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jueves, 7 de abril de 2016

Hasta siempre, Rosario Ortiz Moreno

Calas en el río de Ubrique


Por Esperanza Cabello

Ayer murió Rosario Ortiz Moreno, una ubriqueña de bandera, conocida y apreciada por todos. Esta mañana ha tenido lugar la ceremonia fúnebre, y la misa será mañana, viernes, 8 de abril, por la tarde, en el horario habitual.
 
Hay personas que marcan nuestras vidas, personas que se han hecho especiales por una razón o por otra, y que, pase lo que pase, seguirán formando parte de nuestra vida, de nuestros recuerdos, de nuestras vivencias.
Rosario es una de esas personas, parece que toda nuestra vida ha transcurrido cerca de ella. Desde que nos fuimos a vivir a la calle Matadero, por la "salía", allí éramos prácticamente vecinas (la recordamos siempre rodeada de niños) hasta más recientemente, cundo se mudaron a la avenida y montó un negocio que, con muchas modificaciones, hoy lleva su hija Inmaculada.
Madre de familia muy numerosa, Rosario se casó muy jovencita con José Carrasco,  que era viudo y aportaba tres hijos al matrimonio, para ellos fue siempre una madre. 
Pero poco a poco la casa se fue poblando con una numerosa prole: Manolo, José, Andrés, Ricardo, Mari Carmen, Inmaculada, Esther, Miguel, Raquel... Muchísimos niños que llenaron la casa de alegría y también de mucho trabajo.
Ella se encargaba de su casa y de su negocio, junto con su marido y su hija Inmaculada, y poco a poco sus hijos fueron creciendo y formando, a su vez, su propio hogar. Así que también llegaron los nietos para alegría de su abuela.
En los últimos años hemos tenido ocasión de conversar con ella muchas veces, era una mujer sencilla, sin tonterías, amiga de sus amigos y siempre discreta, amable, dispuesta y sonriente.
Siempre ha tenido una palabra agradable para nosotros, siempre ha tenido empeño en mejorar, en disfrutar de la vida.
Y a pesar de los años y  de la enfermedad de los últimos tiempos, su vida ha sido para nosotros un modelo. Le gustaba disfrutar de esos largos paseos por la avenida siempre en compañía de su inseparable amiga; siempre bien arreglada y dispuesta a un buen ratito de charla. 
Y ha sabido aprovechar hasta el último momento la vida.
Nos entristece terriblemente su pérdida, pero al mismo tiempo siempre la recordaremos con una sonrisa y con todo nuestro cariño.


 ¡Hasta siempre, amiga!
Te echaremos de menos

 Descansa en paz, Rosario, y todo nuestro cariño para tus hijos,
 tus nietos, tus sobrinos y toda tu familia que te quiere. 


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