CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA. No, porque de estos se ocupará la Arqueología, y la propia ciencia histórica. Nosotros, vamos a relatar, paso a paso, nuestra historia, la del por qué hemos llegado a estas conclusiones, después de diez años, de recopilaciones de datos, nuestras visitas, nuestros estudios, nuestros trabajos… y como hemos sabido captar la voluntad de la gente, para que se interesen por aquella parcela que nos legara la historia, historia que si en superficie, salvo la cantera y las necrópolis, no es espectacular, si lo será cuando este verano, Dios mediante, se hagan algunas excavaciones, dentro de las programadas para Ubrique…



Todo empezó en 1.968…



            El Grupo 208 de Misión Rescate había empezado a trabajar de lleno en el Salto de la Mora. Aquello tenía “garra”. Una y otra vez, el Grupo se reunía para ir clarificando objetivos a seguir en fechas posteriores. En verano de 1968, presentamos al programa un pequeño guión, con un plano incluso, de todos los yacimientos arqueológicos que había en la comarca. En total eran 41. A esta cantidad habíamos llegado, gracias a la colaboración de todos los batidores y rastreadores del Grupo. Era consecuencia lógica, de aquel famoso concurso de “PISTAS”.

Por otro lado, y esto nunca lo hemos referido, Ubrique, por aquellas fechas era una población de inmigrantes. Venían al logro de nuestros archifamosos artículos de marroquinería. En general eran familias procedentes del campo en busca de mejores condiciones de vida…

Y estos hombres, criados en nuestros campos, conocían al dedillo su orografía y, como no, todos los restos de “obras de moro” que hay por aquí. Y así llegamos a conocer estos verdaderos yacimientos arqueológicos, gracias a las informaciones que a sus hijos, en nuestras escuelas, facilitaban sus padres.

            Un antiguo rastreador, hoy es también protagonista. ¿Recordáis aquel chico que entregó para un “belén” una cabecita de toro?, pues este mismo chico, mejor dicho padre, sería quien nos diera la primera pista sobre la Ciudad Romana de Tavizna. Nos habló, de las tumbas que lo llamamos de niños. ¡Claro, eran las más espectaculares! Y allí fuimos una y otra vez, y hasta conseguimos llevar al que actualmente es hoy director de las excavaciones del Salto de la Mora, que fue quien en definitiva las señaló como unas tumbas para niños. La describiremos:



A)    TUMBAS DE NIÑOS.



Se trata de varias tumbas, (las que están a la vista están expoliadas) unas semi-prismáticas, otras semicilíndricas, excavadas en la propia roca. Hemos contabilizado siete de ellas en una pared de no más de 10 metros de longitud, aunque esta pared se continúa, formando ángulo debajo de tierra. Siguiendo consignado nuestro Programa, no hemos hecho excavaciones, pero si hemos limpiado de malezas, tierra suelta, y piedras algunas de ellas, encontrando en las dos centrales, que no tienen cubiertas por desprendimiento, unas pequeñas hornacinas, para las ofrendas, o para el depósito de las urnas cinerarias. Son pequeña, las hornacinas, pues tiene aproximadamente 30 cm. De ancho, por 20 de alto por 20 de fondo. En las bases de estas pequeñas hornacinas nos encontramos con un pequeño reborde que imposibilita la caída hacia fuera de las ofrendas o las urnas que se depositaron en ella.

El tamaño de las tumbas en general, es de 50 cm. De ancha, 75 de alto y de fondo puede alcanzar los 60-70 cm. Porque su forma no es  regular. Frente a las tumbas, un pequeño llano artificial, o plataforma primitiva, a la altura de las bases de los enterramientos que le da un aspecto de santuario al aire libre.



LA CANTERA.



Interesantísimo resto arqueológico. Cuando en principio nos señalaron las que denominamos Tumbas de Niños, nos hablaron de “bancales” de piedra. Este dato está tomado de nuestro abundante archivo. Y efectivamente, desde que en marzo iniciamos esta tarea central del estudio de la Ciudad de Tavizna, hemos realizado un estudio concienzudo sobre esta primitiva cantera, que por cierto no hemos terminado totalmente, primero por su amplitud, y segundo porque la vegetación no nos deja. Nuestros especialistas Piñero y Pacheco han medido alrededor del medio millar de huecos, de donde han salido sillares, sillarejos, basas, capiteles, tambores de fustes, etc. Piedras, que están no solo en la propia ciudad estudiada, sino que hemos hecho estudios comparativos, y el mismo material lo encontramos en el Salto de la Mora, en los Bujeos, en Itupcis, etc. Como anécdota podemos agregar que la mayoría de las medidas corresponden a sillares normales, del orden de un cuarto de metro cúbico, pero ha habido concretamente tres, que medían más de dos metros de larga, es decir, que corresponden a tres gigantescos sillares. Las columnas, o parte de ellas, que denunciamos en la pág. 2 de nuestras MEMORIAS, presentan según lo descubierto una magnífica factura y alta calidad, expresada por su cincelado y por la categoría de los dos “toros” ornamentales de la misma. Esta pieza, aunque la hubiéramos querido rescatar para nuestra Glorieta de Misión Rescate en el pueblo, no hemos podido por su gran peso y agreste sitio donde está.



