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martes, 17 de mayo de 2016

Un lobo rabioso provoca la muerte de dos ubriqueños en 1730

 Imagen de un lobo en 1585 
Juan de Arphe BNE




Por Esperanza Cabello

 

Seguimos entusiasmados con la transcripción del Manuscrito de Rafael Aragón ( escrito entre 1839 y 1844) con nuestro compañero Antonio Domínguez Gil, y de vez en cuando, entre listados interminables de genealogías familiares, encontramos algunos datos muy curiosos. Este ha sido hoy el caso. Hemos encontrado a dos de sus parientes que murieron mordidos por un lobo rabioso.
 
Este es el extracto:

Manuscrito de Rafael Aragón Macías AHMU



"Miguel de Aragón casó en 1694 (L. 4º F. 76) con Ysabel Gomez Calderon, hija de Andres Montero Calderon y de Marina Alonso. Murieron ambos consortes rabiando por haberles mordido un Lobo rabioso en el mes de Mayo de 1730 y cada uno fundó una Capellanía en dicho mes y año, y no dejaron sucesión".
 

Como ya escribimos hace un año (en este enlace) los lobos existieron en  nuestras sierras hasta 1912, y en ocasiones provocaron el pánico entre los lugareños, aunque en general la convivencia era bastante estable.
Es muy curioso que ambos murieran a causa de la mordedura de un lobo rabioso, y muy significativo ver que ambos cónyuges, sabiendo que iban a morir y preocupados por la salvación de sus almas, fundaron una capellanía cada uno. 
¿Qué es una capellanía? Hemos estado leyendo un estudio que nos lo explica:

 "Las Capellanías son fundaciones perpetuas hechas con la obligación aneja de cierto número de misas u otras cargas espirituales que debe cumplir el poseedor en la forma y lugar previstos por el fundador. Por tanto, el fundador segregaba de su patrimonio unos bienes que se destinaban a la manutención del clérigo poseedor de la capellanía.
La creación de las capellanías constituyó uno de los pilares básicos de la economía de la Iglesia, puesto que con su fundación se apartaba de la libre circulación una gran masa de bienes raíces. Las capellanías contribuían a la salvación del alma de sus fundadores y generaban una renta, a partir de la cual se mantenía el capellán de forma vitalicia".
("Las capellanías en los siglos XVII y XVIII a través del estudio de su escritura de fundación" Por Candelaria Castro Pérez, Mercedes Calvo Cruz y Sonia Granado Suárez).

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