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domingo, 6 de noviembre de 2016

Antonio Mateos Coronil, por Daniel B. Marente

Actuación de la Coral con Daniel B. Marente como Director
Servitas. Cádiz 2008


Por Daniel B. Marente


Ayer de madrugada nos dejaba nuestro querido Antonio Mateos Coronil: Antoñín, como todos le conocían en el pueblo.
"Tilín" como yo solía llamarle cariñosamente tras una divertida anécdota en un concierto en el hotel Los lebreros de Sevilla. Los que de verdad conocían la amistad que un día nos unió, entenderán de sobras el porqué del psudónimo. Aunque un poco más tarde y tras los ensayos de la gran vía de Chueca y Valverde pasó de ser Tilín a secas para convertirse en "Tilín de Muñóz"....Sé que a más de uno que recuerde esa época pasada le traerá una sonrisa a su rostro el recordar tales hazañas, pese a la tristeza que a todos se nos queda hoy tras su partida.
Antoñín fué siempre un hombre campechano y sencillo, de su familia y de sus amigos. Un tipo espléndido y desprendido como el que más cuando tuvo que estar para tender una mano donde hiciese falta. Siempre un consejo, siempre un oido....Una entereza de hierro para superar obstáculos y dificultades, muchas de ellas por sus contínuos problemas de salud que se le fueron presentando a lo largo de muchísimos años. Pero ahí estaba siempre, al pie del cañón restando hierro al asunto y bromeando constantemente sobre ello.
Tilín era un enamorado de la vida, era todo un personaje, de los de verdad, y sé que muchísima gente le va a echar en falta a partir de ahora.
Yo he tenido suerte de haberme topado con él en la vida , incluso he de reconocer que fué un apoyo indispensable en un tiempo pasado, he disfrutado de su sabiduría, así como también he compartido con él momentos muy importantes de mi existencia y de mi transcurrir por la vida.


Quiero compartir en su honor un texto de San Agustín que trata sobre la partida de este mundo. Es una preciosidad:

La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.
Yo soy yo, vosotros sois vosotros.
Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo
Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente.
No toméis un aire solemne y triste.
Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.
La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?
Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino.
¿Veis? Todo está bien.
No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban\ y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
AMÉN



Con esta bonita foto (servitas Cádiz 2008) me despido de él. Tan solo en el plano "físico", ya que él sigue y seguirá con todos sus amigos, con su familia y por el discurrir de las calles y plazas de su pueblo...
Tu obra y tu existencia perdurarán para siempre , no me cabe la menor duda.
Un abrazo, Tilín


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