B)    COLUMNA Y PIEDRA DE MOLINO.



Relatando el anterior capítulo, hemos relacionado la gran basa de columna encontrada en la semi-meseta del cerro Mateo. Está como escondida entre la maleza. Y muy próximo a ella, como a unos cincuenta metros como antes hemos dicho, una fenomenal piedra cilíndrica, a manera de piedra de molino de tambor de fuste o similar, se encuentra semienterrada por el tiempo, y que desde luego no hemos intentado sacar, por su magnitud, y porque había que hacer obras de excavación que pudiera perjudicar a lo que pueda haber allí.

No desechamos la hipótesis que se trata de material obtenido de la próxima cantera, y que quedara allí. Eso lo dilucidará la piqueta del experto…



C)    CALZADA O VÍA PRIMITIVA.



El gran empeño que pusimos en el estudio de la Vía de penetración desde Carteya hacia el interior, a su paso obligado por Ubrique, y siguiendo dirección norte, en la 9ª Campaña, puede aumentarse al comprobar que próximo a las dos necrópolis estudiadas en estas MEMORIAS nos encontramos con un camino, que bordeando el río de Tavizna, asciende muy próximo a la necrópolis del talud hacia las alturas del cerro, buscando la dirección oeste. Un somero estudio de posibilidades, nos completará su origen, que parte precisamente desde Ubrique, porque la configuración geográfica, encerrada entre dos montañas, la del Albaicín y la del Higuerón, no pueden dar otra alternativa.

El grupo en la necesidad de documentarse, separa el estudio de la Vía de Penetración en el verano de 1975, vio como la provincia gaditana está atravesada por la Vía Augusta, que partiendo desde Gades, se adentraba hacia el norte, pasando por Hasta Regia o Mesa de Hasta. A esta altura, aproximada, nos encontraríamos con la unión de esta otra, localizada hipotéticamente por nosotros, con la augustal, después de recorrer los municipios de Iptuccis y Clarisa Aurelia, de entre otros.

A escasa distancia, unos doscientos metros, hay un puente, hoy destruido llamado puente de Tavizna, que si bien en si, está reconstruido, o ha estado reconstruido, bien pudo llamarse romano, como producto de su antigua fábrica. De este puente, tenemos una lápida conmemorativa que dice: “AÑO DE 1.730 GRACIAS A CUATRO VILLAS SIENDO SINDICO LUIS PAEZ CHACON”. El valor aquí de esta inscripción pontal es solo anecdótico.

Lo que si es cierto, que recorrida en parte esta posible calzada, tiene toda la pinta de ser una auténtica Calzada Romana.



D)    NECRÓPOLIS DEL TALUD.



Y por fin nos encontramos ante la gigantesca fábrica de estas necrópolis. Lamentablemente están en una pared casi vertical, y es imposible captarla fotográficamente con los medios que disponemos, porque para ello, o tendríamos que poner una terraza con andamiaje especial, imposible por su coste, o tener unas cámaras especiales, con potentes teleobjetivos, que pudieran plasmar la belleza de estos enterramientos. Lo cierto es que el SR. Pacheco, un buen día de paseo con su familia en el campo, observó en esa pared, la existencia de una oquedad, que denunció al Grupo, por medio de su hijo. Le había llamado la atención. El Grupo, en múltiples ocasiones ha visitado la zona, pero nunca la había localizado. Ciertamente que estas oquedades están tapizadas por exuberante vegetación, y que son muy difíciles, por su posición y encubierto, el poderla ver de buenas a primeras. Pero tenemos la fortuna que nuestro rastreador Joaquín Pacheco García, acompañado un día por su padre la localizara y las descubriera para el Grupo, siendo esta la chispa para que toda la actividad del Grupo, se haya centrado en este tema y podamos hoy contarlo para Vdes.



