Por Esperanza Cabello
Ya hace algún tiempo que publicamos (en este enlace) los datos del anuario de 1932, extraídos de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional.
En una nueva búsqueda en este anuario hemos encontrado diversas variaciones muy curiosas en varios pueblos, pero las que nos interesan están, por supuesto, en Ubrique.
Y es aquí donde encontramos la firma "Hermanos Cabello" de nuestro pueblo entre las fábricas de petacas y carteras.
Ya hemos hablado en anteriores ocasiones del trabajo de nuestra bisabuela Joaquina Orellana Artacho, que llegada de Argentina, viuda con seis hijos, decidió, con la "platita" que traía, iniciarse en el mundo de la fabricación de petacas, montando su propia fábrica y convirtiéndose en la primera mujer que gestionaba una petaquería en el pueblo.
Pero ahora queremos añadir el relato de nuestro tío José María Cabello, que con su memoria prodigiosa recuerda todos los datos de esta historia.
"... Allí fue recibida, en casa de José Cabello Medina, en principio,
con cariño y con cierta curiosidad.
Hablaban americanizado,
distinto del tono cantarín, propio del lugar en aquellos primeros años del
pasado siglo. Al abuelo Paco cariñosamente le llamaba Pancho. Pero la
convivencia se fue enfriando hasta que la abuela Joaquina, mujer valiente,
decidió instalarse con valentía en hogar propio. El ambiente ultraconservador
del cura la enervaba. Ella era mujer libre, independiente, luchadora, piadosa
pero en las antípodas a la forma de pensar de su cuñado. Y para colmo, las
primeras atenciones hasta económicas que el cura tenía para ella y sus hijos se
derivaron a la familia del sacristán. Y así se originó la ruptura.
Ella se
instaló en la calle Real, donde tuvo lugar el domicilio social de la fábrica de
artículos de piel Hermanos Cabello. Una de las primeras marroquinerías
ubriqueñas de los años veinte del pasado siglo. Ahora que las nuevas
generaciones, incluida la de sus descendientes directos, manifiestan su deseo
de completar el callejero local con nombre de mujeres creo que una de las
primeras debe llevar el nombre de doña Joaquina Orellana Artacho, mujer
valiente, ejemplar, primera empresaria marroquinera.
Desligada de su hermano en
Argentina, sin posibilidad de buscar raíces en su lugar de nacimiento, Cuevas
Bajas, un pueblín de la comarca de Antequera lindando con la provincia de
Córdoba, y liberada de la asfixiante convivencia con su cuñado, el cura de
Ubrique, Joaquina no se arredró. Todo lo contrario. Con su recia personalidad,
cincelada por el dolor y el desprecio decidió actuar por sí sola. Y con la platita que conservó de su estancia en
Argentina, más la colaboración de su hijo Paco, convertido en cabeza de familia
en sus incipientes dieciséis años, invirtió en la petaquería establecida en la
calle Real con el nombre de Hermanos
Cabello. Razón social que se mantuvo viva hasta los años cincuenta del
pasado siglo. Y es así como la abuela Joaquina se convirtió en la primera mujer
empresaria marroquinera de Ubrique.
Ni que
decir tiene que abuela Joaquina había puesto el capital, pero el alma comercial
del negocio era el abuelo Paco. Lógicamente, al independizarse una vez casado
disminuyó su volumen de trabajo. Pero siempre se mantuvo el ritmo de cuatro o
cinco petaqueros con la ayuda de los tíos Joaquina y Miguel, hasta la forzada
desaparición de la firma, que siempre contó con la tutela del abuelo Paco, que
vendía como suya la producción, o alquilaba la plancha para la suya".
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