¡Buena fruta y a muy
buen precio!
Por Esperanza Cabello
La fotografía en blanco y negro
pertenece al archivo de la familia Cabello Izquierdo. Está hecha en los
alrededores de la iglesia en los sesenta.
Corrían buenos años para el casco
antiguo, en esta zona se desarrollaba casi todo el comercio del pueblo. El
mercado de abastos, justo enfrente de la iglesia, vivía sus mejores tiempos:
carnes, pescados, frutas y verduras autóctonas.
La familia Arenas se había
dedicado al comercio en la última generación. El bisabuelo, Ildefonso, había
llegado a Ubrique desde Villaluenga buscando mejores ofertas. El abuelo, Diego,
había sido carpintero, y los hijos, Alfonso y Pura, se dedicaron al comercio.
Al principio traían el pescado desde Algeciras, ya en camiones, y Rojas, el
pregonero, iba pregonando por las calles qué pescado había y a cuánto el kilo.
A finales de los cincuenta
hicieron amistad con una familia de Sanlúcar, Manolo, Lola y su hijo Josué, que
empezaron a venir a Ubrique para poner un puesto ambulante. Primero en la plaza
de la Verdura y más tarde junto a la iglesia. Alfonso, conocido en todo el
pueblo como “Fidel”, y su sobrino Ángel, se encargaron entonces de otros
puestos ambulantes, con una excelente fruta y buenísimas papas de Sanlúcar que
hicieron el furor de las cocineras ubriqueñas. En la foto vemos a Fidel con su
boina y a su sobrino Ángel vendiendo. La señora del fondo es Adela, la que
vivía en el callejoncito que sube de la Torre a la calle Villaluenga. Y los
precios de la fruta, ¡en pesetas! A diez pesetas el kilo de uvas, a cuatro el
de cebollas, a ocho el de tomates…
Detrás de los puestos, justo en
la puerta de la clínica podológica actual, el “dos caballos” de Manuel Cabello,
azulito, con matrícula de Málaga.
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