            Lo primero que hemos hecho ha sido limpiar en lo posible la vegetación, las piedras sueltas, y cuanto estorbaba para hacer una pequeña prospección oficial. En principio hemos localizado hasta cinco huecos, de los cuales uno solo, se ve que ha sido violado, pero que en contra tiene una factura de extraordinario acabado. Hacia la derecha de esta primera oquedad existe otra, no descubierta, pero que se deja ver en la propia roca. Más abajo, unos dos metros, existen otras dos, semi-paralelas a las anteriores. La de la izquierda, llena de tierra, piedras, y restos de todo tipo, y la de la derecha a su vez, casi tapiada, ya que por derrumbe solo aflora la parte superior.

            Y continuando, aún más abajo nos encontraremos con otras dos, casi en posiciones idénticas a las anteriores, pero estas mejor conservadas, aunque como todas rellenas nuevamente. Se conoce que a partir de aquí, es decir a unos cinco metros de la máxima altura de la roca, continuaron habiendo nuevas sepulturas, porque la tierra desprendida desde arriba, ha formado un compacto, que cubre con una fuerte capa el resto de la necrópolis.



E)    RESTO DE LA POBLACIÓN.



Y desde este impresionante talud o farallón, nos dirigimos nuevamente hacia la Venta de la Zarza, por una zona eminentemente llana. Y será en todo este sector donde nuestros rastreadores de ahora, y de los grupos que le precedieron han encontrado más abundante y valioso material, generalmente cerámico. De éste, los hay de todo tipo: ops, sigalatas, tégulas, restos de mil y un cacharros, etc. De ello hay buenas muestras en nuestra colección Rescate. Y de lo último encontrado, y aún no catalogado por nosotros, en el álbum que acompaña a las MEMORIAS hay importante muestrario. En cierto modo este llano está recorrido por la carretera local 524, atendida, de vez en vez, por los equipos de Obras Públicas. Pues bien recordamos, aproximadamente hace cuatro años, que sacando arenisca para unas reparaciones de la carretera, las máquinas dieron con abundantes materiales, sobre todo tégulas y ladrillos grandes, por lo que el capataz de la misma, D. José Chacón, llamó a nuestro Maestro-jefe, que le visitó, y a la vista de lo que allí había, les recomendó nuestro Maestro, que dejaran por el momento esta excavación, y la hicieran en otro sitio, como así, gentilmente, lo hicieron. Este pequeño rincón está dispuesto para que este verano, tengamos nuevamente una zona de prospecciones arqueológicas, ya que así lo tenemos interesado.

            Y ya próximos a la casa de la Zarza, a sus espaldas y en un buen radio de extensión, casi podríamos asegurar los 200 o 300 metros, diversos paredones de obras a todas luces romana, por su argamasa, y en otras por sus incertum, se distribuyen por doquier, destacando tres amplias salas rectangulares que en su día debieron ser viviendas o locales de cualquier tipo.






 





Indudablemente con este enorme rastreo que ha llevado el Grupo 208, escriben seis apartados, en esta HISTORIA DE LA ZONA, cuyos apartados podrían constituir, de por si, un objetivo determinante, demuestra la existencia de esta CIUDAD ROMANA DE TAVIZNA, inédita, desconocida, y que nadie ha podido ni imaginar. Pero para ello, han tenido que ir enlazándose una serie de acontecimientos y hechos durante diez años, y una labor conjunta de equipo, para que se llegue al final. Al final nuestro, queremos decir, porque el punto final de esta hermosa historia, lo pondrá el técnico y la arqueología nacional.

Fácil es vislumbrar, el enorme trabajo al que hemos estado sometidos, y en algunos momentos en peligro, conjugado, claro está por la presencia de nuestro Maestro-jefe. Pero a más de uno de nosotros “las borregas” en las manos nos han salido de tanto limpiar. Unamos a estos, harto ya de limpiar, la confección de planos, dibujos, croquis, teniendo que tomar medidas, subiendo y bajando, de arriba abajo, un día y otro día… menos mal que lo mejor de todo eran los comentarios que en la clase de sociales, hacíamos en amplio y dilatados diálogos, siempre era agradable hablar de estos temas.






 





Con esto queremos poner punto y final, en estas MEMORIAS, estando solamente a la espera de las certificaciones del experto.





 Manuel Cabello Janeiro

Ubrique, mayo, 1.977



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Queremos agradecer a Manuel Jesús Venegas el gran trabajo que ha realizado con la transcripción de los textos de esta Memoria.


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